Las 10 fases por las que todo viajero pasa cuando planifica sus vacaciones

 

1. ¿DÓNDE VOY?: Finalmente has decidido cuándo coger vacaciones y cuantos días irte pero… ¿A dónde? Evidentemente si vas a viajar una semana puede que cruzar los 5 continentes no sea la mejor opción. Tú sabes ya donde quieres ir, pero buscas y rebuscas alternativas. Si vas con amigos se convertirá en un infierno, cada uno querrá ir a un sitio y tu acabarás queriendo tirar el ordenador por la ventana. Después de leer decenas de artículos como: ‘Los mejores destinos de playa en Europa’ o ’10 destinos low cost’ te decides por la opción inicial que tenías en mente. Quizá no hayamos avanzado mucho, pero seguro que habrás aprendido un poco de arquitectura Italiana o gastronomía Francesa después de leer media docena de blogs mientras decidías.

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2. EL TEMIDO MOMENTO DE LA RESERVA: Has visto los billetes a precio inmejorable, el ansia te puede, tienes ya la tarjeta de crédito en mano y adivina… se cae el Wi-Fi. En ese momento sale el Satanás que llevas dentro y empiezas a jurar en todos y cada uno de los idiomas que conoces, reinicias el router, das patadas al ordenador, te resignas, lloras, rezas. Hasta que vuelve la conexión y adivina: La sesión ha expirado. Y entonces te toca repetir el ritual, desmarcar las casillas de «No quiero seguro de viaje», «No quiero llevar equipaje extra» y «No quiero que me alquiléis un coche aunque se que después tendré que hacerlo pero tengo tanta prisa que no quiero que lo hagáis vosotros». Compras los billetes, te llega la confirmación: Respiras.

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3. HYPE: ¡No me lo puedo creer! ¡Me voyyyyy! Y das saltos de alegría sobre la cama. Buscas videoreportajes en Youtube, empiezas a leer los mismos artículos que has leído más de 100 veces, puntos de interés del destino, que excursiones hacer, donde está la fiesta… y tu te ves ya en la playa con una cerveza en la mano, bailando rodeada de guiris, con ese outfit que acabas de ver alguna tienda online que te quedaría de muerte… espera, ¿No quedan aún 4 meses? Tu ya estás pensando en que vas a llevar en la maleta… a todo esto, aún te queda reservar una cosilla.

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4. DE HOSTAL, HOTEL O APARTAMENTO: Ay amigos, y vosotros creíais que reservar billetes de avión sería una odisea. Pues espérate cuando entres en un portal de reservas y encuentres una docena de sitios que te van bien: Decidir destino te habrá parecido un camino de rosas. ¿En el pueblo o en primera linea de playa? ¿Centro ciudad (Que así puedes aprovechar le transporte público) o zona rural (Y alquiler de coche)? Mira que mono este resort todo incluído, menuda oferta… pero si voy a un apartamento estoy libre de horarios e igual me ahorro unos euros… Pasan los días, chequeas cada día para ver si ponen alguna oferta pero nada. Todos te parecen divinos de la muerte y entran en tu presupuesto. Y cuando parece que te decides por uno la duda te asalta y vuelves a llorar. Al final te la juegas a pito pito gorgorito, esperando no arrepentirte después.

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5. PREPARATIVOS GENERALES: La fecha se acerca y sube el Hype de nuevo. Te vas de shopping a comprar las últimas cosillas, revisas que todos los líquidos cumplan las normativas y empiezas a jugar a tetrix para que te entre todo en la maleta. Tranquilos, aquí os damos algunos consejos sobre ‘Como viajar con equipaje de mano y no morir en el intento’. Imprimes los apuntes que te has preparado para no perderte y que todo vaya sobre ruedas. La noche anterior preparas la tarjeta de embarque y la metes en ese bolsillo exterior que todas las maletas de cabina tienen. Compruebas 3 veces antes de irte a dormir que esté ahí, no sea que alguna extraña fuerza alienígena la haga desaparecer y se te fastidien las vacaciones. Apagas la luz y evidentemente, no duermes… la emoción te puede.

