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Una perriescapada al Perigord

¿Una escapada al Perigord? Reguauuuu.

Ya era hora. Desde hace un año, con la excepción de una visita a Madrid, mi familia humana no me había llevado de viaje. Y tratándose de Francia ya tengo claro que la diversión está asegurada. Recorrer pueblitos, caminar junto a un río enoooorme (el Dordoña, o Dordogne como dicen por allí) y comer todos juntos en algún restaurante es un auténtico perriplanazo.

El Departamento del Perigord es parte de la región de Nueva Aquitania y, como seguro que habréis leído en un montón de blogs, se divide en 4: Perigord blanco, Perigord verde, Perigord púrpura y Perigord negro. Este último es el más visitado y es precisamente donde hemos estado nosotros. Así que no voy a contaros mucho más sobre este asunto y si sobre los sitios que hemos podido conocer (y sobre los que no, pero que tenemos anotados para otra ocasión)

Al ser temporada baja algunos lugares de interés están cerrados al público y hay actividades que no se pueden hacer (como los famosos paseos en gabarra por el río) pero la ventaja es que se puede aparcar sin problemas en todos los pueblos y dar grandes paseos sin apenas gente. Aún así, decidimos alojarnos en Sarlat, capital del Perigord negro, y disfrutar del ambiente navideño y su mercadillo que, al contrario de lo que sucede en el norte de Francia, permanece abierto hasta el 31 de diciembre.

De cualquier forma, aunque puedes entrar en un montón de castillos, museos y hasta cuevas con tus humanos, lo que más me ha gustado de este viaje ha sido visitar pueblos y dar grandes paseos. Ayyy ese río… ¡Si me llegan a soltar!

Sarlat: el corazón del Perigord negro

Aquí es donde nos hemos alojado en nuestra escapada de 4 días, en un pequeño apartamento en el que he estado como un rey (por algo soy el rey de la casa). Es uno de los lugares más turísticos de la zona, lleno de restaurantes y tiendas de souvenirs, pero aun así hay que reconocer que es una maravilla. De hecho tiene la mayor densidad de monumentos y edificios protegidos (65 en total) Así que sus calles, restauradas gracias a la llamada ley de Malraux de 1964, son un auténtico museo al aire libre y han sido escenario de rodajes cinematográficos como «Juana de Arco» de Luc Besson. Todo esto me lo han contado mis humanos, que además se han puesto morados a sacar fotos ¡ Yo creo que hasta he salido favorecido en Instagram!

 

Esa foto está hecha en el famoso monumento a las ocas. Si no lo sabéis, el foie es uno de los productos más famosos de la zona, donde hay muchísimas granjas de ocas. Que queréis que os diga… me parece un poco cruel matar a los animalitos y luego hacerles un monumento. Mis humanos dicen  que tengo razón, pero que es una exquisitez.

Esta ciudad es muy instagrameable, para que os voy a decir otra cosa. Y más en Navidad. Algunas de las «maisons» más bonitas de la ciudad, como La Boétie, que perteneció a una de las familias nobles de Sarlat y donde nació el poeta y escritor humanista Etienne de La Boétie, amigo y discípulo de Mointagne, tienen una decoración impresionante ¡Hasta osos de peluche en su fachada!

Perigord Sarlat

¿Os gusta la decoración navideña? Es reguau

Otra Maison, la de Gisson, es posible visitarla ¡también con perro! y en el antiguo obispado (Ancien évêché) o antiguo teatro, pues parece que entre los habitantes de Sarlat hubo cierta división para escoger el nombre del que es actualmente un centro cultural en la rue Tourny,  pudimos ver una original exposición de esculturas, fotografías y montajes audiovisuales ¡la verdad que yo no quería entrar, pues me asusté un poco! Hasta había un piano de cola en el escenario, y lo podía tocar cualquiera (que supiera, claro, jeje)

Perigord Sarlat

Exposición en Ancien Evêché

Si os interesa saber mucho más sobre Sarlat, sus monumentos, mercadillos y acontecimientos culturales,  lo mejor es que visitéis la web de turismo, seguro que encontráis grandes planes.

El valle del Dordoña

Bañados por este enorme río, el Dordoña, encontraréis no solo son los pueblos más bonitos del Perigord sino de los más bonitos de Francia, que se incluyen en la famosa denominación «les plus beaux villages de France». Algunos son tan pequeños que no superan los 400 habitantes, pero han sabido conservar su patrimonio y su esencia. En verano, muchos de ellos bullen de actividad, festivales y visitantes pero en invierno es posible que no os cruzéis con absolutamente nadie por sus calles. Por mi no hay problema, ¡eh!, así puedo olisquear a mis anchas.

Nos hubiese gustado visitar muchos más, pero al menos todos estos vamos a recomendaros.

La Roque Gageac

Este pueblo encaramado en una acantilado sobre el río es tan bonito como misterioso. Dicen que tan solo lo superan Le Mont saint Michel y Rocamadour ¡Y yo he estado también en esos dos sitios!

Había una niebla tan espesa que no se veía nada de nada. Los restaurantes frente al río cerrados y las calles desiertas, apenas un par de coches que llegaron al mismo tiempo que nosotros ¿Y este es uno de los lugares más visitados de Francia?  Aun así  dimos un paseo junto al río, el Dordoña como ya os había dicho,  subimos por las callejuelas empinadas y seguimos las indicaciones de la ruta panorámica. En días claros las vistas deben ser reguau.

 

Por el camino nos encontramos un castillo maravilloso ¡Y se alquila! Ya me gustaría a mi, ya…

Aunque os parezca increíble, en la Edad Media esta localidad tenía muchísimos más habitantes que hoy en día, hasta 1500, que vivían de la actividad portuaria. Impresiona mirar hacia arriba desde la orilla del Dordoña y descubrir las antiguas fortificaciones pero es que, desde tiempos muuy antiguos, las invasiones y guerras (me dicen que una  duró más de 100 años) eran un «no parar». Ya imagino las embarcaciones vikingas navegando por el río… y si alguna vez vuelvo en verano (dice mi dueña que si) un paseo en gabarra no me lo quita nadie.

