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Restaurantes italianos por el mundo (de momento, Europa)

Restaurantes italianos, los encontraréis allá donde vayáis. Nunca la expresión ¡Italianos por el mundo! fue tan acertada.

Seamos sinceros. Todos viajamos con la intención de conocer las costumbres de países diversos y esto incluye, por supuesto, la gastronomía, pero ¿Cuántos de vosotros no os habéis cansado de repetir una y otra vez los mismos platos o de tener que pagar una fortuna para comer mínimamente bien? Que levante la mano el que nunca haya dicho durante un viaje «Me muero por una pizza o un plato de pasta. Me muero por ir a un italiano». Además es apuesta segura si viajáis con niños.

Seguramente la cocina italiana sea una de las más «globalizadas» y por tanto encontrar restaurantes italianos en casi cualquier lugar del mundo es tarea fácil. Esto se explica por el fenómeno migratorio que en el siglo pasado – y de nuevo en estos últimos años de crisis económica-  llevó a miles de italianos hasta América y por supuesto al resto de Europa.

Si bien la cocina italiana es admirada y conocida en todo el mundo también ha sido maltratada por las franquicias y los locales pseudo-italianos de comida rápida. Distinguir un italiano auténtico de otro que no lo es es sencillo si habéis viajado mucho a Italia. De lo contrario siempre os podrán dar «gato por liebre».

Sin ánimo de ofender a nadie, no soy capaz de pasar una semana seguida comiendo filete empanado- por muy Schnitzel que lo llamen- y salchichas en Austria (que me gustan, conste, especialmente en los puestos callejeros). En Francia hay opciones pero ¿A qué precios? Adoro las Crêpes y en París es posible encontrar muy buenos restaurantes de cualquier nacionalidad ¡También italianos!

Incluso aquí, cerca de casa, cuando salgo a cenar voy a mi italiano preferido, La Trattoria Napoletana (Actualizo: La Trattoria cerró debido a la pandemia). Al final , he acumulado un montón de tarjetas de restaurantes italianos en otros países europeos. Os recomiendo algunos que me han gustado especialmente.

 

RESTAURANTES ITALIANOS EN FRANCIA

La Dolce Vita (París)

En la Rue Michel Chasles, a un paso de la Gare de Lyon (Ojo, porque si buscáis La Dolce Vita París os aparecerán unos cuantos y no guardan relación con este) Es de los primeros que visité allá por el año 2002 y regresé en el 2010, ya que en ambas ocasiones escogí el mismo hotel, junto a la estación.

Uno de los  restaurantes italianos más auténticos, a pesar de que los camareros os hablen en francés. La familia propietaria procede del sur de Italia. La primera vez que estuvimos transmitían un partido de fútbol en televisión (jugaba un equipo italiano, por supuesto) y en algún momento temimos por los platos cada vez que había una jugada «peligrosa». Raciones abundantes de pasta y buenas pizzas. Es cierto que la primera vez nos gustó más que la segunda, pero es que en el 2010 ya habíamos viajado a Italia en más de una ocasión y «las comparaciones son odiosas».

 

Marco Polo (Saint Martin de Ré- Ille de Ré)

Vale, no recuerdo si eran italianos auténticos y leyendo las últimas opiniones sobre este lugar me estoy quedando atónita. Nosotros comimos estupendamente y me acuerdo de que el personal fue amabilísimo (su propietario nos explicó como debíamos pedir un café cortado en Francia, y por cierto el café era bueno) Excelente Lasagna y Tiramisú.

El local está situado en el puerto de la localidad de Saint Martin de Ré, una de las más visitadas de la isla. Es un pueblo encantador lleno de tiendas glamurosas y de ambiente marinero. Por supuesto que encontraréis restaurantes de pescado y marisco pero seguramente no aptos para todos los bolsillos. En aquel viaje, además, había «gente menuda» a bordo, así que un italiano nos pareció la mejor opción.

 

RESTAURANTES ITALIANOS EN AUSTRIA

Al Borgo (Viena)

Creo que podría afirmar, casi sin dudarlo, que este es el mejor de todos los restaurantes italianos que he probado hasta ahora, mejor incluso que los que he frecuentado en la mismísima Italia. Aúna la mejor materia prima con una cuidada elaboración en los platos y el ambiente elegante de la capital austriaca.

restaurantes italianos

No en vano su propietario, Carlo, es originario de la Emilia Romagna, seguramente la región italiana en la que mejor se come.

