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19 +1 perriplanes en la Bretaña francesa

¡Guau! Hace ya un tiempo que no me pasaba por aquí, pero hoy vengo a daros un montón de consejos e ideas si habéis decidido viajar a la Bretaña con perro (¡Y espero que si!)

Acabo de regresar de un superviaje con mi familia humana. Ellos todavía están deshaciendo maletas y yo, mientras tanto, estoy probando mi cama nueva porque tantos kilómetros cansan ¡eh!… no os vayáis a creer lo contrario.

Francia es un país maravilloso para viajar juntos, peludos y humanos, ya que soy bien recibido en casi cualquier sitio (bueno, algunas excepciones hay que luego os detallaré) La Bretaña es una región al norte del país, y debe de estar muy al norte porque me pareció que no llegábamos nunca.

Antes de hacer este viaje, mi dueña pasó muchas horas delante del ordenador buscando todo tipo de información para viajar a Bretaña con perro y no vayáis a creer que encontró tanta como le hubiese gustado. Así que voy a ponerle remedio con este post de  perriplanes en Bretaña con perro (bueno, en realidad son buenos planes para acompañar a los humanos)

 

 

1. Perriplanes en Josselin

 

Dicen que este pequeño pueblo que es de los más bonitos de Francia y que tiene un castillo como los que aparecen en los cuentos. Pero como yo no puedo visitarlo, no os voy a contar todo lo que podéis ver sino lo mejor que podéis hacer en este pueblo de Bretaña con perro.

Además de recorrer sus calles, que tienen unas casas de madera antiquísimas (dice mi dueña que son medievales), hay un lugar estupendo para pasear: la orilla del rio (el Oust, así se llama) ¿Sabéis que por esta misma orilla transcurre el Camino de Santiago? Quizá algún día yo también sea Perregrino.

Si llega la hora de comer, no dudéis en acompañar a vuestros humanos a «La Terrasse», un curioso bar lleno de cachivaches antiguos que servían para trabajar en el campo y una colección de varillas de batir con las que se hacía la mantequilla. Seréis bien recibidos, y vuestra familia también ¡Ah! Está en la Rue Glatinier.

 

2. Perriplanes en Rochefort en Terre

 

Uno de los pueblos más bonitos que visitamos y con un montón de buenos planes si viajáis a Bretaña con perro. 

El Castillo de Rochefort tiene unos jardines enormes, en realidad parece más bien un bosque por la cantidad de vegetación y árboles que hay. A veces hacen representaciones teatrales para niños, contando historias de caballeros y batallas. Ellos pueden hacerse, con sus padres, una foto de familia «vestidos» de caballeros y damas medievales, y mi dueña y yo no quisimos ser menos ¿A que estamos graciosos?

viajar a bretaña rochefort en terre con perro

Pero lo que más nos gustó fue poder visitar juntos un museo ¡Y yo no era el único visitante perruno! Se trata del Museo Naia. No dejéis de visitar su web y os asombraréis como nosotros de las obras expuestas (pintura, fotografía, esculturas o montajes audiovisuales) Fue una experiencia muuuuy reguau.

 

3. Perriplanes en La Gacilly

viajar a la bretaña francesa la gacilly con perro

La Gacilly tiene un enorme jardín botánico y un río que hace muuucho ruido cuando atraviesas el puente que lo cruza, y eso no me hizo mucha gracia, la verdad. Pero si visitáis la Bretaña con perro en verano, entre Junio y Septiembre, tenéis que conocer este sitio.

Me encantó husmear entre las plantas, olía muuuy bien, y mientras paseábamos mi familia disfrutó de lo lindo de una exposición fotográfica al aire libre.

Seréis bien recibidos en el Bar Bretón, donde podréis comer crepes y galettes que están para chuparse los bigotes.

 

4. Perriplanes en Malestroit

Este pueblo es pequeño, pero tiene un lugar estupendo para dar un paseo en familia: las orillas del Canal de  Nantes a Brest. Se puede caminar junto al canal varios kilómetros, hasta que te canses, mientras disfrutas viendo las casitas pegadas a la orilla. Si disponéis de mucho tiempo incluso hacer alguna excursión en barco por el canal ¡Si volvemos seguro que nosotros también nos apuntamos a  alguna!

 

5. Perriplanes en Vannes

 

Visitamos Vannes el día de mercado, así que había mucha gente por el centro pero en ningún momento esto supuso un problema. Así que además de descubrir sus casas de entramado de madera y encontrar las figuras de Vannes y su mujer, lo mejor que podéis hacer es dar un paseo por el puerto y sentaros en la plaza Gambetta a tomar algo (hay opciones para todos los gustos y bolsillos) Nosotros lo hicimos en Daily Gourmand. Otro paseo espectacular es de el Les Remparts (las murallas) con unas preciosas vistas.