Castelnaud la Chapelle

Como os imaginaréis, otro castillo más. Aparcamos en la parte baja del pueblo (gratis), junto a una «boulangerie» que olía de maravilla. Antes de subir (mira que hemos subido cuestas en este viaje, eh) fuimos a tomar un café a un restaurante vasco, la Tournepique ¡Ay que calentito se estaba! con el frío y la niebla que no nos dejó ni un momento en todo el día. Los dueños eran de Ainhoa, un precioso pueblo del País Vasco francés ¡Que también conozco!

Para variar, casi todo estaba cerrado, excepto la tienda de souvenirs del castillo. Precisamente el Castillo de Castelnaud abre 365 días al año, es dogfriendly y ofrece muchas actividades, especialmente para los niños. Construido en el S.XII, contiene una importante colección de armaduras y armas. Fue escenario de batallas y asedios, primero en la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a ingleses y franceses, y después en las Guerras de Religión. Permaneció abandonado durante mucho tiempo y en 1966 fue declarado Monumento Histórico. Las vistas desde allí deben ser de lo mejorcito pero, con la niebla espesísima que había, mejor lo dejamos para otra ocasión.

Perigord castelnaud la capelle

Se puede comprar una entrada conjunta para visitar los Jardines de Marqueyssac, que están en Vezac, muy cerquita de allí, pero imposible visitarlos con la niebla ¡Que mala suerte! ya que también somos bien recibidos (con correa, claro está) Dice mi dueña que no me preocupe, que ya volveremos.

Beynac et Cazenac

Este es, al igual que los anteriores, uno de los pueblos más bonitos del Perigord. Bueno, en realidad son 2, Beynac y Cazenac, unidos desde el año 1827. De verdad que este pueblo es precioso.

Perigord Beynac et Cazenac

Castillo de Beynac

Nos dimos un buen paseo hasta el castillo y la Iglesia. Tan emocionados estábamos que subimos por la Rue de la Balme, donde por cierto está la oficina de turismo, y al bajar cambiamos el recorrido y nos encontramos en la orilla del río totalmente desubicados ¡Vaya cabeza la nuestra! Lo que íbamos buscando era un restaurante por el que habíamos pasado, y que estaba entre las recomendaciones de nuestros caseros en Sarlat, «La Petit Tonelle».

Tenéis que llevar a vuestros humanos a comer a este restaurante, seguro que  también son bien recibidos, porque los peludos somos clientes VIP. En la mesa de al lado había una preciosa dálmata y el dueño del local me hizo mil carantoñas.

Perigord

La Petit Tonelle, un restaurante guau

 

Muy cerca de aquí hay infinidad de pueblos preciosos pero el invierno es lo que tiene, pocas horas de luz, aunque lo que más nos fastidió fue la niebla… grrrrrrr. Nos hubiese gustado visitar Saint Cyprien o Domme (con sus famosas grutas, en las que puedes acompañar a tus humanos) que quedaban muy cerca también. Y ¿sabéis lo peor? cuando regresamos a Sarlat a media tarde ¡lucía el sol!

El valle del Vézère

Al norte de Sarlat se encuentra este valle, famoso por sus yacimientos y cuevas, con un buen número de pueblos clasificados como los más bonitos de Francia. Muy diferentes a los del valle del Dordoña (aquí subimos menos cuestas jeje) ¡No os los perdáis!

Saint Amand de Coly

Wow- decían mis humanos- Reguau- pensé yo- nada más aparcar en el espacio habilitado junto a la carretera, ya que el acceso al pueblo está restringido a los coches. Desde allí el pueblo parece una auténtica postal.

La Abadía fortificada- dicen que la más importante del Perigord- es sencillamente impresionante. Pero, si queréis que os diga la verdad, lo que me gustó fueron las casitas preciosas, con enormes patios en los que correr y jugar, no me importaría nada vivir en una de ellas.

Perigord

La Abadía, por cierto, está en rehabilitación y no pudimos visitarla. Además, como nos ha ocurrido un sinfín de veces en este viaje, la oficina de turismo estaba cerrada y no había un alma en las calles. Aun así mereció la pena recorrer el pueblo, acercarse hasta el antiguo hospital, construido a partir de 1381 para atender a los peregrinos, o ver los palomares ¿Sabíais que los huevos de paloma eran muy apreciados y que la carne de estos animales era una de las pocas fuentes de proteínas para la población durante la Edad Media? Aunque estos edificios, construidos ex profeso, pertenecían a las clases altas. Dice mi dueña que la primera vez que vio estas construcciones fue en la isla griega de Tinos, y que sobre ello ya os hablará en otra ocasión.

Con todo cerrado, vuelta al coche y a seguir ruta.

Montignac

Todo el mundo visita Montignac para conocer las famosas cuevas de Lascaux (aunque en realidad se visita una réplica) En estas yo no puedo entrar, pero si sois peques y os pueden llevar en una mochilita no tendréis problema.

Tuvimos suerte al aparcar cerca de la Plaza de la Iglesia porque era gratis durante unas horas. En verano, con tantos turistas, es mejor dejarlo en alguno de los parkings gratuitos aunque estén un poco más alejados del centro. Desde esa plaza podréis recorrer el casco antiguo, con calles muuuy estrechas dedicadas a los antiguos gremios.

Perigord

Al otro lado del río está la oficina de turismo y una iglesia que pueden visitar vuestros humanos, la de St George de Prieuré. A mi lo que me gusta es el río, ya lo sabéis.

