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Isla de Ré, qué ver y hacer en una de las islas más bonitas de Francia

La Isla de Ré, en la costa Atlántica, es una de las islas más bonitas de Francia y un destino perfecto para desconectar, disfrutar de la naturaleza y de los deportes acuáticos, relajarte en los centros balnearios y de talasoterapia, o simplemente para recorrerla sin prisa.

En esta pequeña isla, de tan solo 30 km de largo y 5 de ancho, podrás perderte entre las callejuelas de cualquiera de sus 10 pueblos, enamorarte de sus casas pintadas de blanco y contraventanas del color del mar, o subir a uno de los faros más altos de Francia, y de toda Europa,  para observar la inmensidad del océano e incluso, dicen, avistar ballenas.

Cómo llegar a la Isla de Ré

Ya te adelanto que nosotros fuimos en coche desde Bilbao, algo más de 500 km que se hacen cómodamente, pero si tu punto de partida está mucho más alejado no te preocupes, ya que hay varias alternativas.

En avión

El aeropuerto más cercano a la Isla de Ré es el de La Rochelle. El único inconveniente es que a este aeropuerto no llegan vuelos directos desde España. Las opciones disponibles  son volar a Nantes o a Burdeos que están a poco más de dos horas en coche, en caso de que optes por alquilar uno en cualquiera de estos aeropuertos.

Autobús o tren hasta La Rochelle

Desde cualquier punto de Francia llegarás fácilmente a La Rochelle. Si has volado a alguno de los aeropuertos cercanos, hay  líneas de autobús y trenes que salen con muchísima frecuencia. Si, además, dispones de tiempo es una buena idea que aproveches para visitar Nantes o Burdeos antes de dirigirte a la Isla de Ré, son dos ciudades que no te decepcionarán. Y, por supuesto, ¡tienes que conocer La Rochelle!.

El Puente de Ré

Sea cual sea el medio de transporte que hayas escogido, vas a tener que atravesar el Puente de Ré. Este puente de 3 km conecta, desde 1988,  la isla con La Rochelle. Puedes cruzar con tu vehículo, pero también a pie o en bicicleta, en el carril que hay habilitado para ello. Desde el año 2012 se aplica una eco-tasa, 8 euros en temporada baja, 16 en temporada alta, para entrar en la Isla de Ré, si lo haces en un vehículo a motor (al salir no se paga).

Moverse por la Isla de Ré

Incluso si vas con tu coche, puedes aparcarlo y olvidarte de conducir durante tu estancia. Hay líneas de autobuses urbanos que conectan los pueblos durante todo el año, piensa que 16.000 personas viven aquí de manera habitual. La línea 3 conecta La Rochelle con la Isla y sus 10 pueblos. Además existen lanzaderas gratuitas, con parada bajo demanda, entre algunos pueblos, para enlazar con la línea 3. En verano, con mayores frecuencias (Puedes consultar los horarios).

Aunque, sin duda, el mejor medio para moverse por la Isla de Ré es la bicicleta. Nada menos que 110 km de carril bici para llegar a cualquier punto de la isla. Mayores y pequeños comparten este modo de transporte limpio  y en todas las localidades encontrarás muchísimas empresas de alquiler.

Si decides moverte con tu vehículo por la isla, ten en cuenta que el centro de algunos pueblos tiene acceso restringido, excepto para residentes. No te preocupes ya que hay aparcamientos gratuitos en la entrada y si no hay plazas disponibles puedes acceder a otros de pago ya que no son excesivamente caros, y además la primera hora es gratis.

Cuándo visitar la Isla de Ré

Puede parecer obvio que el verano es la estación ideal para disfrutar de sus largas playas y que los días soleados invitan a cualquier actividad al aire libre. Sin embargo, os voy a contar mi experiencia.

Hace algunos años, bastantes a decir verdad, visitamos  Ile de Ré en verano, cuando nos dirigíamos a nuestro destino en Francia, el Valle del Loira. Quisimos hacer una parada para conocer La Rochelle y la isla pero hizo lo que se dice «un día de perros»,  con lluvia y temperaturas más bien frescas. Nos hubiese gustado llegar hasta el famoso faro de las ballenas, pero tuvimos que conformarnos con recorrer Saint Martin de Ré y comer en su puerto. Esta breve incursión, en este exclusivo destino del Departamento de  Charente Marítimo,  bastó para decir aquello de «aquí tengo que volver».