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6. DE VIAJE: Te despiertas después de haber dormido como mucho 3 horas con una cara que podrías pasar por extra de ‘The Walking Dead’. Te preparas y vuelves a comprobar que los extraterrestres no te hayan robado la tarjeta de embarque. Sales con 4 horas de antelación hacia el aeropuerto, porque si algo puede pasar, créeme que pasará… y cuando tu tienes prisa para llegar a un sitio siempre habrá tráfico, caerá un meteorito en medio de la carretera o habrá un rebaño de ovejas cruzando tan tranquilas. Llegas al aeropuerto y las opciones son 2: Que haya una cola kilométrica para pasar el control de seguridad o que no haya nadie, y en esto no hay término medio. Como habrás llegado con un montón de tiempo, para tocarte las narices, pasarás el control en un abrir y cerrar de ojos y tendrás otras 3 horas de espera en la terminal dando vueltas por las mismas tiendas de siempre del Duty Free. Evidentemente, el día que llegues con el tiempo justo te harán descalzarte, pasarás el arco, pitarás, lo volverás a pasar, por poco no te mandarán desnudarte y encima te abrirán la maleta porque en el escáner no ven claras las cosas… todo mientras en la pantalla de vuelos ves un ‘Last Call’ terrorífico. Pero bueno, pasarás el filtro de seguridad, embarcarás ¡Y llegarás a tu destino!

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7. ¡VA-CA-CIO-NES!: Seamos sinceros, después de toda la odisea, ¡Te las mereces! Finalmente visitarás esos sitios que has visto en todas las guías, probarás platos nuevos, harás nuevas amistades y quizá aprendas algo de un nuevo idioma.

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8. RESIGNARSE A VOLVER: Es el último día de tu estancia, y tu no quieres irte (¿Quién querría?). Te repites una y otra vez que no es posible, que te has equivocado en las fechas y que aún te queda un día… ¡Pero no! Debes aceptar la dura realidad, y como dice una frase de una canción, ‘Solo vuelves si te vas un día’. Así que aprovecha hasta el último momento, si hace falta esa noche no duermas… ya tendrás tiempo de echar una cabezada en el avión.

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9. DE VUELTA A CASA: Ya es inevitable. Vuelves al aeropuerto, vuelves a pasar el filtro de seguridad y a ver las mismas tiendas de siempre. Llevas a rastras la maleta como si fuera un saco de patatas y por tu cara parece que se te haya muerto el canario. Has perdido todo el entusiasmo que tenías a la ida… así que subes al avión y lo único que quieres es llegar lo antes posible a casa.

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10. DEPRESIÓN POST-VACACIONAL Y… VUELTA A EMPEZAR: Estás en casa. Es hora de descargar las miles de fotos que has hecho con tu cámara y subirlas a Facebook. Intercambias algún mensaje con tus nuevas amistades, repartes los souvenirs que has traído para la familia y pones la lavadora con la maleta que acabas de deshacer. Se acabó la aventura… Hasta que ves las fotos que han subido tus amigos y se te ocurre preguntar… «¿Dónde has estado tú? Tiene buena pinta ese sitio…» Y vuelta a empezar. Vuelve el hype y la motivación y tu ya estás organizando tus próximas vacaciones… aunque aún quede un año 🙂

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¡Felices viajes!

Como viajar con equipaje de mano y no morir en el intento

‘Lo sentimos señorita, pero su equipaje de mano no cumple con las medidas establecidas por la compañía’

Pánico. Terror. Empiezas a sudar delante de la puerta de embarque porque sabes que te has pasado metiendo cosas en el equipaje (Evidentemente el gato, las cenizas de tu abuela y el palo selfie sobraban), parece que tu maleta esté a punto de parir gemelos y ahora te toca sacar a pasear la Visa para pagar la penalización.

Esto es, en resumidas cuentas, la pesadilla más temida por todo viajero. Esto del Low-Cost está muy bien, pero cuando sabes que eres incapaz de viajar sin llevarte la casa a cuestas, digamos que la cosa se complica. Para colmo, el año pasado la IATA (International Air Transport Association) propuso reducir aún más las medidas estipuladas para el equipaje de cabina… por suerte es un tema que aún está en stand-by.

Pero no os preocupéis, ¡No hay nada que no se pueda resolver! Eso si, no juguéis a la ruleta rusa: Sabemos que raramente controlan medidas y peso de todas y cada una de las maletas, pero Murphy es caprichoso y si, cuando menos os lo esperéis os tocará justo a vosotros.

Primero, tenemos que asegurarnos de que nuestra maleta cumpla con los estándares establecidos. Cada compañía tiene el suyo y generalmente pueden varias de algunos centímetros o algún Kilo. A continuación os dejamos un gráfico con las medidas de las principales aerolíneas low-cost:

medidas

Una vez que tenemos nuestra maleta reglamentaria hay que preguntarse algunas cosas básicas:

¿Cuántos días voy a estar fuera? ¿Voy a hotel o apartamento? ¿Soy capaz de sobrevivir llevándome lo justo?