Saint Léon Sur Vézerè

Este pueblo es pequeñísimo y una iglesia románica que aparece en todas las fotos pero además tiene un enorme parque junto al río, así que me dan mucha envidia los peludos de este pueblo porque ya quisiera yo tener uno así cerca de mi casa.

Por lo demás, en temporada baja, solo había un restaurante abierto ¡con el cartel de completo! Hora de comer y ni un triste bocado… San Google nos daba información cada vez más desalentadora sobre los pueblos de alrededor…300 habitantes, 400 habitantes y cero lugares para comer.

Opción B: dirigirnos a Les Ezyes, que era un lugar muy chulo por el que pasamos en nuestro viaje de casa a Sarlat. Si queréis saber mucho sobre la prehistoria tenéis que venir aquí. Las edificaciones trogloditas son una pasada, medio casas, medio cuevas. Y si de cuevas se trata, en la Grotte du Grand Roc podéis realizar la visita con toda la familia, humana y perruna.

En Saint Léon también se encuentra el pueblo troglodita de Le Conquil y muy cerca, en Peyzac Le Moustier, la fortaleza de La Roque Saint Cristophe donde también somos bien recibidos.

Por el camino descubrimos la Casa Fuerte de Reignac (La Maison Forte de Reignac) pero lo primero era llenar el estómago, y tampoco nos queda claro que la visita sea dogfriendly.

Por cierto, que sepáis que al llegar a Les Ezyes encontramos una cafetería abierta y llena de gente pero no nos quisieron dar de comer (cocina cerrada) ¿Ni un triste bocadillo? Grrrr. Nota de mi humana: acordarse de que en Francia se come pronto y que siempre hay que llevar la mochila de las provisiones en el coche ¡Que parecemos nuevos! Con hambre, ni fotos hicimos.

 

Photo by rowie k on Foter.com / CC BY-NC-SA

Iba a contaros lo que hicimos al día siguiente, en nuestro último día en el Perigord. Fue una excursión chulísima desde Sarlat, incluso con sorpresas por el camino, pero eso lo dejo para otro post. Ahora voy a echarme una siestecita ¡Lametones para todos!

 

País Vasco francés con perro: una escapada de fin de año

Visitar el País Vasco francés con perro es uno de los mejores planes que podéis organizar. Por cierto, ¡Reguau! humanos, que casi no saludo.

Aunque la primavera y el verano son las mejores épocas para visitar el País Vasco francés con vuestro perro, mis humanos decidieron llevarme a pasar el fin de año. Yo, como tantos otros peludos, lo paso fatal con los petardos y fuegos artificiales, y mi familia lo pasa mal viéndome sufrir. Llevamos unos años aprovechando los últimos días festivos del año para hacer una escapada, siempre a un destino rural y no muy lejos de casa.

En verano ya habíamos hecho una excursión a Bayona y Biarritz, que son dos lugares imprescindibles y preciosos, pero no los mejores para visitar el País Vasco francés con vuestra mascota, por aquello de las prohibiciones en las playas y demás. Y en periodo navideño son ciudades muy animadas con mercadillos, iluminación… demasiado jaleo para mi.

A pesar de que lo organizó con muy poco tiempo, mi dueña puedo encontrar un apartamento en Cambo Les Bains donde alojarnos todos juntos ( el anuncio decía «animales de talla pequeña» pero ella habló taaaan bien de mi…) Al marcharnos le agradecieron lo limpio que habíamos dejado todo y es que, si queremos ser bien recibidos, tenemos que ser responsables ¿No creéis?

Este precioso pueblo, con un centro pequeño y grandes áreas residenciales, está a poco más de 20 km de Bayona, en el interior. Es famoso por un centro termal donde dicen que «te dejan como nuevo». Cuando fuimos estaba cerrado, y además yo tampoco puedo entrar, ni siquiera en los jardines que son enormes y preciosos. Así que tomad nota: actividades solo para humanos, no las incluyáis en vuestro planning.

Tampoco puedo visitar la Villa Aranaga, casa museo dedicada a Edmond Rostand (Autor de Cyrano de Bergerac) y que fue declarada monumento histórico en 1995. Resulta que por Cambo Les Bains han pasado grandes personalidades de la cultura y allí murió, por ejemplo, el compositor español Isaac Albéniz. Por si todo esto fuera poco, encontraréis un museo distinto pero que seguro os encanta ¡El museo del chocolate!

Y si, todo esto es genial, pero yo no he venido a contaros que podéis hacer los humanos, así que  mejor os recomiendo unas cuantas actividades y lugares para visitar el País vasco francés con vuestro perro.

Qué ver en el País Vasco francés con perro

Si os gustan los pueblos pequeños, llenos de encanto, muchos de ellos incluidos en la lista de los más bonitos de Francia, este es vuestro destino. Si además sois aficionados al senderismo tenéis un montón de rutas para hacer y muuuuchos lugares para, simplemente, pasear. Os dejarán entrar en muchos comercios y cafeterías y nos será difícil encontrar alojamiento.

Cambo Les Bains

Cambo (Kanbo en euskera) es un sitio estupendo para alojarse y recorrer la zona. Está muy cerca de las principales atracciones turísticas y pueblos más bonitos para visitar, y tiene comercios y cafeterías en las que soy bienvenido.

Cambo les Bains Pais Vasco francés

Aprovechando la tarde soleada en Cambo Les Bains

Todas las mañanas, tras un paseo de 10 minutos,  comprábamos el pan, los croissants, el roscón de Reyes (aunque aquí lo llamaban brioche des rois) o el pastel vasco, que en esta zona como os contaré más adelante, es famosísimo. Desde «l’atelier des pains» dábamos un paseo por la Rue des Terrasses hasta la Iglesia, en un recorrido panorámico con vista a las montañas.