El problema es que los 16.000 habitantes que viven todo el año en la isla pasan a ser 160.000 en verano (si, como lo oyes, o lo lees) Eso, a pesar de que solo el 20 por ciento de los terrenos son edificables. De hecho, durante en nuestra estancia nos dimos cuenta de que la mayoría de las casas permanecían cerradas.

Nuestra recomendación es que aproveches la primavera para viajar hasta este rincón maravilloso de la costa atlántica. Es cierto que nada más llegar encontramos algunos pueblos desiertos, pero ¡estamos en Francia! y ya sabemos por experiencia que es algo normal. Fue ya en el fin de semana, y coincidiendo con la fiesta de Pascua, que la isla comenzó a animarse y los bares y restaurantes levantaron sus persianas, dando por iniciada la temporada turística.

Por otra parte, y volviendo al verano, este no es un destino low cost precisamente. Se dice que algunos actores, como Gerard Depardieu, Jean Reno o Juliette Binoche tienen casa aquí. En cualquier caso, la Isla de Ré tiene una elegancia discreta e innata, nada de ostentosas viviendas y coches de alta gama haciendo rugir los motores, pero basta acercarse a cualquiera de sus puertos para descubrir embarcaciones en las que más de un famoso disfrutaría de su intimidad.

Si, como nosotros, viajas fuera de la temporada más alta, vas a poder permitirte unas vacaciones mucho más asequibles. Más adelante te hablo del alojamiento y otras cuestiones prácticas.

Cuántos días necesito para conocer la isla

En nuestro caso, la estancia fue de 3 noches pero hay que tener en cuenta que el día de llegada no fue completo. Puedes hacer una visita express de un día sin problema pero yo recomiendo pasar, como mínimo, dos. Y si tu intención es disfrutar del destino y todo lo que ofrece, estaría muy bien una estancia más larga.

Alojarse en la Isla de Ré

Esta era una de las cuestiones que nos rondaba por la cabeza ¿En qué pueblo me alojo? ¿Hotel o apartamento? ¿Mejor en un lugar muy turístico o más tranquilo? ¿Al norte o al sur?. Al final hubo un factor decisivo para escoger nuestro alojamiento, y no fue otro que la relación calidad/precio.

Ubicado en la localidad de La-Couarde-Sur-Mer justo en el centro de la isla, nuestro alojamiento fue  Aparthotel Perle de Ré. Dispone de habitaciones, estudios y apartamentos. Sencillo pero bien decorado, en estilo naútico, y a tan solo 50 metros de la playa. Precisamente en esa zona se concentran la mayoría de restaurantes, bares etc.

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Nuestro estudio en Ia Isla de Ré

Pagamos 280 euros por tres noches, tasas incluidas. Tiene opción de desayuno pero nosotros lo hacíamos en la pequeña cocina del estudio. Es una buena forma de ahorrar en tu estancia en la Isla de Ré,  ya que te permite organizar una cena ligera o preparar unos bocadillos para llevar de excursión.

Otra forma de ahorrar en tu alojamiento en la Isla de Ré es optar por uno de los muchos campings de distinta categoría. Suelen estar junto a la playa, tiene buenas instalaciones, piscinas, y bungalows muy coquetos.

Por supuesto, la oferta de hoteles también es muy amplia. Busca el que mejor se adapte a tus gustos y presupuesto

 

Qué ver en la Isla de Ré

Larguísimas playas rodeadas de dunas, espacios naturales protegidos, como la Reserva Natural de Lilleau des Niges, salinas, viñedos, puertos encantadores y 10 pueblos, algunos de ellos incluidos en la lista de los pueblos más bonitos de Francia. Si quisieras explorar hasta el ultimo rincón, desde luego no bastarían dos o tres días.

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La lista completa de los pueblos en Ile de Ré: Rivedoux-Plage, La Flotte, Saint-Martín de Ré, Loix, Les-Portes-en-Ré, Saint-Clément-des-Baleines, Ars-en-Ré, La-Couarde-sur-Mer, Le-Bois-Plage-en-Ré, Saint-Marie-de-Ré.

