Ferrara se ha convertido en una de mis ciudades preferidas de la Emilia Romagna, y me atrevería a decir que de Italia. Hay mucho que ver en Ferrara pero, sobretodo, es una ciudad llena de vida que, por fortuna, todavía escapa al turismo de masas. Perfecta para recorrerla a pie, con una gastronomía de escándalo y menos bulliciosa que Bolonia, desde donde se llega fácilmente en tren en una media hora.
Qué ver en Ferrara, patrimonio UNESCO
Ferrara fue reconocida como parte del Patrimonio UNESCO en 1995 por su diseño como ciudad del Renacimiento, ya que conserva intacto su centro histórico, gracias a su regulación y planificación que, además, ha influido en el desarrollo urbanístico en los siglos posteriores.
Este reconocimiento se ha extendido a todo el territorio del Delta del Po y a las llamadas «Delizie Estensi», mansiones y castillos dedicados a la diversión y el disfrute de la familia Estense, que muestran la influencia de la cultura renacentista sobre los paisajes naturales.
Quizá te estés preguntando quién es la familia Estense pero ya te adelanto que esta larga dinastía, Duques de Ferrara y Módena, tiene sus orígenes en el siglo XII y toma su nombre de la ciudad en la que se asentó, Este, en la región del Véneto.
Pero fue el Duque Nicolò III (1383-1441) quien otorgó a Ferrara la importancia histórica y cultural que ostenta. Hábil diplomático, recibió a varios Papas e incluso celebró un Concilio en 1438. Sus hijos, especialmente Leonello y Ercole I, fueron grandes mecenas. Ercole I, además, se casó con Eleonora de Aragón (Leonor de Nápoles) que fue una gran administradora.
El hijo de Leonello, Alfonso I, se casó primero con Anna Sforza y después con Lucrecia Borgia, hija del Papa Alejandro VI, quien dio gran prestigio a la ciudad. A finales del S. XVI, con la muerte de Alfonso II sin herederos directos, llegó el fin del poder de la familia Estense en Ferrara.
Ahora que ya sabes algo más de los Duques de Este, entenderás que si algo hay que ver en Ferrara es el Castillo Estense, símbolo de la ciudad.
El Castillo Estense, el emblema de Ferrara
El Castillo Estense, la imponente fortaleza defensiva que aun conserva su foso alrededor, recibe al visitante en el corazón mismo de Ferrara, junto al Palazzo que alberga el Ayuntamiento y a un paso de su Catedral. Posee tres entradas, con su puente levadizo, y merece la pena visitarlo sobretodo para conocer y entender la historia de la ciudad.
El Castillo se comenzó a edificar en 1385 por orden de Nicolò II, quien encargó el proyecto al arquitecto Bartolino da Novara. Lo curioso de su historia es que la fortaleza defensiva se levantó no como protección ante ataques externos sino para protegerse de los levantamientos e insurrecciones de los propios súbditos. La peste, las inundaciones y el hambre habían diezmado a la población de Ferrara y la aplicación de un nuevo impuesto colmó la paciencia del pueblo. Nicolò II entregó a Tommaso de Tortona, su consejero (algo así como el ministro de finanzas de la época) a la multitud enfurecida quien acabó con su vida e incluso despedazó su cadáver.
Visitar el castillo Estense
No esperes encontrar uno de esos castillos franceses o ingleses que conservan mobiliario y objetos decorativos. Es lo primero que me sorprendió, la ausencia casi total de estos elementos, tratándose de la familia que en mayor medida contribuyó a la actividad artística de pintores o escultores. Los frescos que decoran algunas salas están bastante deteriorados como consecuencia del terremoto del año 2012.
Sin embargo, la visita te hará partícipe de historias trágicas y leyendas e incluso es posible que aparezca algún fantasma. ¡El misterio está servido!.
En la planta baja podrás visitar las Salas Góticas, las cocinas o la Sala del Entramado, pero lo que seguro llama tu atención es la prisión de Don Julio. Esta habitación, destinada a celda y probablemente a sala de tortura conserva sobre sus paredes inscripciones realizadas por los prisioneros en el siglo XVI. Durante 53 largos años, Julio de Este, hermano natural de Alfonso I, estuvo encarcelado como castigo a la conjura contra el poder de Alfonso.
Una escalinata conduce a las celdas de Hugo y Parisina, protagonistas de una de las historias más tristes… Parisina Malatesta, segunda mujer del Marqués Nicolás III, quien era mucho mayor que ella, se enamoró de su hijastro Hugo. Los jóvenes amantes fueron descubiertos y condenados a morir decapitados. Ocurrió en el año 1425 cuando Parisina tenía solo 20 años y Hugo 19. Se dice que los fantasmas de los amantes vagan por el castillo de Ferrara.
La planta noble del castillo albergaba los apartamentos ducales y de los representantes del Papa. No dejes de asomarte al Jardín de los naranjos desde donde la Corte se asomaba para admirar la ciudad, sin ser vista, entre el perfume de la sflores de azahar.