Además del centro, Cambo les Bains tiene otros barrios como el bajo Cambo, con sus característicos caseríos, que en esta zona tienen las vigas , ventanas y contraventanas pintados de rojo, todos iguales y realmente bonitos. Incluso nuestra «Residencia» de apartamentos, siendo de varios pisos guardaba la misma estética.

Otro paseo estupendo es el que llega hasta la Colina de la Bergerie. Las indicaciones desde el centro de Cambo Les Bains: » tomar dirección a Espelette y luego la tercera calle a la izquierda (rue de la Bergerie). Al final de esta calle se encuentra el punto de partida para el ascenso de la colina Bergerie.» Nosotros lo teníamos más fácil ya que el cartel indicador estaba en el cruce de la Avenue de Navarre con la Avenue Juanchuto por donde pasábamos a diario. Una actividad mucho más agradable con el buen tiempo, ya que a finales de Diciembre la humedad era tremenda ¡Animales bienvenidos!

Espelette

Espelette o Ezpeleta es uno de los pueblos más visitados de la zona. Famoso por sus pimientos, con denominación de origen, que se cuelgan en las fachadas de las casas para dejarlos secar y que aquí lo añaden a todo: desde el paté al chocolate.

Espelette País Vasco francés

Los famosos pimientos de Espelette que cuelgan en todas las fachadas

El Ayuntamiento, ubicado en el antiguo Castillo de los Varones, o la Iglesia de San Esteban y su característico cementerio son lugares de interés pero no muy apropiados para mí ¡No puedo acceder a las zonas ajardinadas!

Me reciben con los brazos abiertos en las tiendas de productos típicos, donde mi familia degustó y compró un queso riquísimo (yo también quería probarlo pero me dicen que no puedo) Por cierto ¡ Un perro del pueblo se hacía el bravucón ladrando a todo el mundo!

Sare (o Sara)

Este pueblo, con nombre de mujer, está considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia y forma parte, junto con la localidad de Ainhoa en Francia y las de Urdax y Zugarramurdi en Navarra, del territorio conocido como Xareta, que significa «Tierra arbolada». En este territorio fronterizo puedo tener dos patas en Francia y dos en España y, si, hay verde por tooodos lados, bosques y ríos ¡El paraíso perruno!

Como es fin de año casi todo está cerrado, solo hay algunos despistados como nosotros que llegan con su guía turística en la mano dispuestos a visitar la Iglesia y el Cementerio y sus características lápidas, las estelas vascas. Como, lógicamente, yo no puedo entrar nos vamos a indagar por los caminos desde donde comienza la conocida como ruta del caballo azul. Es una ruta circular que une las 4 localidades de Xareta y que está señalizada con los pottoka (caballos autóctonos de la zona) pintados de azul. Completarla os llevará 12 horas pero ¡no tenéis que hacerla entera si no queréis!

Sare Xareta País Vasco francés

La famosa ruta del caballo azul discurre por aquí

Mi familia me ha prometido que volveremos en verano para disfrutar todos juntos del tren cremallera de La Rhune. El servicio se reanuda el 17 de marzo y si, ¡perros bienvenidos! Las tarifas actuales son de 19€ ida y vuelta para los adultos humanos, y 5€ para los peludos. ¡Ay que ganas de que llegue el verano ya!

¡Actualizo! Los humanos cumplieron su promesa y por fin pude viajar viajar en el tren cremallera (agosto de 2020) Nuestra recomendación es que compréis los tickets online (luego se canjean en la taquilla) para aseguraros que tenéis sitio. No os olvidéis de coger billetes para todos, eh. Es una experiencia chulísima y , una vez arriba, podréis ver un montón de pottokas y admirar las vistas que son ¡guau!

 

Ah, y como os he hablado del pastel vasco, os diré el que el de Sare es el más famoso. Hasta hay un museo y una fiesta dedicada a este riquísimo dulce. Pero ya estamos igual que siempre…»que yo no puedo comer, que yo no puedo comer»

Ainhoa

Este pueblo del País Vasco francés, de origen medieval, tiene una calle llena de casas preciosas y ciudadísimas, con entramado de madera, aunque por lo visto no son las originales sino reconstruidas en los siglos XVI y XVII ya que fueron destruidas durante la Guerra de los treinta años. Ainhoa fue, además, un enclave importante en la ruta de los peregrinos que hacían el Camino de Santiago. Todo esto yo no lo sabía, pero me lo ha contado mi dueña.

Como en Sare lo mejor que podéis hacer es dar un paseo. Hasta allí llega la ruta del caballo azul y está tan solo a 3 km de la frontera española ¿Qué os decía? Una patita en cada país. Su Iglesia y Cementerio son también muy visitados peeero ¡solo por humanos!

Saint Jean Pied-de-Port (San Juan Pie de Puerto)

Este lugar con nombre tan peculiar no os lo podéis perder. El puerto no es otro que el paso de Roncesvalles, de ahí viene el nombre. Ah y en Euskera es aún más complicado, Donibane Garazi. Fue capital de la Baja Navarra y hasta 1512 formó parte del Reino de Navarra junto con la actual Comunidad foral (Alta Navarra).

Es un precioso pueblo de calles adoquinadas, atravesado por el Río Nive y un puente romano (el puente de Eyheraberry ) Mi dueña dice que desde aquí parte el Camino de Santiago, que los peregrinos entraban por la puerta de Saint Jacques (de Santiago) ¡y que yo también puedo ser un perregrino! Así que de momento yo me he hecho una foto en esta puerta, que fue declarada Patrimonio Unesco en 1998. Encontraréis un montón de albergues en la Rue de la Citadelle si os decidís a hacer el Camino y muchos restaurantes y bares que ofrecen «menú de peregrino».

Camino de Santiago San Juan Pie de Puerto País Vasco francés

¿Seré el próximo perregrino?