Cualquiera de los 10 bien merecería este título pero hay 2 que están incluidos en la famosa lista de «le plus beaux villages de France» , que son La Flotte y Ars-en-Ré

¿Es posible visitarlos todos en un par de días? Seguramente sí, pero éste es un destino para disfrutarlo con calma, pararse frente al mar, sentarse a tomar una copa de su famoso vino blanco o degustar una ostras. Puestos a escoger, no hay aciertos o errores pero estos son los lugares que nosotros visitamos y todo lo que pudimos hacer.

La Couarde-Sur-Mer

Esta pequeña localidad, en la que ya os he contado que nos alojamos, es un destino bastante tranquilo y de turismo familiar. No posee ninguno de esos «imprescindibles» o atracciones turísticas que todo el mundo visita pero si un pequeño centro encantador y mucho ambiente en la zona de playa.

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Isla de Ré, zona de playa de La Couarde sur Mer

En la Plaza de la Iglesia, la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación resulta visible desde casi cualquier punto del pueblo, con su característica torre del campanario. Párate a observar su fachada y verás algo que, al menos en mi caso, me sorprendió bastante: las letras en gran tamaño con la leyenda «Liberté, Ègalité, Fraternité». En la trasera un quiosco de madera acoge en verano numerosos conciertos.

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Y, sobre todo, piérdete por sus callejones y descubre rincones llenos de encanto ¡te enamorarán!

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La Couarde sur Mer

Ars-en-Ré

Este precioso pueblo tiene bien merecido su título de «le plus beaux villages». Además forma parte de la comunidad, en el Departamento de Charente Maritime, de los pueblos de roca y agua (de pierres et d’eau) por la confluencia de la piedra, en sus edificaciones notables, y el agua en cualquiera de sus manifestaciones (mar, río…) Otras dos localidades de la Isla de Ré, La Flotte y Loix, pertenecen a este grupo de 14 municipios.

La Iglesia de Saint-Etienne con su característico campanario en blanco y negro, que alcanza los 40 metros de altura, todavía hoy sirve de guía a los barcos que entran a puerto. Construida a partir del S. VII, ha sufrido remodelaciones, a lo largo del tiempo, hasta su aspecto actual. De hecho, en su estructura se distinguen 3 estilos: prerrománico, románico y gótico, y su altísima aguja se pintó de negro en el siglo XIX.

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Recorriendo sus calles pueden descubrirse edificios históricos, como la Maison du Sénéchal, y hotelitos llenos de encanto. Su animado puerto lleno de terrazas y el mercado, que desde abril hasta octubre se traslada de la Place Carnot a esta ubicación, invitan a curiosear y detenerse.

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La producción de sal ha tenido una enorme importancia en la historia y la actividad económica de la isla. En el siglo XIX había más de mil salineros, de los cuales hoy quedan apenas un centenar. Desde marzo a noviembre puedes visitar el Ecomuseo de las salinas y  también la Cooperativa de los salineros, para conocer a fondo todo el proceso de la producción de la sal, cuya técnica no ha cambiado desde la Edad Media.

Rutas a pie en Ars-en-Ré

Pasa por la oficina de turismo, en la Place Carnot, donde además de atenderte fenomenal, podrás obtener un plano de la localidad con varias rutas para seguir, según tus preferencias o del tiempo que dispongas.

El sendero hasta las salinas discurre a través de casi 6 km, y puedes iniciarlo desde el puerto. En total te llevará unas 2 horas. Nosotros no lo hicimos completo (¡lleva repelente para los mosquitos!)

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Salinas en Ars en Ré

El sendero de la Costa Salvaje, Sentier de la Cote Sauvage, puedes iniciarlo desde la oficina de turismo, tomando la Rue de la Grange hasta la carretera, que tendrás que cruzar. En este itinerario, hasta llegar a la costa, encontrarás antiguos molinos muy bien conservados. Hasta finales del siglo pasado, la localidad tuvo 10 molinos en funcionamiento. Por lo que me pareció, algunos de ellos se han reconvertido en preciosos alojamientos o propiedades particulares.

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Isla de Ré, antiguos molinos

Al llegar a la costa, se encuentra un pequeño muro por donde discurre el paseo y es un lugar ideal para detenerse a contemplar el mar o, como hicimos nosotros,  disfrutar de un picnic.

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Restaurante con vistas al mar

Saint-Clement-des-Baleines

En el extremo occidental de la isla, esta localidad posee uno de los monumentos mas visitados en Ile de Ré, su faro. Aunque puedes llegar hasta allí en coche, te recomiendo que aparques en el centro, junto a la Iglesia, para hacer un bonito itinerario que te detallo más adelante.