 

6. Perriplanes en Auray

¡Reguau! Que bien lo pasé en este pequeño pueblo, cerca de Vannes en dirección a la costa. El puerto de Saint-Goustan es una chulada. Se puede pasear por ambos lados, tanto por el Quai Franklin (y si, se llama así por el presidente americano Benjamin Franklin que llegó a Auray en 1776… pero eso no son cosas de perros, jeje) donde hay muchas terrazas y restaurantes, como por el Quai Martin, que es un sitio estupendo para corretear sin correa. Claro que , como no se leer, no entendí bien lo de «prohibido el baño» y me puse perdidas las patas con el fango de la orilla.

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Aún no entiendo muy bien porque se enfadaron conmigo, bueno si… aunque al final un señor muy simpático que estaba en el pantalán, en su barco, nos dejó una manguera para lavarme ¡Y asunto arreglado!

 

7. Perriplanes en Dol de Bretagne

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La Grande Rue des Stuars es la calle principal del pueblo, llena de bares, pubs y comercios. En todos los sitios fui bien recibido, especialmente en el salón de té de Amélie. Pero en realidad lo mejor en Dol de B es el paseo que rodea las antiguas murallas, con un jardín botánico estupendo (promenade Jules Revert) ¡Ah! y saludar a los gatos del vecindario (aún no entiendo que no me dejasen…).

 

8. Perriplanes en Vivier sur Mer

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Desde Dol de B hacia Cancale y Saint Malo por la carretera de la costa, os encontraréis con este pueblecito lleno de encanto, con un montón de molinos reconvertidos en casas y una playa preciosa. Junto a la playa, una vía verde que rodea toda la Bahía (se puede llegar hasta Saint Malo en bicicleta o caminando, claro)

Había algunos compis perrunos en la playa y dimos un paseo largo que nos gustó mucho (también a mis humanos)

 

9. Perriplanes en Cancale

Los humanos vienen hasta aquí para probar sus famosas ostras, así que me divertí  pisando sobre los montones de cáscaras que dejan junto a los puestos donde las venden, en el paseo marítimo. Si me hubiesen dejado, también lo hubiese pasado de miedo persiguiendo a las gaviotas, pero vaya ¡no pudo ser! Así que paseíto y agua fresca, que hacía calor.

 

10. Perriplanes en Saint Malo

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Ufff ¡Cuanta gente había por aquí! Es una de las ciudades más turísticas, así que no me gustó mucho caminar por dentro de la ciudad amurallada.

Mejor perriplan fue pasear por encima de las murallas (son 2 km más o menos) donde tuve ocasión de acechar a muuchas gaviotas. Menos mal que iba atado porque si no… pero es que estos pájaros se ríen, la verdad no se que les hace tanta gracia.

 

11. Perriplanes en Saint Suliac

 

Este pequeñísimo y precioso pueblo tiene un puerto junto al río Rance por el que da gusto pasear. Las casas son una preciosidad, aunque no vimos a nadie por las calles, y como en Francia se cena prontito aprovechamos para hacer lo mismo. En Au Galichon seréis bien recibidos, peludos y humanos, y podréis comer carne riquísima que asan en una chimenea o unas galettes , que a mi dueña le encantan.

12. Perriplanes en Locronan

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Este pueblo también es precioso y aquí me crucé con muchos compis perrunos que acompañaban a sus dueños. Así que me da que es un buen destino para viajar a Bretaña con perro. Fuimos de tiendas, en la mayoría pude entrar, y todo el mundo me hizo un montón de mimos.

Tenéis que llevar a vuestros humanos a la crepêrie Le Temps Passé, sobre todo porque María, una simpatiquísima gallega, les preparará un café estupendo y mi familia dice que eso en Francia es raro.

 

13. Perriplanes en Dinan

Esta ciudad es preciooosa (eso dice mi dueña, jeje) y con unas casas medievales increíbles. Paseando hice buenos amigos perrunos, una perrita especialmente que yo creo se enamoró de mi y nos acompañó un rato. Bajamos por una calle empinadísima hasta el puerto donde pudimos sentarnos tranquilamente.

Si pesáis hasta 7 kilos vuestra familia puede alquilar un barquito (por horas) y llevaros a recorrer el río Rance ¡Vaya lata lo del peso! estoy seguro que en el barco cabíamos los tres.

 

14. Perriplanes en la Costa de Finisterre: La Pointe du Raz

 

Yo no se si este lugar es el fin del mundo pero tuvimos que desviarnos mucho para llegar hasta aquí. Mi dueña había leído que otros perriblogueros habían hecho este recorrido, así que quiso llevarme.

La Pointe du Raz es un entorno protegido, así que hay que ir con correa eh, no vayáis a pisotear todas esas plantas que huelen taaaan bien. Me pasé todo el camino olisqueando hasta llegar a la punta, donde nos sentamos a contemplar el mar ¡Como me gusta que el viento me alborote las orejotas!

Estuvo bien aunque yo, que he visitado Galicia con mi familia, ya había recorrido otros sitios parecidos. Si tenéis tiempo, y el día está claro, lo mejor es hacer el circuíto largo (2 horas y media aproximadamente) y ver el atardecer sentados en las rocas.