Al atravesar la Puerta de San Juan, bordead la Iglesia De Notre Dame du bout du pont (mi dueña entró y dice que es muy bonita) Hay un paseo precioso al lado del río, pude ir suelto sin problema e incluso saludé a otro perro que podría ser mi primo (nos parecíamos mucho). Su dueño nos explicó en francés, pero algo pudimos entender, que lo había recogido de la calle ¡Y son inseparables! Como nos gustan los finales felices…

San Juan Pie de puerto País Vasco francés Río Nive

Me riñeron por acercarme demasiado al río ¡es que había un montón de aves! Pero vale, no me metí en el agua ya que hacía mucho frío y podía coger un catarro.

En este precioso pueblo del País Vasco francés hay una gran tradición de artesanos (herencia de los gremios medievales) y podéis comprar alpargatas hechas a mano, que encontraréis también en otros pueblos, o las makilas (bastón o palo de madera)

Al contrario que en Ainhoa y Sare, aquí había más gente y ambiente. Seguro que con el buen tiempo está a rebosar de visitantes y peregrinos.

Muy cerca de aquí hay otro pueblo encantador al que nos acercamos, Saint Étienne de Baïgorry, pero lo vimos de pasada ¡No había un alma en la calle! Parecía un lugar estupendo para caminar pero ¡era la hora de comer! así que nos fuimos a casita.

Cualquier rincón del país Vasco francés es precioso, os va a encantar, solo con disfrutar de sus paisajes, montañas, bosques y ríos. Además en menos de media hora se llega a la costa si os apetece ver el mar: Hendaya, San Juan de Luz, Bayona o Biarritz están muy cerca.

Pais Vasco francés Rio Nive

Si queréis mi opinión perruna, cada vez me gusta más que me lleven a Francia. Es cruzar la frontera y se acabaron los problemas para disfrutar conmigo. Fijaos si no en los magníficos perriplanes del verano pasado ¡Ya estoy deseando volver!

 

Regresar de un viaje: reflexiones y anécdotas

viajar con perro

Regresar de un viaje, aunque no sea uno de esos larguísimos que nos lleven a recorrer medio mundo, puede provocar sentimientos de lo más contradictorios. Unas veces decimos eso de «hogar dulce hogar», otras lamentamos la vuelta y desearíamos haber continuado y alargado el periplo de manera casi indefinida.

He recuperado este post de mi antiguo blog. Miro la fecha de publicación (agosto de 2013) y pienso que podría haberlo escrito ayer mismo. Regresar de un viaje que ha sido distinto a tantos anteriores te trastoca, todavía más, la rutina.

Fue el primero, de larga distancia,  con nuestro perrribloguero Toby. Viajar con tu mascota te obliga a replantearte muchas cosas a la hora de escoger destino y un largo etc. pero no por ello es menos gratificante.

viajar con mascotas

Y tú ¿Cómo te sientes al regresar de un viaje?

Son ya tres noches que no duermo, o al menos no todo lo bien que desearía. Me despierto continuamente de un sueño no demasiado profundo y aprieto los párpados con fuerza, como si de ese modo fuese imposible desvelarse. También para resistirme a mirar el despertador, mejor no saber qué hora es, ahora que por fin me he dado cuenta de que es el mismo despertador de siempre, que sigue en el mismo lugar sobre la mesilla.

Alargo la mano para advertir la presencia cotidiana de quien comparte mi cama, porque si de algo estoy segura es de que ésta es mi cama. Las de los hoteles son a veces tan grandes que ni aun estirándome atravesada, tal y como me gusta hacer, llegan los cuerpos a tocarse, ni siquiera un roce con el dedo gordo del pie.

Al menos ahora soy consciente de que he regresado, ha desparecido la angustia inicial, el desconcierto de no saber donde me encuentro en mitad de la noche. Nos se si debo sentirme aliviada o por el contrario puede más la nostalgia de dormir en otro lugar, de ver otras calles y otras gentes, de huir de la rutina.

Me preocupa que en esta ocasión me cueste decir eso de «hogar, dulce hogar». Debe ser porque el hogar no es para mí un lugar físico, cada vez siento menos apego a las cosas, sino que lo forman las personas y personitas a las que te sientes unida. Y en esta ocasión mi hogar ha viajado conmigo, ha sido casi todo mi equipaje

  Consejos (que te pedirán, si o si) al regresar de un viaje

Siempre, al regresar de un viaje,  mis amigos me preguntan, quieren que les cuente, que les hable de los lugares visitados. Conocedores de mi curiosidad infinita, de mi inquietud, de esa eterna manía de no parar, de planificar, de exprimir cada minuto y no saciarme, de mirar con los ojos muy abiertos lugares y gentes, de saborear e incluso de cerrar los ojos para percibir el olor de un aire distinto al que respiro cada día.

Yo me encojo de hombros y sonrío, asegurándoles que he visitado lugares hermosos, que he visto lagos, ríos y montañas, pueblos encantadores e incluso ciudades «desiertas», como lo son tantas cuando llega el mes de agosto, pero que esta vez me cuesta recordar algunos nombres, que mis mapas no están llenos de anotaciones, al menos no tanto como otras veces, y en mi maleta ningún souvenir, con la excepción de un imán pequeño porque apenas queda espacio disponible en la puerta de la nevera.

Quisiera darles mil consejos, decirles qué pueblos y ciudades no deben perderse, recomendarles un restaurante… y seguramente lo haré, como desde hace algún tiempo lo hago desde aquí.

Sin embargo, al regresar de un viaje como este, lo primero que me viene a la cabeza son las risas, las anécdotas y situaciones compartidas, los miles de kilómetros en nuestro coche que, a pesar de los años y algunas abolladuras, se ha portado como un «campeón».