Leyendo algunas opiniones acerca del local, y teniendo en cuenta que estaba cerca de nuestro hotel, en el distrito 1, dudaba entre ir o no (ya sabemos que sobre gustos no hay nada escrito y yo siempre leo las opiniones escritas en italiano en primer lugar) Me alegro de haber ido finalmente, ya que la experiencia fue tan buena que decidimos repetir.

Se puede tomar un Spritz (aperitivo italiano) mientras esperas la cena. Para los amantes del vino la bodega es variada y buenísima (y no más cara que en Italia) y si habéis pedido una bebida no tendrán reparo en serviros agua del grifo, sin cargo claro.

La cuenta, de lo más ajustada en cuanto a relación calidad/precio. Teniendo en cuenta además la ubicación céntrica y el hecho de que el restaurante sea frecuentado por celebridades, italianas y no, que visitan la ciudad (Encontraréis fotos enmarcadas de muchos famosos comiendo allí) Pero ¿Cuánto? -os estaréis preguntando- En su web podéis ver los precios e incluso hay un menú del día (solo a mediodía) por menos de 12€ .

Sobre lo bonito que es el local podría hablaros largo y tendido pero mi recomendación es que lo visitéis en vuestro próximo viaje a Viena.

restaurantes italianos

Solo dos apuntes: es más que recomendable reservar y no olvidéis incluir la propina (alrededor de un 10 %) a la hora de pagar tanto si lo hacéis en efectivo como si usáis vuestra tarjeta de crédito. Esa es la costumbre en Viena.

An der Hüben 1, 1010 Wien

 

Pasta e Vino (Salzburgo)

restaurantes italianos

Mezcla de charcutería y taberna donde las opciones, tal como su nombre indica, se reducen a escoger entre una fuente de «antipasti» (embutidos, quesos y encurtidos) o un plato de pasta preparada de 2 formas distintas, acompañados del vino de la casa (Advierto, raciones enormes)

El local, diminuto, vende además los productos de charcutería, pasta fresca o postres para llevar (excelente Tiramisú) de modo que es frecuente que los clientes se acerquen al mostrador a comprar mientras otros ocupan las mesas a la hora del almuerzo.

Regentado por tres jóvenes napolitanos, propietarios además de otro restaurante (La Bruschetta) que no visitamos, ya que «Pasta e Vino» quedaba muy cerca de nuestro hotel.

Wolf-Dietrich-Straße 31, 5020 Salzburg

 

La Cantina-intermezzo italiano (Innsbruck)

Acudimos en busca de un auténtico café italiano (el que servían en nuestro hotel no era muy bueno) y descubrimos que además ofrecían el «Plato del día». Por su ubicación , en el centro de Innsbruck, es frecuentado por quienes trabajan en oficinas cercanas, a la hora de la comida.

Otra vez tenemos que advertiros del tamaño de las raciones. Nosotros habíamos pedido un entrante para compartir y dos platos, pero cuando vimos las raciones servidas en fuentes, en las mesas vecinas, rectificamos nuestra comanda ¡Menos mal!

Todo buenísimo y los dulces de escándalo, así como el café. Además el local ofrece ( los jueves, a partir de las 18:30) el típico aperitivo italiano: una bebida acompañada de un variado buffet libre. El personal, joven y amabilísimo, italiano ¡Claro!

Sparkassenplatz 2, 6020 Innsbruck

 

Die Pizzerei (Innsbruck)

Aquí va uno fifty-fifty. Lo había buscado por internet antes de mi viaje y acudimos en nuestra primera noche en la ciudad. En su web se definen como restaurante original italiano y parte del personal lo es.

El local es muy agradable y bien decorado, y la verdad es que tanto la pasta como las pizzas están buenas. Como curiosidad aquí vi por primera vez  como ponían «para llevar» la pizza que los comensales no eran capaces de terminarse (después observé esto en otros restaurantes y pizzerias de Austria) y pensé que en España estaría «mal visto» o que alguien podría tildarlo de «cutrez». Sinceramente me pareció una actitud más racional, la de no desperdiciar y tirar a la basura comida en perfecto estado. Creo que ahora esta costumbre se ha extendido también a nuestro país, al menos a algunos locales, de la misma manera que ya no nos da «corte» llevarnos la botella de vino que no hemos acabado.