 

15. Perriplanes en Concarneau

Todo el mundo visita la Ville Close, una antigua fortaleza junto al puerto, y yo no iba a ser menos. Es un islote unido a tierra por un puente levadizo ¡Como en las pelis! Así que hay bastante gente, y tiendas, y un olorcillo a mar que me vuelve loco. Por la noche está mucho más tranquilo así que el paseíto nocturno también me gustó.

 

16. Perriplanes en Pont Aven

viajar a la bretaña francesa pont aven con perro

Aquí pintaba un señor muy famoso (un tal Gauguin) pero lo mejor si viajas hasta este pequeño pueblo de Bretaña con perro es dar un paseo por la orilla del río (el río Aven, claro) y disfrutar de las sombra y el frescor de las plantas y del sonido del agua a su paso bajo el puente.

Si llevas a tu familia a comer a Ca’Lidovine, un estupendo restaurante italiano que está justo sobre el río, seguro que te cae algo y además te ofrecerán agua fresquita.

 

17. Perriplanes en Le Mont Saint Michel

viajar a mont saint michel con perro

Le Mont Saint Michel ya no es Bretaña, sino Normandía, aunque los bretones no lo tienen muy claro. Es una visita obligada si viajas a Bretaña con perro , y si no también.

Sobre este destino tengo que comentaros algunas cosas MUY importantes. Mi dueña había recabado información sobre la visita a Le Mont Saint Michel con perro pero yo os voy a contar algunas cosas más.

Como ya sabíamos, NO puedo subir en el autobús lanzadera ni en los coches de caballos que llevan a los visitantes desde el aparcamiento. Tampoco acceder a la famosa Abadía, pero si al pueblo, aunque había bastante gente y las calles son estrechas.

En el centro de visitantes de Mont Saint Michel ofrecen un servicio de «Guardería canina». Mis dueños habían pensado dejarme allí para visitar la Abadía tranquilamente, seguros de que, con el trato que tienen los franceses hacia las mascotas, iba a quedar en buenas manos. Pero ATENCIÓN : no es una guardería canina, es una PERRERA, una triste habitación cerrada, con luz artificial y jaulas, donde te quedarás solo, sin personal… Por supuesto yo no quise entrar en el chenil, pero es que la cara de mi dueña cuando vió aquel lugar fue todo un poema.

Ella, que me contaba por el camino que iba a estar seguro con otros perritos y con chicas simpatiquísimas que jugarían conmigo… Ufff ¡menos mal que no me dejaron allí! bastante tuve con el tiempo pasado en la perrera cuando me abandonaron. Así que no os dejéis engañar ¡NO es una guardería!

De modo que , todos en familia, con un paseo de 35 minutos ¡Hasta Le Mont Saint Michel! Fui buenísimo esperando con uno u otro mientras se turnaron para visitar la Abadía y nunca en mi vida me han hecho tantas fotos ¡Si yo no conocía a esa gente de nada! pero me decían «beautiful, beautiful».

 

18. Perriplanes en Omaha Beach

viajar a normandia con perro

¡Guauuuuuu! Pedazo de playa. Si viajas a Bretaña y Normandía con perro seguro que no te pierdes esta visita.

Aquí pasaron cosas terribles, en una Guerra (aunque soy un perro se que eso es algo muy malo) pero yo solo ví kilómetros y kilómetros de playa a bajamar. Así que decidí, por mi cuenta y riesgo, echarme unas carreritas, al principio cerca de mis dueños, pero luego me envalentoné persiguiendo aves y ya sabéis… lo uno lleva a lo otro. Cuando me quise dar cuenta eran kilómetros lo que había recorrido, sin descanso, y en medio de una niebla tremenda. A mi me daba igual pero a mi familia no, claro, que sabían que podía despistarme. Así que corrieron detrás de mi hasta quedar extenuados. Me paré a saludar a unos compis perrunos y entonces les vi llegar apuradísimos.

Me mojé un poco, bueno bastante, y eso que yo no me suelo bañar en el mar. Me riñeron, con razón, y al día siguiente no podía con las pezuñas.

No pude entrar en museos y cementerios pero esperé pacientemente en el coche, con las ventanillas algo bajadas, y además el día estaba fresquito, así que no me importó echarme una siesta en el asiento trasero ¡Que correr por la playa cansa!

 

19. Perriplanes en Rochefort (de camino a Bretaña con perro)

 

Si viajas hasta Bretaña con perro piensa que son muuuchos kilómetros para hacer de un tirón. Además de las precauciones lógicas de parar a estirar las piernas y llevar agua para que beba, plantéate,  como mi familia, hacer el viaje en dos etapas y de paso disfrutar de alguna ciudad que os pille de paso.

Salimos de Bilbao y había un montón de destinos chulos donde parar, pero muchos ya los conocíamos (Burdeos, la Rochelle etc) así que optamos por Rochefort, en el departamento de Charente-Maritime. Es un pueblo tranquilo, con gran tradición naval, museos, y un paseo larguísimo junto al río. Si nos seguís por Instagram (@dreamingholidaystravel) veríais lo bien que lo pasé.