Por cierto, la Iglesia de Saint Clement, construida a mediados del S. XIX, tiene un tamaño descomunal respecto a su emplazamiento, tanto es así que me resultó imposible fotografiarla (bueno, eso y que estaba totalmente rodeada de coches, entre ellos el nuestro). Como curiosidad, desde 1929 su campanario alberga una campana llamada Suzanne, que suena en sí menor. Junto a ella, el Monumento a los caídos, erigido en 1920 es obra del escultor rochelés Pierre Laurent.

Itinerario a pie en Saint-Clement-des-Baleines

Desde la Iglesia puedes iniciar el itinerario hasta el faro de las ballenas. Un recorrido de ida y vuelta, con un total de poco más de 6 km, que te llevará 2 horas y cuarto, esto sin contar el tiempo que dediques a visitar el faro.

La Rue du Phare te lleva directamente y en línea recta hasta el faro, aunque la ruta que te propone la oficina de turismo te desvía por la Rue du Chaume para visitar la Pyramide des chaumes, justo encima de una de las playas más famosas, la de La Conche. Esta pirámide de piedra caliza y 4 metros de altura resulta un elemento arquitectónico atípico en la isla, es un punto de referencia para la navegación y una torre de vigilancia sobre el mar.

Una vez hayas visitado el faro y sus alrededores, puedes hacer el recorrido de vuelta por la costa, mucho más bonito en mi opinión que el que discurre por el interior. Dejando atrás el faro y la antigua torre de las ballenas, descubrirás el antiguo refugio de botes salvavidas (L’abri du canot de sauvetage)

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Paseo por la costa, tras atravesar el refugio del bote salvavidas

A tu regreso, y aunque alrededor del faro hay cafeterías e incluso una heladería de la famosa » La Martinière». te recomiendo tomar una crepe en «Le Table du Anaïs», su patio interior es una delicia.

Le Phare des Baleines, uno de los más altos de Europa

Inaugurado en 1854, el Faro de las Ballenas, con sus 60 metros de altura, es uno de los más altos de Europa. Se construyó para sustituir a la Torre de las Ballenas, que ejercía esta función desde 2 siglos antes. Su alcance luminoso es de 27 millas marinas, unos 50 km.

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Isla de Ré, faro de las ballenas

A lo largo de la historia, en este extremo de la Isla de Ré, se han producido numerosas encalladuras de ballenas, de ahí su nombre. Dos navíos encallaron en sus rocas a mediados del siglo XVII y es por esto que se decidió construir un faro para avisar del peligro que suponía acercarse a la costa.

257 escalones de una preciosa escalera helicoidal te llevarán a descubrir las mejores vistas sobre la isla y el océano. No te asustes por el número de peldaños, la escalera es bastante ancha y cómoda, tan solo un poco angosta en el tramo final. Además del faro puedes conocer la Antigua Torre, clasificada como Monumento Histórico en 1904, y el museo.

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Isla de Ré, vistas desde el faro de las ballenas

Esta es una de las visitas imprescindibles en la isla de Ré. El faro está abierto todos los días del año (consulta los horarios ya que varían según la estación). Los menores de 7 años no pagan, la entrada general de adultos es de 4,35€ y la de niños (7 a 12 años) 2, 85€. Puedes comprar una entrada combinada junto a la Antigua Torre y también con el museo. No olvides pasar por su boutique para hacerte con un bonito recuerdo.

La Flotte

Otro de los pueblos más bonitos de Francia en la Isla de Ré, este antiguo pueblo de pescadores te enamorará con su puerto, construido en 1765 y posteriormente dedicado al comercio del vino y la sal.

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La Flotte

Desde el siglo XII, cuando los monjes cistercienses llegaron la la isla, el cultivo de las viñas adquirió una enorme importancia. Muy cerca de La Flotte, en la carretera que une esta localidad con la de Rivedoux, quedan los restos de la que fue una gran Abadía cisterciense, la Abbaye des Châteliers.

Itinerario a pie en La Flotte

Paseando desde el puerto, y recorriendo el centro, descubrirás más de una curiosidad sobre la Isla de Ré. ¿Sabías que hasta 1960 no hubo agua corriente en la isla? Es por ello que hay una calle dedicada a las mujeres que tenían que sacar el agua de los pozos, «Carrefour des bonnes femmes et les puits». Los problemas con el agua se solucionaron con la construcción del puente de Ré, en 1988, ya que desde entonces la canalización pasa por este puente.