De este viaje me queda la música en la radio…»RTL 102.5 è anche la mia estate», los «cabreos» cada vez que llegábamos a un peaje en las autopistas francesas- ¡y menos mal que, por una vez, no hemos encontrado los tan habituales grandes atascos!- el ansia compartida de llegar al túnel de Grimaldi, por el que se accede desde Francia a Italia, como lo hicimos unos años atrás… Nosotros, los mismos, y nuestro coche, todos con algunos años más.

Al llegar a este punto no podemos evitarlo: nuestro ritual consiste en bajar las ventanillas, subir el volumen de la música y cantar a voz en grito algún éxito de la música italiana… este año toca «Antonino»!.

Esta vez llevamos un pasajero extra, que levanta levemente sus larguísimas orejas y nos mira con resignación, suspirando de una manera que todavía nos hace reir más… debe pensar que estamos completamente locos ¡Ay si pudiese hablar!, mientras aguanta estoicamente las largas jornadas en coche.

Buscar alojamiento con tu mascota

Toby se mueve nervioso cuando llegamos a uno de esos hoteles de carretera, prácticos, sencillos y relativamente económicos, pero con habitaciones diminutas- al menos, aunque es casi lo normal en Francia, admiten perros- y no parece encontrar un rincón donde acomodarse. Cada vez que uno de nosotros hace ademán de salir de la habitación se pone en pie, temeroso de ser abandonado… otra vez.

Viajar con él ha supuesto un gran cambio a la hora de planificar estancias y rutas: marcar la casilla de «admiten mascotas» cada vez que buscamos un hotel o apartamento, consultar las condiciones de transporte de los medios públicos… afortunadamente tanto en Trenitalia como en los servicios de navegación de los Lagos (en este caso el de Iseo) pueden viajar sin ningún problema, incluso ha disfrutado del novísimo metro de la ciudad de Brescia, inaugurado apenas tres meses antes de nuestra visita, donde ha viajado fresquito, sin bozal y sin necesidad de sacar billete.

Brescia

Toby en el metro de Brescia

Con él no se puede acceder a los museos o las Iglesias, pero hemos disfrutado de paseos junto al Lago , hermosas plazas e incluso fiestas populares, donde hemos compartido nuestra carne a la parrilla, pizzas e incluso helados, pues ¿Quién puede resistirse a esos ojos suplicantes y al modo de relamerse cada vez que nos sentábamos con un cono entre las manos?

Viajar con la familia «al completo» ha supuesto un ejercicio de generosidad por parte de todos, de saber adaptarse, de renunciar a algunas cosas o actividades, aunque no a todas.

También nos ha brindado una buena oportunidad para entablar conversación a la primera de cambio, pues pocos eran los que se resistían a hacerle una caricia, un comentario- che bello! el más repetido- y a preguntarnos el sexo, la edad y si era un setter… y una vez más repetir la historia de como entró en nuestras vidas, de que abandonado seguramente por unos cazadores acabó en la perrera.

Anécdotas viajeras con tu mascota

Por Toby escogimos aquel otro hotel, para el trayecto de vuelta, porque también admitían animales, y vivimos una de las situaciones más absurdas de nuestro viaje: ni una palabra de otro idioma diferente al francés por parte de las personas que lo regentaban- una pareja madurita de caballeros de aspecto un tanto cómico, alto y delgado uno, bajito y algo regordete el otro, que cubrieron de sábanas el suelo enmoquetado de la habitación.

Aquello debió parecerle tan extraño a nuestro perro, que buscó el único rincón sin cubrir para acomodarse hecho un ovillo. Esta anécdota nos otorgó el título de «una de las peores experiencias en hoteles» en este blog.

Juro que en la página de reservas, de cuyas opiniones suelo fiarme, decía: » con una espléndida bienvenida, el hotel d’Angleterre hará que su estancia sea muy placentera…» y, en las fotos, las habitaciones no tenían el aspecto lóbrego y ajado de la nuestra, ni el desayuno era tan parco y poco apetecible.

Así que lo anoto en la, afortunadamente, breve lista de «lugares a los que no volver». Debo decir no obstante que las sábanas y el baño estaban limpios. Así que nuestro paso por Salon de Provence, cuna del famoso Nostradamus, quedará para siempre en el apartado de anécdotas ya que la «cosa» no acabó aquí.

 

Salon de Provence

Photo by Shadowgate on Foter.com / CC BY

Intentando encontrar algún sitio para la cena, decidimos buscar una «Creperie», para mí valor seguro en el país galo. La única que encontramos abierta- pues son muchos los establecimientos cerrados por vacaciones- tiene las mesas llenas pero su, no muy simpático, camarero no nos ofrece siquiera la posibilidad de esperar 15 ó 20 minutos a que se libere una.Bromeamos diciendo que esta misma situación en Nápoles se hubiese resuelto con un contundente «dieci minuti» (En Nápoles siempre te asegurarán que la espera para comer o cenar es de 10 minutos), que seguramente se hubiesen convertido en una hora, pero que hubiésemos recibido con mejor humor.

De modo que, al final y como casi siempre, optamos por arriesgarnos con un restaurante italiano donde la calzone no me sabe a pizza sino más bien a empanada de carne, y las raciones generosas de pasta no tienen el punto de cocción deseado, aunque son perfectamente digeribles. Además nos encontramos con un camarero simpatiquísimo con quien conversamos mitad en español, mitad en italiano.

Lejos de enfadarnos, decidimos asumir todas estas situaciones con humor, jurando que «no lo contaríamos» y aquí estoy yo sin poder evitar irme de la lengua. Dicen que los perros no tienen memoria, aunque yo no soy de la misma opinión. Ahora, de vuelta a casa,  miro las fotos de aquel primer viaje con nuestra mascota.

viajar con mascotas

Toby esta tumbado, tranquilo, sobre el empedrado de una hermosa plaza (Piazza del Mercato en Pisogne) y yo le digo:

-Toby, ¿sabes que en esta misma plaza, hace siglos, quemaron a un grupo de mujeres acusadas de brujería? Pero esa es otra historia y te la contaré en otra ocasión.