 

20. Perriplanes en Les sables d’Olonne

( etapa de vuelta desde Bretaña con perro)

A la vuelta, lo mismo, paradita para no darnos una pechada de viaje.  Mi dueño es muy aficionado a la vela, así que paramos en esta ciudad de la que parte la Vendée Globe, para visitar su paseo de la fama. En el paseo marítimo están estampadas las huellas de los ganadores de esta regata en solitario.

viajar a bretaña con perro

Nos dimos un paseo larguísimo desde el Puerto hasta allí, y descubrimos una playa estupenda. Desde abril hasta octubre los perros no podemos pisarla ¡Qué lata! pero fuera de  temporada tiene que ser una auténtica gozada.

 

¿Qué os han parecido nuestros perriplanes, en este  viaje con perro a Bretaña y Normandía? Espero que os resulte útil toda la información y que llevéis a vuestros compañeros de 4 patas con vosotros. Podéis dejarme un comentario y así me daré por enterado.

¡Ah! y recordad todo lo que debéis llevar en vuestra maleta perruna

 

 

Asolo y otros pueblos bonitos de Italia

Asolo es uno de los pueblos más bonitos de Italia – y mira que he estado en unos cuantos- Lo visité no hace mucho, con mi familia, cuando estábamos de vacaciones en el Véneto. Por cierto, que la región del Véneto es mucho más grande y diversa de cuanto os podáis imaginar: desde el Mar o las Islas de Venecia hasta los Dolomitas, en la provincia de Belluno.  Hasta ahora no lo había pensado, pero en un solo día visité las provincias de Treviso, Padova (Padua) y Vicenza.

Al llegar a Asolo – provincia de Treviso- tuvimos que subir unas calles algo empinadas hasta el centro (Estad atentos porque según que días y horas sólo pueden entrar los coches de los residentes, aunque hay parking en las inmediaciones)  Los niños que volvían del colegio en bicicleta se ve que ya están acostumbrados y pedaleaban cuesta arriba como si nada. Como no era fin de semana estaba bastante tranquilo y pudimos pasear tan a gusto por sus calles. La verdad es que subiendo se veían unas villas estupendas y no digo yo que no hubiese disfrutado en el jardín de alguna…

Toby en Asolo

En la Plaza principal (Piazza Garibaldi) hay una fuente muy antigua (del S. XVI) – la Fontana Maggiore- con el león alado de San Marcos (¡Ufff pero cuántas veces he visto ese león por todas partes!). Además de ser muy bonita también es útil ya que durante muchos años fue la forma de aprovisionamiento de agua para los habitantes de Asolo. Justo enfrente, la Catedral (no os perdáis el vídeo en el enlace, es casi como si hubieseis estado) y el Museo Cívico. Conmigo no lo pueden visitar, claro, pero mirad que guapo salgo en la foto.

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Bajando por las escaleras junto a la Catedral hay unas vistas preciosas… Ah y la guardería del pueblo, y eso me encanta porque todos los peques me saludan al salir: «Il cane, mamma, il cane» La verdad es que Asolo es muy bonito por dentro pero seguramente impresiona más desde abajo, con el castillo y la fortaleza que asoman entre el verde, en lo alto de la colina. Aquí vivieron algunos personajes famosos, como la actriz Eleonora Duse, y pasaron tiempo escritores como Henry James o Hemingway, así que igual «me inspiro» yo también para seguir contándoos mis aventuras.

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Lo que más me gusta de Italia es lo bien recibido que soy- creo que ya os lo he dicho otras veces- así que en Asolo no iba a ser diferente. Nosotros no paramos a comer pero que sepáis que si viajáis juntos humanos y peludos no vais a tener ningún problema para encontrar un restaurante. Fijaos en esto (la foto no es muy buena pero ¡¿cómo no íbamos a hacerla?!) Aunque está escrito en italiano creo que se entiende bien y si no, me decís que ya os lo traduzco (Es que los perros tenemos mucha facilidad con los idiomas)

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Si queréis tomar algo- esto solo para los humanos ¡eh!- o comprar un recuerdo de Asolo, el prosecco (vino blanco espumoso) tiene aquí su propia denominación de origen DGC (Denominazione Geografica Controllata).

Como veis es un sitio estupendo para pasar el día, comer de maravilla, visitar los alrededores o, como hicimos nosotros, dar un paseíto agradable. Asolo es realmente bonito, y no solo porque los digan los señores de la famosa guía.

A tan solo 30 Km de Asolo, pero ya en la provincia de Padua, está Cittadella. Es una pequeña ciudad amurallada, con restos de frescos en sus  cuatro puertas de entrada, preciosa. Tiene siempre buen ambiente y un parque alrededor de la muralla estupendo, en la Rivera del río, pero ¡ojo! porque los perros no podemos entrar en él. Donde me recibieron de maravilla fue en la Birreria Torre – con un enorme cuenco de agua- y mi familia disfrutó de lo lindo comiendo algo rápido y tomando una cerveza, que para eso es la especialidad del local. La encontraréis en Via Garibaldi, nada más atravesar la «Porta Padova» – que era la puerta principal de acceso para el pueblo- Ellos ya habían estado por allí, incluso recorrido la muralla, y vale la pena (si queréis, también hay visitas guiadas, preguntad en la oficina de turismo)

En el extremo opuesto se encuentra la «Porta Bassano», y es precisamente Bassano del Grappa la tercera ciudad que visitamos, a tan sólo 16 Km de Cittadella y muy poco más de Asolo, pero ya en la provincia de Vicenza.