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Pozo en La Flotte

Podrás atravesar los estrechísimos callejones, que permitían a los habitantes de La Flotte pasar de una propiedad a otra, protegerse de los vientos del norte y noroeste que azotan la isla y también en tiempos de guerra defenderse de los ataques.

No dejes de visitar la Iglesia de Santa Catalina, Eglise Sainte Catherine, catalogada como monumento histórico. Su construcción se inició en el S. XV, pero su fachada actual corresponde al S.XIX.  A lo largo de la historia, esta iglesia ha sufrido ataques y saqueos: devastada en las guerras de religión por los protestantes en 1575; durante la ocupación de la isla por parte de los ingleses en 1627.  Posteriormente, en 1789, durante la Revolución Francesa, desaparecieron los ornamentos y muebles (las estatuas ya habían sido destruidas previamente por los hugonotes).

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Su interior está repleto de ex-votos de los marineros, una auténtica preciosidad de barcos, y no dejes de admirar sus vidrieras. Frente a ella, fíjate en el edificio del presbiterio, en el número 8 de la Rue de l’Hospice.

El mercado de La Flotte

Conocido como «El mercado medieval de La Flotte» ya te advierto que el nombre tiene truco. En realidad, el mercado se construyó en 1804, pero con una estética totalmente medieval. Un gran patio pavimentado (en otro tiempo en el centro hubo un pozo) alberga bajo los cobertizos de madera un sinfín de puestos de carnes, frutas y verduras, pescado, quesos y otros productos locales.

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Isla de Ré, mercado de La Flotte

Si te alojas en un apartamento aprovecha para comprar mariscos y ostras, a muy buen precio, y darte un pequeño homenaje. Si, como en mi caso, te gusta llevarte souvenirs gastronómicos de tus viajes, la oferta de quesos, embutidos o miel es de lo más tentadora.

Saint Martin de Ré,  capital de la Isla de Ré

Si haces una visita express a la isla, como en nuestra primera ocasión, tienes que conocer Saint Martin. No solo por el hecho de que sea la capital administrativa e histórica de Ile de Ré, también por su encanto, sus edificaciones y su ambiente bullicioso, especialmente en el puerto.

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Rincones llenos de encanto en Saint Martin de Ré

Es evidente que visitar este lugar en un día soleado dista mucho de hacerlo en un día gris y lluvioso, así que tocaba resarcirse de nuestra primera visita y disfrutar al máximo de todo lo que ofrece.

Puedes aparcar gratis en la playa de La Cible. Desde allí hay un corto y agradable paseo hasta el centro. En caso de que el parking estuviese completo, o que prefieras estar más cerca del centro, el Parking Vauban es una buena opción (la primera hora es gratis).

Itinerarios a pie en Saint Martin de Ré

Recorrer las murallas de Saint Martin, te llevará una media hora. Si el día está despejado es posible avistar incluso el faro de las ballenas. Las murallas  son únicas por sus dimensiones, están formadas por un semicírculo de 1,5 km de radio y más de 14 km de largo.

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Murallas de Saint martin de Ré

A lo largo de la historia, la importancia comercial y estratégica de Saint Martin (ya desde la Edad Media se comerciaba con el vino y la sal) hizo de este puerto un objetivo muy codiciado. En 1627 sufrió el asedio del Duque de Buckingham, es por ello que entre 1861 y 1865 Vauban construyó las fortificaciones y la ciudadela. En 1696 una flota anglo-holandesa atacó de nuevo la isla y causó numerosos daños en las casas y la iglesia de Saint Martín de Ré.

Pero ¿Quién fue Vauban?. Sebastien Le Preste, conocido como el Marqués de Vauban, fue un arquitecto e ingeniero militar al servicio del Rey Luis XIV. Sus fortificaciones, en forma de estrella, se consideraban inexpugnables por su ubicación y diseño. Fueron imprescindibles para la defensa de las fronteras del reino de Francia, de hecho hasta el S. XIX sus diseños sirvieron para construir otros edificios militares en todo el mundo.

Gracias a las fortificaciones de Vauban, Saint Martin de Ré forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO, desde el año 2008.