 

Restaurantes italianos por el mundo (de momento, Europa)

Restaurantes italianos, los encontraréis allá donde vayáis. Nunca la expresión ¡Italianos por el mundo! fue tan acertada.

Seamos sinceros. Todos viajamos con la intención de conocer las costumbres de países diversos y esto incluye, por supuesto, la gastronomía, pero ¿Cuántos de vosotros no os habéis cansado de repetir una y otra vez los mismos platos o de tener que pagar una fortuna para comer mínimamente bien? Que levante la mano el que nunca haya dicho durante un viaje «Me muero por una pizza o un plato de pasta. Me muero por ir a un italiano». Además es apuesta segura si viajáis con niños.

Seguramente la cocina italiana sea una de las más «globalizadas» y por tanto encontrar restaurantes italianos en casi cualquier lugar del mundo es tarea fácil. Esto se explica por el fenómeno migratorio que en el siglo pasado – y de nuevo en estos últimos años de crisis económica-  llevó a miles de italianos hasta América y por supuesto al resto de Europa.

Si bien la cocina italiana es admirada y conocida en todo el mundo también ha sido maltratada por las franquicias y los locales pseudo-italianos de comida rápida. Distinguir un italiano auténtico de otro que no lo es es sencillo si habéis viajado mucho a Italia. De lo contrario siempre os podrán dar «gato por liebre».

Sin ánimo de ofender a nadie, no soy capaz de pasar una semana seguida comiendo filete empanado- por muy Schnitzel que lo llamen- y salchichas en Austria (que me gustan, conste, especialmente en los puestos callejeros). En Francia hay opciones pero ¿A qué precios? Adoro las Crêpes y en París es posible encontrar muy buenos restaurantes de cualquier nacionalidad ¡También italianos!

Incluso aquí, cerca de casa, cuando salgo a cenar voy a mi italiano preferido, La Trattoria Napoletana (Actualizo: La Trattoria cerró debido a la pandemia). Al final , he acumulado un montón de tarjetas de restaurantes italianos en otros países europeos. Os recomiendo algunos que me han gustado especialmente.

 

RESTAURANTES ITALIANOS EN FRANCIA

La Dolce Vita (París)

En la Rue Michel Chasles, a un paso de la Gare de Lyon (Ojo, porque si buscáis La Dolce Vita París os aparecerán unos cuantos y no guardan relación con este) Es de los primeros que visité allá por el año 2002 y regresé en el 2010, ya que en ambas ocasiones escogí el mismo hotel, junto a la estación.

Uno de los  restaurantes italianos más auténticos, a pesar de que los camareros os hablen en francés. La familia propietaria procede del sur de Italia. La primera vez que estuvimos transmitían un partido de fútbol en televisión (jugaba un equipo italiano, por supuesto) y en algún momento temimos por los platos cada vez que había una jugada «peligrosa». Raciones abundantes de pasta y buenas pizzas. Es cierto que la primera vez nos gustó más que la segunda, pero es que en el 2010 ya habíamos viajado a Italia en más de una ocasión y «las comparaciones son odiosas».

 

Marco Polo (Saint Martin de Ré- Ille de Ré)

Vale, no recuerdo si eran italianos auténticos y leyendo las últimas opiniones sobre este lugar me estoy quedando atónita. Nosotros comimos estupendamente y me acuerdo de que el personal fue amabilísimo (su propietario nos explicó como debíamos pedir un café cortado en Francia, y por cierto el café era bueno) Excelente Lasagna y Tiramisú.

El local está situado en el puerto de la localidad de Saint Martin de Ré, una de las más visitadas de la isla. Es un pueblo encantador lleno de tiendas glamurosas y de ambiente marinero. Por supuesto que encontraréis restaurantes de pescado y marisco pero seguramente no aptos para todos los bolsillos. En aquel viaje, además, había «gente menuda» a bordo, así que un italiano nos pareció la mejor opción.

 

RESTAURANTES ITALIANOS EN AUSTRIA

Al Borgo (Viena)

Creo que podría afirmar, casi sin dudarlo, que este es el mejor de todos los restaurantes italianos que he probado hasta ahora, mejor incluso que los que he frecuentado en la mismísima Italia. Aúna la mejor materia prima con una cuidada elaboración en los platos y el ambiente elegante de la capital austriaca.

restaurantes italianos

No en vano su propietario, Carlo, es originario de la Emilia Romagna, seguramente la región italiana en la que mejor se come.

Leyendo algunas opiniones acerca del local, y teniendo en cuenta que estaba cerca de nuestro hotel, en el distrito 1, dudaba entre ir o no (ya sabemos que sobre gustos no hay nada escrito y yo siempre leo las opiniones escritas en italiano en primer lugar) Me alegro de haber ido finalmente, ya que la experiencia fue tan buena que decidimos repetir.

Se puede tomar un Spritz (aperitivo italiano) mientras esperas la cena. Para los amantes del vino la bodega es variada y buenísima (y no más cara que en Italia) y si habéis pedido una bebida no tendrán reparo en serviros agua del grifo, sin cargo claro.

La cuenta, de lo más ajustada en cuanto a relación calidad/precio. Teniendo en cuenta además la ubicación céntrica y el hecho de que el restaurante sea frecuentado por celebridades, italianas y no, que visitan la ciudad (Encontraréis fotos enmarcadas de muchos famosos comiendo allí) Pero ¿Cuánto? -os estaréis preguntando- En su web podéis ver los precios e incluso hay un menú del día (solo a mediodía) por menos de 12€ .