Bassano del Grappa es más que bonito. Tiene un puente de madera sobre el Rio Brenta, el «Ponte Vecchio o degli Alpini» (Puente de los Alpinos, que hace referencia a un Cuerpo del ejército italiano) que se construyó en el S. XII aunque ha sido reconstruido en multitud de ocasiones ya que ha sido incendiado y bombardeado a lo largo de su historia, desde los franceses en siglo XVI  hasta la Segunda Guerra Mundial, además de sufrir los efectos de una riada en 1966. Aun asi es una estampa preciosa, la del puente sobre el Brenta, con la cima del  Grappa de fondo.

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Pero ,además del famoso puente, del licor aún más famoso (la grappa)  y la destileria más antigua de Italia, Bassano tiene unos edificios y plazas increíbles, como el Ayuntamiento con su reloj, que empezó a funcionar el 2 de febrero de 1430.  Museos y Edificios (Palazzi) donde se exponen colecciones de pintura, arqueología o cerámica, y el curioso museo degli Alpini (en el interior de un bar) junto al puente, donde podréis conocer mucho más sobre su historia y ver de cerca los uniformes y objetos e instrumentos militares.

Pero yo prefiero hablaros de los sitios que me gustan. La terraza del Caffè Danieli tiene mucho «glamour» y como soy un perro muy elegante me parece perfecto que paremos a tomar el aperitivo -siempre puede caer una patata frita- aunque casi prefiero la de «Al Porton» porque alli preparan una bruschetta ¡de chuparse los bigotes!

A mi dueña le encantan las librerías, asi que me aburro un poco mientras ella elige, en Palazzo Roberti  y no para de hablar con Vittorio (especialista en narrativa) sobre este o aquel libro. En Bassano, además, hay un montón de tiendas asi que damos un paseo mirando escaparates- algo es algo, al menos nos movemos- que dice mi dueña que «vaya nivel, Maribel».

No está nada mal para un día- pienso yo-  Aunque prefiero estar en la montaña Vicentina, corriendo por los bosques, hay que dar un respiro a mi familia humana. Bastante contento estoy por viajar con ellos a todos los lados, así que si venís con la vuestra no os perdáis Asolo, Cittadella y Bassano del Grappa ¡Os encantará!

 

Todas las fotos son propiedad de Dreaming Holidays (Aún no teniendo marca de agua) y queda prohibida su total o parcial reproducción o uso sin nuestro permiso.

 

El Trentino: Folgaria y Lavarone

Lo prometido es deuda, así que hoy me toca hablaros de dos pueblos preciosos en el Trentino: Folgaria y Lavarone.

Folgaria es uno de esos pueblecitos de cuento, con casitas tirolesas cubiertas de madera y muchas flores. Es famoso por su estación de esquí y ahora en verano es muy curioso ver los remontes que están a pie de carretera y en el mismo centro urbano. En realidad se parece más a cualquier pueblo de Austria que a Italia, y es que en la Edad Media la población juró fidelidad al emperador de Austria, a cambio de autonomia administrativa (todo eso me lo ha contado mi dueña).

Supongo que por eso es normal encontrar tantos carteles escritos en alemán y que el plato típico de la zona, aunque sean como los gnocchi pero sin patata, son los spatzle (spaetzle en alemán) y también unas albóndigas buenísimas llamadas canederli…Yum yum, me pongo a hablar de comida y slurp, se me hace la boca agua.

En Folgaria y en otros pueblos y ciudades del Trentino hay muchos monumentos y museos que recuerdan las Grandes Guerras. Es triste ¿verdad? pero mejor que la gente se acuerde de cuantas personas murieron aquí para que no vuelva a pasar. Y algo muy curioso, una ex-base de la OTAN reconvertida en Museo de la Guerra Fria, Base Tuono.

Ay, pero que pesadito me estoy poniendo… Si yo quería hablaros de lo preciosas que son las casas y los hoteles ( hay un buen número de hoteles dogfriendly en la zona) de la calle peatonal-en realidad de ZTL, zona de tráfico limitado-  del río que cruza bajo un pequeño puente, y de la galleta riquísima que me dieron en el John Club, una cafetería elegantísima (también es discoteca pero ahí yo no voy).

Los troncos de los árboles se vacían para rellenarse de tierra y plantar flores y, en medio de la calle, podéis ver una reproducción de la típica casa con su taller de carpintería. Y es que aquí  todo se hace con madera. También hay un remonte muy curioso y divertido que les encantará a los peques de la casa ( a mi también, aunque al principio estaba un poco «mosca» mirándolo) ya que Micky y Minnie en miniatura no paran de subir y bajar.

Folgaria

 

Folgaria es tan bonito que hasta tienen señalados «puntos selfie» para que te hagas uno. Yo también… ¿A que he salido guapo?