Bozner Platz 6, 6020 Innsbruck

 

RESTAURANTES ITALIANOS EN ESPAÑA

La Piccola Trattoria (Madrid)

Literalmente Piccola, esta pequeñísima Trattoria en la zona de Anton Martin ha sido una de las mejores experiencias gastronómicas en una escapada reciente a la capital. Teníamos reserva previa ya que, con tan pocas mesas, es casi imposible encontrar una libre sin reservar ¡Y por nada del mundo queríamos perdérnoslo!

Directamente del sur de Italia, desde la bella región de Puglia, Giuseppe nos hizo disfrutar de la comida y de la charla. Es complicado decidirse carta en mano, pero no hay posibilidad de errar y además siempre hay algún plato fuera de la misma, como los «involtini» o «boconccini», pequeños bocados de berenjena, queso y algún ingrediente secreto 😉 por los que nos dejamos seducir.

La burrata es excelente y la pasta sublime. Para probar la pizza (que nos han asegurado las «buenas lenguas» que es de lo mejorcito) ya no quedaba sitio en el estómago. Siendo sinceras, si, un pequeño hueco si quedaba, pero estaba reservado para el postre.

Una botellita de Primitivo del Salento para acompañar, siguiendo el consejo de Estela (el otro 50% de la Piccola Trattoria) y solo cuando estábamos acabando el postre nos dimos cuenta de que no habíamos sacado ni una foto para el blog. Tiramisú, Cannoli sicilianos y una tentación de chocolate de cuyo nombre ni me acuerdo.

La Piccola Trattoria está en la Calle Torrecilla del Leal, 15 (Metro Anton Martin)

 

Pizza Mascalzone (Madrid)

Vale, es Italo-argentino, pero las pizzas están buenísimas. En el Madrid de los Austrias (Calle Cervantes, 1) una de las zonas más bonitas de la ciudad, podréis degustar sus pizzas, ensaladas y algunos platos como la Parmigiana, de la que nos declaramos muy fans.

Un placer auténtico, comer la pizza con Speck (una especie de jamón ahumado) del que tanto hemos disfrutado en nuestros viajes por el Norte de Italia, especialmente en la región del Trentino. Además, justo enfrente, encontraréis Pastamascalzone, donde comprar pasta fresca y una enorme variedad de embutidos y otros productos italianos.

 

Esperamos que tengáis ocasión de ir probando nuestras sugerencias. Ya veis que el post sigue creciendo, así que lo actualizaremos cada vez que descubramos algún local nuevo que nos haya gustado especialmente

Y vosotros ¿Cuántos italianos por el mundo conocéis? ¡Seguimos esperando vuestras recomendaciones y experiencias!

 

 

 

Sisí emperatriz y Tarta Sacher: Viena sin sufrir un empacho

Sisi emperatriz y tarta Sacher: Viena sin sufrir un empacho

Si estás pensando en visitar Viena probablemente hayas comenzado a leer un montón de blogs (como éste) y guías de viaje, para hacerte una idea de lo que te ofrece la capital austriaca. En todos, absolutamente todos, encontrarás cientos de referencias a los Habsburgo, a la emperatriz Sisí, a los Palacios en los que vivió y a la fascinación que sobre tanta gente ejercía. La segunda cosa que encontrarás serán tantas otras referencias a los dulces austriacos y al que se ha convertido en un auténtico icono de la ciudad: la tarta Sacher.

Adoro el chocolate pero el recuerdo de tantas películas almibaradas sobre la emperatriz Elisabeth en las sobremesas de domingo me llevó a plantearme si no iba a ser un viaje demasiado empalagoso para mi carácter y si no podía darse el caso de que sufriese una indigestión.

Si eres de los que , como yo, piensa que tanto Palacio puede ser demasiado, sigue leyendo porque te aseguro que es posible visitar Viena sin sufrir un «empacho». La ciudad ofrece tantas alternativas que podrías incluso visitarla casi prescindiendo de la vida palaciega.

Para una dosis justa prueba a visitar estos lugares:

 

1.Palacio de Schönbrunn

Palacio Schonbrunn Viena

El palacio de verano, y antiguo coto de caza, de la familia imperial es uno de los imprescindibles de cualquier guía y una de las atracciones más visitadas por lo que resulta recomendable reservar la entrada para evitar grandes colas. Para los fans de la emperatriz existe incluso el Sisí ticket . Para los no fans esta es la visita perfecta para cumplir con nuestra dosis de Viena imperial.