El centro y el puerto se recorren fácilmente en 45 minutos y te permitirán descubrir edificios históricos  como el  «Hotel de Clerjotte», un edificio del S XV. En 1627, durante el asedio a La Rochelle  fue utilizado como arsenal por los ingleses. Clasificado, en 1929, como Monumento Histórico, desde 1955 es de propiedad municipal y  alberga el Museo Ernest Cognac. Si dispones de tiempo, es una buena forma de conocer la historia de la isla y disfrutar de su colección permanente de objetos decorativos, pintura… También acoge exposiciones temporales. La entrada cuesta 4 euros.

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Hotel de Clerjotte

El puerto, antes dedicado al comercio y hoy a actividades más lúdicas, es lugar de encuentro obligado para quienes visitan la localidad. Sentarse en una de sus terrazas es casi obligado y, sorprendentemente, puedes tomar un café o un helado sin miedo a sufrir un infarto con la cuenta. Por cierto, las colas en La Martinière son impresionantes, tanto que no tuvimos paciencia para probar los que, dicen, son los mejores helados en Ile de Ré.

En tu recorrido por las callejuelas del centro seguramente sucumbirás a la tentación de entrar a alguna de sus tiendas. En nuestro primer viaje compramos sal aderezada con hierbas para cocinar asados de carne o de pescado y algún pequeño bolso de paja que aún conservo. Junto a boutiques lujosas esta vez hemos encontrado un buen puñado de tiendas asequibles en las que darse un capricho.

Iglesia de Saint Martin y su campanario observatorio

En tu recorrido por el centro de la localidad tienes que detenerte en la Iglesia de Saint Martin. Construida inicialmente en estilo gótico, como ya he comentado sufrió un grave ataque en 1696. Sobre las ruinas góticas, se reconstruyó en los siglos XVII y XVIII. Aunque hay poca información acerca de esta iglesia, es sabido que a lo largo de los siglos ha soportado los mismos asedios que la propia isla, y las disputas entre protestantes y católicos.

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Iglesia de Saint Martin

En su interior, la estructura de tres naves se amplía con varias capillas y un coro. A destacar, los retablos del S. XVIII, el altar mayor y el baldaquín.

Abierto de febrero a noviembre, subir a su campanario observatorio es uno de los imprescindibles en Saint Martin, y diría que en la Isla de Ré. Había leido opiniones de todo tipo, pero tras visitarlo puedo afirmar que así es. La entrada cuesta 2,25€.

Al entrar, fíjate bien en el mecanismo del reloj (junto a la taquilla) y detente durante el ascenso para observar las campanas.

Una vez arriba disfrutarás de unas vistas espectaculares sobre Saint Martín, que se extienden hasta el mar. En mi caso, no puedo evitar «curiosear»  en las vidas ajenas o más bien en las casas ajenas. Descubrirás preciosos jardines o patios arbolados entre los edificios, que a pie de calle resulta imposible adivinar.

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Desde lo alto del campanario se distingue las silueta de las fortificaciones de Vauban y de la ciudadela, que se convirtió en prisión en el siglo XIX y que hoy es una de las prisiones principales de Francia. Tengo que reconocer que me produjo cierta desazón descubrir este lugar en un emplazamiento tan privilegiado.

Comer en Saint Martin de Ré

En nuestra primera visita, hace ya años, escogimos un restaurante italiano en el Puerto. Lamentablemente, aunque el restaurante sigue allí y sigue teniendo el mismo nombre (Marco Polo) ya no tiene nada que ver, ni el menú y, por los comentarios y reseñas que he leído, tampoco la calidad.

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Isla de Ré, comer en Ben-Hur

Supe de la existencia de un «chiringuito» , que solo abre en la temporada turística , y que fue todo un acierto. Si no os importa lo mas mínimo sentaros en una carpa y comer en platos de usar y tirar ¡este es vuestro sitio!. Se llama Ben-Hur char a huitres. La cocina está sobre un barco en tierra firme y su personal es de lo más simpático. Las ostras están de auténtico escándalo y las patatas de la isla son un manjar (pequeñas y dulces, tienen bien merecida su fama). Además, pedimos pulpo a la brasa (lo que menos nos gustó), calamares fritos y unas cigalas a la plancha.