Toby en Folgaria

A poco más de 15 km de Folgaria está Lavarone, claro que por estas carreteras tardamos media horita en llegar y es que, ya os he dicho, el Trentino son montañas y más montañas, aunque tengo que decir que las carreteras están muy bien asfaltadas, para envidia de sus vecinos Vénetos.

Lavarone tiene una playa preciosa. Si, habéis leído bien, una playa. Que no todo es mar, y en Italia encontraréis multitud de lagos equipados con tumbonas y sombrillas y, claro está, con chiringuito y alquiler de pedalones. Lo primero advertiros que en esta playa no me dejan entrar y que no puedo bañarme pero si que puedo recorrer los senderos que rodean el Lago que, por cierto, es de los más pequeños que he visitado. Hacía un dia estupendo, con sol pero no demasiado calor. Yo, aunque hubiese podido, no me baño ni loco!

Lago de Lavarone

Estuvimos paseando y paseando. Todo está perfecto y limpísimo así que, por favor, cuando viajéis recordad que es tarea de todos mantenerlo así. El bar Miralago tiene una terraza estupenda con unas vistas increíbles y sombrillas para protegernos. Con un día así hasta un simple bocadillo sabe riquísimo y allí preparan unos estupendos con pan de centeno, speck, queso fundido y lo queráis añadir (por ejemplo unas verduritas). Una cerveza fresquita o un heladito y, mmmm… quien fuese humano (aunque me apunto al bocadillo y al helado)

Lavarone

Como en el resto del Trentino, en Folgaria y Lavarone el verano es la época ideal para hacer actividades al aire libre, sobre todo rutas a pie o con bici de montaña. Se pueden seguir las huellas de la primera Guerra Mundial recorriendo las antiguas fortificaciones que unían ambas localidades. La fortaleza Belvedere es la más conocida y un sitio perfecto para que niños y jóvenes aprendan algo de Historia.

Yo, como soy un perro, no estudio Historia, ni tampoco visito museos (aunque escucho muy atento sus explicaciones) así que mi familia cuando quiere entrar a hacer alguna visita cultural lo hace por turnos. De todas formas, cuando viajamos, buscamos destinos en los que podamos disfrutar todos juntos y os aseguro que el Trentino es una opción suuuperguau, a pesar de que no fuimos hasta lugares como Bolzano y el Lago de Resia que nos han dicho que es una auténtica maravilla. Lo tenemos apuntado para la próxima.

Así que ya sabéis donde podéis llevar a vuestra familia humana de vacaciones. Se lo pasarán pipa, y vosotros más. Otro día os sigo contando, que conozco muchos más sitios.

Os mando un lametón muy muy grande.

 

Del Véneto al Trentino

Guau… ¿Como estáis? Yo genial. Hace muy poco que hemos vuelto de vacaciones, de un sitio suuuuper guau, entre el Véneto y el Trentino, al norte de Italia. Es un sitio estupendo para todos: mayores, pequeños, familias humanas y peludas, con unos bosques enormes e increíbles donde correr, correr y correr.

He vuelto un poco vaguete – debe ser el síndrome postvacacional (eso es lo que dice mi dueña)- pero no podía dejar pasar ni un día más sin hablaros de los sitios que hemos visitado, donde me han tratado como a un rey.

El viaje hasta allí resultó un poco largo pero bueno, ya estoy acostumbrado,  creo que mi familia estaba más cansada que yo. Nuestro destino era un pueblecito muy pequeño, al norte de la provincia de Vicenza, que se llama Tonezza del Cimone. El Cimone, para que lo sepáis, es el nombre de un Monte de los Alpes que está a 1.226 metros de altitud.

Tonezza es un pueblo de unos 500 habitantes, aunque en los meses de julio y agosto pueden llegar a los 3000. Mucha gente del Véneto tiene alli su segunda residencia, ya que, con el calor que hace en ciudades como Vicenza o Padova, buscan el fresquito durante los meses de verano, aunque también aprovechan el invierno para ir a esquiar. Este año en junio el tiempo estaba un poco raro, y algunos días llovió. A mí no me importa lo más mínimo y he disfrutado como un loco porque la hierba estaba alta y húmeda y podía olisquear cuanto me viniese en gana. Lo malo era la vuelta a casa, con lo poco que me gusta que usen el secador… Grrrr.

Mi familia había alquilado un apartamento en la casa de unos señores del pueblo. Teníamos un jardín común muy bonito pero no me dejaban salir solo porque ladraba al gato de los dueños (siempre me cargo con las culpas, y el gato ¿qué?). En la mayoría de las casas os alquilarán alguno y si estáis interesados en alojaros en Tonezza del Cimone no dudéis en contactar con Dreaming holidays. También hay algunos hoteles, pero no todos son dogfriendly ( si buscáis un hotel para ir con vuestra familia nos lo decís).

Refugio

En el Véneto se come muuuuy bien y hay costumbre de tomar el aperitivo (como en toda Italia)- y como me gustan las patatas fritas del aperitivo, ñam- así que también os cuento los sitios donde hemos estado y en los que, además de los peludos, los humanos son bien recibidos.

