Wanderlust

El síndrome de Wanderlust y otras reflexiones

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Síndrome de Wanderlust o del viajero eterno. Por fin he encontrado el nombre para mi enfermedad. En realidad no sabría si definirla enfermedad, tampoco entiendo a la gente a la que no le gusta viajar (Y no se si quiero entenderlo), pero a veces me veo a mi misma desde fuera y pienso ‘está loca’.

Antes de nada, dejaré un par de cosas claras: viajar es para mí una de mis prioridades, podría pasarme semanas encerrada en casa trabajando para ahorrar e irme de viaje (Y lo hago. De todas formas nunca he sido una persona a la que le guste demasiado salir… como mucho un aperitivo de vez en cuando, prefiero estar en casa delante de la pantalla viendo series o leyendo blogs de viajes para planear mi próxima escapada). De igual manera, tengo claras varias cosas: no quiero niños. Y si me apuras, ni siquiera marido. Eso si, perros todos los que quieras. Lo peor es que cada vez que oigo alguien que me dice: ‘Ya cambiarás de opinión’ me hierve la sangre, como si una no pudiera tener una idea diversa de los estereotipos, como si el tener ideas distintas me convirtiera automáticamente en un ser humano despreciable. ¿Pero sabéis que? Prefiero ser un ser humano ‘despreciable’ a arrepentirme toda la vida de no haber hecho lo que quería.

He leído varios blogs de parejas que viajan con hijos. No voy a decir que viajar con niños es imposible, pero evidentemente los ritmos son distintos. No hablo de irse de vacaciones toda la familia, eso también lo he hecho yo. En la vida se toman decisiones, y siempre vas a tener que renunciar a algo (¿O te vas a hacer trekking con un bebe cargado a la espalda?). Un ejemplo que me gusta poner cuando hablo de este tema, es el de Molaviajar. Hace ya algún tiempo que descubrí a esta familia compuesta por Adri, Gosi y Daniela. Cuando nació la niña ellos mismos dijeron que su forma de viajar había cambiado y que hay cosas que antes hacían y ahora ya no pueden. ¿Y que pasará cuando la cría tenga que ir al colegio? Yo, sinceramente, no quiero renunciar. Lo dicho, cuestión de tomar decisiones. Ojo que cada uno puede hacer lo que quiera con su vida, pero lo que no soporto es la gente que te dice como organizar la tuya y que trata de convencerte de que son los poseedores de la verdad absoluta.

Pero si hay algo que no me entra en la cabeza, es la gente que dice que ‘no le gusta’ viajar. Partamos del supuesto de que la gente que lo afirma, nunca lo ha hecho. En cierto modo, me recuerda un poco a eso que dicen la mayoría de españoles… que su pueblo es el más bonito del mundo (Mención especial a los de Bilbao… :P), muchas veces sin ni siquiera haber salido de su casa. ¿Cómo puede uno afirmar tan tajantemente algo así si no sabe lo que hay en el mundo exterior? Y no hace falta irse a 10.000 km, a veces los rincones mas extraordinarios están inesperadamente detrás de la esquina. Soy de las que piensan que para opinar, hay que conocer.

Recuerdo que una vez, hace años, estaba a punto de viajar a Paris. Alguien que había estado me dijo que era una ciudad horrible, sucia etc. Lo que se hace por mantener el orgullo…

Una de mis teorías es que el ‘rechazo’ a viajar se debe al miedo. Miedo a descubrir que te equivocabas y que en realidad, hay sitios mejores, mas bonitos, o donde la comida esta más rica. Miedo a lo desconocido, a ir a un país en el que no puedas comunicarte (Y aquí hacemos un llamamiento al lenguaje universal de los signos…) o no te entiendan…

‘No tengo nadie que me acompañe’ es otra de las excusas mas manidas… la verdad es que ésta la he usado alguna vez (No para viajar, pero si para eventos), por pereza más que otra cosa. Simplemente hay situaciones en las que prefiero estar en compañía. Por ejemplo, a finales de mes viajaré por primera vez sola a una ciudad Europea (He viajado sola anteriormente pero siempre me reunía con gente en el destino) y siento que necesito hacerlo para superar otro escalón en mi vida viajera. He viajado siempre con mi familia o amigos, pero en la situación en la que me encuentro ahora, lejos de mis padres y con una pareja que no incluye los viajes entre sus prioridades, me veo obligada a hacerlo sola. Porque como ya dije anteriormente, no estoy dispuesta a renunciar a ello. Y como me guste, que tiemble el mundo, porque la lista de sitios que quiero visitar es muy larga.

‘Viajar es caro’, ‘es desperdiciar el dinero’. Y me lo dicen personas que cada mes se gastan 200€ en tabaco y alcohol. Viajar es caro si te vas al resort 5* all-inclusive. Pero es que una cosa es irse de vacaciones, y otra muy distinta, viajar. A mi también me gusta tener unos días al año donde poder rascarme la barriga sin hacer nada todo el día tirada en la playa… pero no lo considero viajar. Viajar implica empaparse de nuevas culturas, aprender nuevos idiomas, caminar hasta que te duelan los pies y te salgan ampollas y no puedas más. Es evidente que la gente que dice que viajar es caro nunca ha pensado en la opción de alojamientos alternativos como dormitorios compartidos en hostales/albergues (En muchos países son nuevísimos y muy limpios) o Couchsurfing, donde ademas de alojarte por muy poco dinero o gratis, contarás con fantásticos anfitriones que podrán guiarte por la ciudad alejándote de las trampas de turistas. En algunos albergues incluso puedes tener alojamiento gratis en cambio de alguna hora de trabajo por las mañanas.  Desde luego, cada uno usa su dinero como mejor le parece, pero ponerlo como excusa para no viajar… es muy triste. Vamos, que el que quiere, puede…

También es muy triste (en mi humilde opinión) que el estereotipo de turismo sea el rebaño de ovejas siguiendo a un guía con paraguas en mano, escuchando discursos de los que se olvidarán dentro de 20 minutos cuando pasen al siguiente monumento famoso. Odio los viajes organizados… solo he ido a uno y fue por ‘obligación’, una especie de viaje de estudios. Si ya de por si no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, imaginad mientras estoy de viaje… Por fortuna cada vez hay mas personas como tú y como yo, que preferimos leer cientos de artículos antes de viajar para poder escoger lo que mas nos guste y planear un itinerario… para poder saltártelo, es simplemente matemático. ¿Dónde se ha quedado el encanto de levantarte a la hora que te parezca e improvisar?

Lo que esta claro, es que hoy en día, viajar es mas fácil que nunca. Cada vez hay más gente en establecimientos que habla varios idiomas (Al menos en las principales capitales y localidades turísticas), entre ellos el español. Los billetes de avión cuestan incluso menos que los de tren de largo recorrido y se han desarrollado una infinidad de Apps para facilitar la vida al viajero, desde mapas offline para no perderte nunca hasta traductores simultáneos para estar comunicado en todo momento. Y todo esto es un problema. Es un problema porque nos está haciendo enfermar a millones de apasionados de los viajes.

Por cierto, ¿Alguien conoce un psicólogo capaz de tratar el síndrome de Wanderlust? Si no, nos tocará unirlos al grupo de ‘Viajeros anónimos’

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