La Cámara de los juegos, dedicada al entretenimiento, o la Cámara de los venenos donde se preparaban medicamentos, pero también venenos para acabar con los adversarios políticos, son algunas de las salas más interesantes de la visita.
Qué ver en Ferrara: el centro histórico
Un paseo por el centro histórico de Ferrara basta para conocer los edificios más emblemáticos de la ciudad. Algunos, desafortunadamente, no podemos visitarlos debido a trabajos de restauración, como fue el caso de su magnífica Catedral.

Alrededor del castillo, plazas y callejuelas son escenario de acontecimientos y eventos festivos como ferias y mercados medievales. Recorre la sugerente Via delle Volte, en el centro del barrio medieval. Pasea bajo los arcos y bóvedas de esta calle que en su origen tenía una longitud de más de 2 km.
Catedral de San Jorge (San Giorgio Martire)
Situada en el centro de la ciudad, frente al Palazzo Comunale. Su construcción se inició en el siglo XII aunque con el tiempo sufrió diversas modificaciones que la han convertido en un compendio perfecto entre los estilos románico, gótico y barroco. No pudimos visitar su interior, aunque parece que ha reabierto en marzo de este año.

Palazzi di Ferrara
Además del Palazzo Comunale que verás cuando visites el castillo, cruzando el Corso Giovecca, el Corso Ercole I d’Este te llevará a conocer otro de los edificios imprescindibles que ver en Ferrara, el Palazzo dei Diamanti. Este edificio renacentista toma su nombre de su característica fachada. Está compuesta por casi 8500 bloques de mármol blanco veteado de rosa, en forma de punta de diamante. Alberga la Pinacoteca Nacional.

El Palazzo Schifanoia del S. XIV fue lugar de descanso y diversión de la familia Estense. (Una de las famosas «Delizie Estensi»). Es famoso por sus interiores, aunque tampoco lo visitamos.
La Certosa: el Cementerio Monumental de Ferrara
La Certosa (La Cartuja) de Ferrara se construyó entre los años 1452-1461 por orden del duque Borso, gran devoto. Este impresionante complejo cartujo es parte de la historia de la ciudad.
En 1799 Napoleón seculariza el Monasterio y lo utiliza como cuartel de caballería. Será en 1813 cuando se convierta en cementerio monumental, y actualmente es el cementerio municipal.
El cementerio monumental es un auténtico museo a cielo abierto, alberga obras maestras del arte sacro y escultórico (entre ellas alguna de Antonio Cánova) pero además es un enorme espacio verde en el que verás a muchos ferraranos pasear e incluso circular en bicicleta por la senda que lo rodea.
La Iglesia de San Cristobal recibe a los visitantes en la entrada principal. Su autoria se atribuye a Biagio Rossetti, arquitecto de la corte de los Este, cuya obra más emblemática es el Palazzo dei Diamanti.

En este bello espacio reposan algunos de los personajes más célebres que forman parte de la historia de Ferarra: escritores, pintores, arquitectos… También el gran director de cine, Michelangelo Antonioni.
En su web puedes descargarte una audioguía y un mapa con los itinerarios recomendados. Aunque no seas aficionado al necroturismo, te aseguro que este lugar es un remanso de paz y belleza.
Ferrara y el Gueto judío
La gastronomía de Ferrara
Mas allá de su historia y sus monumentos, la gastronomía de Ferrara es otro argumento de peso para visitar la ciudad. Entre sus platos típicos figuran los cappellacci alla zucca (pasta rellena de calabaza) y el pasticcio ferrarese, un pastel de masa quebrada relleno de macarrones con carne, bechamel, trufa y en ocasiones setas.
Si queréis probar estas delicias os aconsejo comer en Hostaria Savonarola. Este local, con una preciosa decoración antigua, está en pleno centro, a un paso del castillo. Es por ello que en un principio podéis pensar que se trata de un local caro y un poco «atrapaturistas», pero nada mas lejos de la realidad. Si no te decides entre los cappellacci y el pasticcio, lo tienes fácil, ya que te ofrecen la posibilidad de combinar ambas especialidades en un plato. Todo ello servido con un pan muy curioso, la coppia ferrarese (la pareja de Ferrara, se llama así por su peculiar forma, que dicen se trata de un hombre y una mujer).

Si lo tuyo es el «gastroturismo» ¡Tienes que incluir Ferrara en tu itinerario por la Región de Emilia Romagna!
Deja un comentario