En la parte más alta del pueblo hay un pequeño refugio (baita) que se llama Pontara. Ese es mi sitio preferido para ir a correr: campo y más campo para mi solito. Bueno, para mi solo no porque en ese lugar comienzan las rutas de senderismo y los fines de semana hay mucha gente. En la Pontara podéis tomar algo, un café, una cerveza o aperitivo, e incluso encargar una barbacoa de carne (mmmm no veáis como huele). Además a Marco le encantan los perros así que tenéis mimos asegurados.

El sendero más famoso se llama Excalibur y es por donde solíamos ir a caminar -que a mi familia también le viene bien hacer ejercicio- Mientras ellos seguían el camino yo desaparecía por el bosque y regresaba cuando me venía en gana, pero no os vayáis a creer que era por escaparme (Además tenía que vigilar que ellos no se perdiesen, pobrecitos que no tienen una chapa como la mía).

Casi todas las mañanas íbamos a tomar café a La Piazzetta, donde todo el mundo me conoce, o a la hora del aperitivo. Desde la terraza hay unas vistas chuliiiiisimas.

¿Habéis probado alguna vez las bruschettas? pero no las que estáis pensando la mayoría (pan tostado con tomate o patés) sino las típicas del Veneto, y que vienen a ser el equivalente a las pizzas en el sur de Italia. Son unas enormes rebanadas de pan tipo molde pero más consistente. Se meten al horno cubiertas de tomate (no siempre), queso y otros ingredientes como verduras, atún, embutidos… Por aquí el más típico es el speck, un jamón ahumado que encontraréis también en Austria, sobre todo en el Tirol. Me encantan, y a mi familia humana también, claro. Pues en el bar Filò las hacen buenísimas y además, si las preferís, las tienen de pan casero. Aún estoy relamiéndome los bigotes sólo de acordarme…

Toby en la carretera de Folgaria

Desde Tonezza del Cimone hay un paso al Trentino, así que aunque geográficamente pertenece al Véneto tiene más en común con el Sudtirol ( o Tirol italiano). A tan sólo 25 km está Folgaría y muy cerca de allí el Lago de Lavarone, dos sitios «de película» de los que os hablaré en mi próximo post. Se tardan tres cuartos de hora en llegar porque son carreteras de montaña pero merece la pena ir viendo el paisaje que, cuanto más cerca de Trento, es cada vez más bonito. Nosotros paramos a saludar a unas vacas simpatiquísimas y si os apetece comprar queso podéis hacerlo en cualquiera de las «Malgas» (granjas) que os encontraréis de camino.

Malga

Malga en la carretera «dei Fiorentini» que va desde Tonezza del Cimone hasta Folgaria

¿A que os están entrando unas ganas tremendas de visitar este lugar? Pues todavía hay más, mucho más. No vayáis a pensar que el Veneto es solo Venecia o Verona. Ah! que sepáis que también he estado en Venecia, pero eso mejor os lo cuento otro día.

Lametones para todos.

Toby prepara la maleta

Toby prepara la maleta

¡Guau! mi familia lleva unos días muy atareada. Mueven bolsas de un lado para otro y no me hacen demasiado caso. Pero ¿Qué veo? ¿Maletas?. No se les ocurrirá dejarme aquí, ¿verdad?. Me voy a un rincón y me enfurruño, dejo de comer y miro de reojo a ver qué pasa.

«Toby -me dicen- vamos a preparar tu maleta». Bieeeen… eso es lo que más me gusta. Voy a estar bien pendiente para que no nos olvidemos de nada. Lo mejor es que les prepare una lista, por si acaso:

 

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  • Lo primero y principal mi pasaporte o cartilla sanitaria ( Yo tengo pasaporte porque viajo mucho al extranjero) Tengo todas mis vacunas en regla -no es que me guste mucho eso de las vacunas, claro- y tomo mis pastillas para que no me piquen las pulgas ni las garrapatas, además de tener más cuidado si voy a alguna zona donde abundan los mosquitos. De momento no he tenido que pasar ningún periodo de cuarentena pero ¡Ojo! porque para viajar a algunos países os exigirán unos análisis especiales que tardan algo de tiempo. Que vuestros dueños no se olviden de consultar bien toda la información sobre el destino porque un peludo amigo mío tuvo que quedarse a última hora en una residencia y no pudo viajar a Suecia con el resto de la familia (¡Vaya fastidio!).
  • Mi collar y mi chapa identificativa, con mi nombre y el número de teléfono de mi familia ¿Imagináis que me despisto y me pierdo? ¡Ojalá que no! pero de esta forma si alguien me encuentra es mucho más fácil que contacten con ellos (pobrecitos, no quiero ni pensar en el disgusto que se llevarían). Además, mis amigos Matt y Belén me regalaron una chulísima, original y hecha a mano por los chicos de «Dale la chapa a tu perro». Todo el mundo me dice lo bonita que es, así que vosotros pedid una igual a vuestras familias (bueno, igual no, que no vale copiarse. Además son siempre personalizadas, con el color y el diseño que elijáis)
  • Mi mochilita con cepillos, toallitas húmedas, un bebedero portátil…ah, y el «kit de emergencia» con una toalla grande y jabón por si me da por hacer «alguna de las mías» (vale, soy un cochinote y a veces me gusta jugar a camuflarme entre las vacas jijiji). También por si vamos a la playa, que luego hay que aclararse bien con agua dulce. Yo no me suelo bañar aunque otro día os contaré mi aventura en la Ría de Cambados (Pontevedra). Creo que mi dueña aun está enfadada conmigo…
  • Mi comida…grrrr ¿otra vez pienso? Ah, menos mal que también me llevan alguna chuche y unas latitas, sobre todo cuando el viaje es muy largo. Aunque yo no me mareo, estoy un poco inapetente y esperan a que lleguemos al hotel para darme de comer. En realidad lo que me gusta es pedirles un poco de su comida cuando paramos en un área de servicio. En Francia son chulísimas y hay mucho arbolado y zonas verdes, y en Italia ¡puedo entrar al Autogrill!
  • ¿Y dónde voy a dormir? Ah, ¡que también nos llevamos mi cama! En algunos hoteles hay camitas para las mascotas, pero normalmente son para perros pequeños y yo peso 20 kilos…