Por experiencia personal he llegado a viajar durante una semana con una maleta de mano sin problema. El verano pasado estuve 2 semanas en Finlandia, llevé una maleta en cabina y otra facturada y al final la mitad de las cosas ni las usé… Además, facturar equipaje sube el precio del billete, con lo que si queremos centrarnos en el ahorro tendremos que arreglarnos con el equipaje de mano.

Muchos hoteles tienen servicio de lavandería, normalmente de pago, por lo que si nos alojamos en apartamento siempre tendremos más libertad de lavar nuestra ropa, evitando tener que llevar un outfit para cada día de la semana.

Aseguraos de llevar suficientes cambios de ropa interior y productos básicos de higiene: Y aquí ojo, porque la normativa no permite llevar líquidos de más de 100ml en cabina. Y todos sabemos que los geles, champús, desodorantes… tamaño ‘mini’, por alguna extraña razón cuestan el doble por lo que tenemos 2 opciones: Comprar envases vacíos de 100ml y rellenarlos en casa o comprarlos directamente en el lugar de destino (Cuesta 5 minutos andar al supermercado más cercano y comprar los productos que vayamos a usar durante nuestra estancia), ganando así espacio en la maleta. Lo mismo para cremas, maquillaje… son productos algo más costosos como para comprarlos para una semana, por lo que os aconsejo comprobar que respetan las medidas.

Te vas de vacaciones, no a desfilar en la pasarela de Milán: Este punto me divierte muchísimo, puesto que el año pasado me pasó algo muy curioso. Estuve 5 días en Mykonos en Septiembre con mi novio. Como no está demasiado acostumbrado a viajar, le expliqué bien las normas del equipaje, objetos prohibidos etc. y le dejé en santa paz que hiciera su maleta, mientras yo hacía la mía. Cuando nos encontramos en el tren para ir al aeropuerto y vi su equipaje la perplejidad se apoderó de mi: parecía que su maleta se hubiera ido de cena al All-you-can-eat de los chinos y estuviera a punto de explotar. En el aeropuerto nos dejaron pasar porque para hacer más emocionante el viaje llegamos al Gate en Last Call (Todo esto a las 5 de la mañana después de haber dormido… ¿3 horas? Por los suelos del aeropuerto) y por no retrasar más el vuelo ni miraron las maletas (A veces los milagros existen. ¡Gracias, Superman! -Cit ‘Los Simpsons’). Al llegar al apartamento y abrir la maleta empecé a contar: 3 camisas, 4 camisetas, 3 pares de pantalones, 2 pares de zapatos, 2 chaquetas, chanclas, toalla de playa, ordenador… ¿eeeehhhhh? He decidido que este año la maleta se la hago yo, porque si no, estamos apañaos. Terminada la anécdota resumo:

Si vas a la playa, chanclas y toalla pueden ocupar mucho espacio en al maleta. Merece la pena viajar sin ellas y comprarlas en el primer chiringuito que encuentres. Al final de tu estancia regálaselas a algún alma caritativa que acabe de llegar al aeropuerto y esté desprovisto.

Intenta reducir la cantidad de prendas: Mejor llevar pocas prendas en colores neutros, algunas lisas y otras estampadas que combinen entre si. Recuerda que la comodidad y versatilidad prevalecen siempre.

Tema zapatos: Intentar llevar solo un par, y si es mission imposssible al menos que sean ligeros: Unas sandalias, converse de tela que se puedan plegar… Si vamos a una zona de nieve/montaña, viajar en el avión con el calzado que haga más bulto (Botas altas o botas de monte). Aprovechad el hueco dentro de los zapatos para meter los calcetines.

Para las chaquetas: Es mejor vestirse a capas. En el avión la temperatura suele ser bastante fresca. Podéis llevar una chaqueta ligera o una sudadera y una chaqueta o abrigo. Podéis llevarla en la mano y ahorrar espacio en la maleta.

Un truco para ahorrar espacio es hacer ‘rollitos’ con las camisetas y pantalones, ocuparán mucho menos espacio.

Otra cosa que descubrí hace algún tiempo es que venden unas bolsas de plástico para envasar al vacío. ¡Ni os hacéis a la idea de cuanto espacio se puede ahorrar!

Algunas aerolíneas permiten además de la maleta de cabina un pequeño bolso de mano o una bolsa para ordenador o cámara: Podéis aprovechar ese espacio para meter algo más (He hecho muchísimos vuelos en los que metía el neceser dentro del bolso de mano)… ¡Aseguraos solo de que la compañía con la que viajareis lo permite!

Espero que estos consejos os ayuden a eliminar la fobia de la azafata de tierra y que podáis viajar más cómodos la próxima vez. ¡Buen viaje!