Sobre lo bonito que es el local podría hablaros largo y tendido pero mi recomendación es que lo visitéis en vuestro próximo viaje a Viena.

restaurantes italianos

Solo dos apuntes: es más que recomendable reservar y no olvidéis incluir la propina (alrededor de un 10 %) a la hora de pagar tanto si lo hacéis en efectivo como si usáis vuestra tarjeta de crédito. Esa es la costumbre en Viena.

An der Hüben 1, 1010 Wien

 

Pasta e Vino (Salzburgo)

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Mezcla de charcutería y taberna donde las opciones, tal como su nombre indica, se reducen a escoger entre una fuente de «antipasti» (embutidos, quesos y encurtidos) o un plato de pasta preparada de 2 formas distintas, acompañados del vino de la casa (Advierto, raciones enormes)

El local, diminuto, vende además los productos de charcutería, pasta fresca o postres para llevar (excelente Tiramisú) de modo que es frecuente que los clientes se acerquen al mostrador a comprar mientras otros ocupan las mesas a la hora del almuerzo.

Regentado por tres jóvenes napolitanos, propietarios además de otro restaurante (La Bruschetta) que no visitamos, ya que «Pasta e Vino» quedaba muy cerca de nuestro hotel.

Wolf-Dietrich-Straße 31, 5020 Salzburg

 

La Cantina-intermezzo italiano (Innsbruck)

Acudimos en busca de un auténtico café italiano (el que servían en nuestro hotel no era muy bueno) y descubrimos que además ofrecían el «Plato del día». Por su ubicación , en el centro de Innsbruck, es frecuentado por quienes trabajan en oficinas cercanas, a la hora de la comida.

Otra vez tenemos que advertiros del tamaño de las raciones. Nosotros habíamos pedido un entrante para compartir y dos platos, pero cuando vimos las raciones servidas en fuentes, en las mesas vecinas, rectificamos nuestra comanda ¡Menos mal!

Todo buenísimo y los dulces de escándalo, así como el café. Además el local ofrece ( los jueves, a partir de las 18:30) el típico aperitivo italiano: una bebida acompañada de un variado buffet libre. El personal, joven y amabilísimo, italiano ¡Claro!

Sparkassenplatz 2, 6020 Innsbruck

 

Die Pizzerei (Innsbruck)

Aquí va uno fifty-fifty. Lo había buscado por internet antes de mi viaje y acudimos en nuestra primera noche en la ciudad. En su web se definen como restaurante original italiano y parte del personal lo es.

El local es muy agradable y bien decorado, y la verdad es que tanto la pasta como las pizzas están buenas. Como curiosidad aquí vi por primera vez  como ponían «para llevar» la pizza que los comensales no eran capaces de terminarse (después observé esto en otros restaurantes y pizzerias de Austria) y pensé que en España estaría «mal visto» o que alguien podría tildarlo de «cutrez». Sinceramente me pareció una actitud más racional, la de no desperdiciar y tirar a la basura comida en perfecto estado. Creo que ahora esta costumbre se ha extendido también a nuestro país, al menos a algunos locales, de la misma manera que ya no nos da «corte» llevarnos la botella de vino que no hemos acabado.

Bozner Platz 6, 6020 Innsbruck

 

RESTAURANTES ITALIANOS EN ESPAÑA

La Piccola Trattoria (Madrid)

Literalmente Piccola, esta pequeñísima Trattoria en la zona de Anton Martin ha sido una de las mejores experiencias gastronómicas en una escapada reciente a la capital. Teníamos reserva previa ya que, con tan pocas mesas, es casi imposible encontrar una libre sin reservar ¡Y por nada del mundo queríamos perdérnoslo!

Directamente del sur de Italia, desde la bella región de Puglia, Giuseppe nos hizo disfrutar de la comida y de la charla. Es complicado decidirse carta en mano, pero no hay posibilidad de errar y además siempre hay algún plato fuera de la misma, como los «involtini» o «boconccini», pequeños bocados de berenjena, queso y algún ingrediente secreto 😉 por los que nos dejamos seducir.

La burrata es excelente y la pasta sublime. Para probar la pizza (que nos han asegurado las «buenas lenguas» que es de lo mejorcito) ya no quedaba sitio en el estómago. Siendo sinceras, si, un pequeño hueco si quedaba, pero estaba reservado para el postre.

Una botellita de Primitivo del Salento para acompañar, siguiendo el consejo de Estela (el otro 50% de la Piccola Trattoria) y solo cuando estábamos acabando el postre nos dimos cuenta de que no habíamos sacado ni una foto para el blog. Tiramisú, Cannoli sicilianos y una tentación de chocolate de cuyo nombre ni me acuerdo.

La Piccola Trattoria está en la Calle Torrecilla del Leal, 15 (Metro Anton Martin)

 

Pizza Mascalzone (Madrid)

Vale, es Italo-argentino, pero las pizzas están buenísimas. En el Madrid de los Austrias (Calle Cervantes, 1) una de las zonas más bonitas de la ciudad, podréis degustar sus pizzas, ensaladas y algunos platos como la Parmigiana, de la que nos declaramos muy fans.

Un placer auténtico, comer la pizza con Speck (una especie de jamón ahumado) del que tanto hemos disfrutado en nuestros viajes por el Norte de Italia, especialmente en la región del Trentino. Además, justo enfrente, encontraréis Pastamascalzone, donde comprar pasta fresca y una enorme variedad de embutidos y otros productos italianos.

 

Esperamos que tengáis ocasión de ir probando nuestras sugerencias. Ya veis que el post sigue creciendo, así que lo actualizaremos cada vez que descubramos algún local nuevo que nos haya gustado especialmente

Y vosotros ¿Cuántos italianos por el mundo conocéis? ¡Seguimos esperando vuestras recomendaciones y experiencias!