Rivedoux Plage y Saint Marie de Ré

Nada más cruzar el puente de Ré, vas a encontrarte con Rivedoux Plage. Van a llamar la atención sus enormes playas de arena , así que párate unos minutos para dar un paseo. Es muy probable que veas a alguien practicando kitesurf o windsurf. Nosotros no visitamos el pueblo, el más pequeño de la isla, y que en otro tiempo formaba parte de Saint Marie de Ré. De hecho, se convirtió en municipio en 1928.

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Isla de Ré, Rivedoux Plage

Por cierto que, a nuestra llegada, teníamos intención de visitar Saint Marie de Ré. Atravesamos sus calles para llegar a nuestro destino pero sin detenernos, ya que estaba absolutamente desierto (quizá por ser un día no festivo y a primera hora de la tarde)

Qué hacer en la Isla de Ré

Deportes naúticos y excursiones marítimas

Paddle surf, un día de pesca, travesías en catamarán o en velero… Pero también excursiones hasta la vecina Isla de Aix y la visita a Fort Boyard, una enorme fortaleza en medio del mar, entre las islas de Aix y Oleron, que comenzó a construirse en el S XIX bajo el mandato de Napoleón. Consulta en la oficina de turismo la lista completa de empresas que ofrecen estos servicios, y seguro que también tienes información disponible en tu hotel.

Visitas guiadas

Aunque la mayoría de las visitas son en francés, también hay algunas disponibles en inglés e incluso en español (pocas). Nosotros no realizamos ninguna por falta de tiempo pero puedes consultar los horarios en la oficinas de turismo. Hay visitas de todo tipo: fortificaciones, como el Fort La Prée u otras para conocer la biodiversidad de la isla, como la Maison du fier en plena Reserva Natural de Lilleau des Niges.

Ostricultura y bodegas

Por supuesto, tienes que incluir una visita a cualquiera de las » cabañas de ostras» para degustar este producto estrella de la Isla de Ré (En total hay 62 ostricultores). No puedo comparar pero parece que hay cierta competencia con la vecina Isla de Oleron, donde dicen se cultivan las mejores ostras de Francia ¡Habrá que probarlas para decidir!

Las viñas en la Isla de Ré comenzaron, probablemente. a cultivarse en tiempos de los romanos, pero desaparecieron con las invasiones normandas cuando casi la totalidad de la población abandonó la isla. El cultivo se retomó en el siglo XII con la llegada de los monjes cistercienses. A partir de 1890 los viticultores comenzaron a reunirse en sindicatos y cooperativas.

Degustando un vino blanco de la Isla de Ré

Hoy en día puede visitarse la Cooperativa en la localidad de Le-Bois-Plage-en-Ré pero además otras bodegas independientes como Domaine Arica y Domaine Pelletier, ambas en La Couarde sur Mer , y que producen vinos Bio.

Visitar los mercados de la Isla de Ré

Además del Mercado de La Flotte, todos los pueblos de la isla celebran su día o días de mercado. En La Couarde sur Mer, el mercado cubierto abre todos los días y el domingo, además, en el exterior se montan tenderetes con todo tipo de artículos (ropa, decoración…) El mismo día se celebra el popular mercadillo en Le-Bois-Plage-en-Ré y en Rivedoux Plage el mercado de artesanía se celebra un domingo de cada mes, entre junio y septiembre.

 

Como ves, este «pequeño» destino tiene mucho que ofrecer y muchas curiosidades por descubrir. ¡Ah! que no os he hablado de los famosos burros con pantalones. A decir verdad, tan solo vimos algunos y estos no los vestían. Y es que se trata de una antigua costumbre, y una forma de resguardarlos de las picaduras de mosquitos, que podrían provocarles diversas enfermedades. Fue en 1860 cuando a uno de los habitantes de la isla se le ocurrió proteger así a sus animales. Lo que si son es unos auténticos «rastafaris» con sus melenas largas y rizadísimas (se les ha llegado a bautizar como rasta donkeys).

En los puestos y tiendas de souvenirs encontrarás simpáticos ejemplares para llevarte de recuerdo o reagalar a los niños. Por cierto, en la isla se elabora un producto que haría las delicias de la mismísima Cleopatra : jabón de leche de burra.

Si aun no conoces esta pequeña isla de Charente Maritime, te animo a que la incluyas en tus planes viajeros. Puedes combinar la visita con otros lugares de este Departamento en la región de Nueva Aquitania. Nosotros aprovechamos para recorrer de nuevo La Rochelle y Burdeos. ¡Bon voyage!

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