¿Todo en orden? Yo creo que si. Además mi familia ha localizado el listado de clínicas veterinarias más cercanas a nuestro destino. No quiero que me pase nada, pero ¿Y si me pongo malito? También tengo un seguro especial, junto a mis dueños, de asistencia en viaje, para que pueda volver a casa con ellos si hay cualquier problema. Y el de responsabilidad civil que también está incluido en nuestro seguro de hogar. Somos una familia viajera muy previsora.

Ay, que nervioso estoyyyy…¿Cuándo nos vamos? ¡Guau, guau, guauuuu!

 

Saludos de Toby, el perro viajero

toby el perro viajero

¡Hola a todos! Me presento: mi nombre es Toby (Toby el perro viajero jeje). Dicen que soy un mestizo de setter inglés y spaniel, y que tengo algo más de 5 años (actualizo, que esto lo escribí en 2016, y ahora tengo unos 10). Desde 2012 tengo una familia humana, una familia que me rescató de la jaula en la que viví algún tiempo, no mucho, aunque a mi me pareció una eternidad.

Mi nueva familia, de la anterior no me acuerdo, suele viajar mucho. Ellos a menudo hacían algo que llamaban «escapadas low cost», que no se muy bien que significa, pero que debía gustarles mucho y que yo se que a veces echan de menos.

Se que les encanta viajar pero también que me quieren con locura y que siempre que pueden me llevan con ellos. A veces me quedo con los abuelos o los primos, que también me quieren mucho, pero la verdad es que yo prefiero acompañarles en sus viajes.

Cuando supe que estaban escribiendo este blog me puse muy contento y excitado y no podía parar de mover mi cola de alegría. Ellos os hablarán de los lugares que visitan y os dirán cuanto les ha gustado este o aquel museo, o un restaurante, pero claro, ¡yo también quiero contaros cuales son los sitios que más me han gustado! Así que ahora tengo mi propia sección: los viajes de Toby.

Como peso 20 kilos no puedo viajar en la cabina de los aviones y en muchas compañías ni siquiera en la bodega, pero -mira- mejor para mí. Tengo fobia a las jaulas y donde esté todo el asiento trasero del coche para mi solito que se quite todo lo demás. Me porto bien, no me mareo, y soy capaz de aguantar cientos de kilómetros al día para llegar a donde sea. Por algo me llaman Toby el perro viajero.

También se que mi familia lo tiene un poquito más difícil para encontrar alojamiento, aunque por suerte cada vez hay más hoteles en los que me dejan dormir. De todas formas me gusta mucho más cuando me llevan a un  apartamento o casa, sobre todo si tiene jardín. Lo más complicado es poder comer en restaurantes, al menos cuando viajamos por España, aunque en algunos bares empiezo a ser bien recibido y me gustan mucho las tapas y pinchos que comemos. En los siguientes post os contaré siempre cuales son todos esos sitios en los que soy bien recibido.

Otra complicación añadida cuando estamos cerca de casa es poder usar el transporte público, así que soy muy feliz cuando en otros países me permiten subir en trenes, metro, autobús o barco. Además la gente es siempre muy amable y me dicen lo guapo y educado que soy, y aunque me hablan en distintos idiomas yo les entiendo.

Uno de los países que más he visitado es Italia. Allí soy muy bien recibido y es muy raro encontrar esas pegatinas en la entrada de los bares o tiendas, las del circulito rojo con una raya diagonal sobre el dibujo de un peludo, y que mi dueña me señala cuando me tengo que quedar fuera esperando. Además, para que os voy a engañar, a mi la pasta, la pizza y los helados me vuelven loco. Pero también he visitado otros sitios que ya os iré contando más adelante. Ahora voy a echarme una siestecita, que esto de escribir cansa mucho.

Lametones para todos.

Toby