Podéis comprar las entradas por internet, en la oficina de turismo y en la mayoría de los hoteles aunque si os aventuráis a visitarlo sin hacer una reserva sabed que existen máquinas expendedoras en el mismo Palacio. En las entradas os darán la hora exacta en la que podéis acceder para iniciar vuestro itinerario. Tanto si escogéis uno completo (44 salas) como uno reducido (22 salas) mejor con audioguía. Mientras tanto podéis aprovechar el tiempo de espera para visitar los enormes jardines (de acceso libre, de hecho son un parque público) y contemplar las estatuas y magníficas fuentes.

Al Palacio se llega fácilmente en metro (línea 4) , en tranvía o autobús.

2. Burggarten

Burggarten

Este inmenso jardín, situado detrás del Palacio Hofburg– opción B palaciega si aún os quedan ganas- es un parque público desde 1919. Es un auténtico placer pasear por él, entre las estatuas de Mozart o el emperador Francisco, tomar un café en el Palacio de cristal- antiguo invernadero reconvertido en restaurante- o visitar «la casa de las mariposas».

3. Biblioteca Nacional

Viena, biblioteca nacional

Uno de nuestros «imprescindibles» en Viena. Considerada, con razón, una de las más bonitas del mundo, la biblioteca de los Habsburgo se construyó en la primera mitad del S. XVIII. Su magnífico Hall de estilo barroco, la cúpula de 30 metros de altura, así como los frescos que relatan escenas militares son solo algunos de los motivos para visitarla. Además de los ejemplares de valor incalculable, a menudo se programan exposiciones temporales.

4. MuseumsQuartier

Museumsquartier Viena

Foto de: www.wien.info

Inevitablemente volvemos a la Viena de los Habsburgo pues estas antiguas caballerizas han sido reconvertidas en un espacio museístico único: el Leopold Museum (colección que aglutina sobre todo pintura vienesa del los S. XIX-XX), el MumoK ((arte vanguardista, pop art, fotorrealismo..), la Kuntshalle (exposiciones temporales) pero además otros museos dedicados a la arquitectura, a los niños e incluso a algo tan curioso como el tabaco.

Pero no os preocupéis, que no hace falta visitarlos todos. De hecho, lo mejor de este lugar es el ambiente joven y de vanguardia, las terrazas de los bares que hay en el espacio interior, las tumbonas de diseño o las tiendas de productos originales como los de objetos con materiales reciclados.

Además el MuseumsQuartier está junto a la famosa Mariahilfer Strasse, una de las calles comerciales más conocidas de Viena, así que siempre podréis aprovechar para hacer un poco de shopping.

5. Café Vienés

Café Vienes

Si por algo es famosa la capital austriaca es por sus Cafés: el Sacher, el Demel o el Café Central son algunos de los más conocidos y compiten entre ellos por la famosa tarta Sacher y otros dulces como el Apfelstrudel. Sin embargo, y sin quitar mérito a los cafés históricos de Viena, nosotros preferimos un auténtico café italiano como el que sirven en Zanoni & Zanoni, la heladería más famosa de la ciudad (muy cerca de la Catedral de San Esteban), donde también degustaréis la Sacher y una riquísima tarta de tiramisú.

¿ Ganas de más? Podéis añadir el palacio Belvedere, la Ópera, el Prater , o disfrutar de los espacios verdes como el Stadpark (por cierto, al lado mismo de nuestro hotel), el ambiente del Graben y la plaza de San Esteban… Disfrutar de los múltiples eventos tanto en invierno- el maravilloso mercado de Navidad- como en verano- con los barcos-bar sobre el Danubio o las playas urbanas- Y comer tantos dulces como os apetezcan… con moderación. Ya véis que sí, es posible visitar Viena sin sufrir un empacho.

 

Budapest, una perla en el Danubio

Parlamento de Budapest

Junto a Viena y Praga, Budapest completa uno de los recorridos centroeuropeos más amados por viajeros de todo el mundo. ¡Sigue leyendo para descubrir algunas curiosidades de la perla del Danubio!

Al contrario que otras capitales europeas, Budapest es una ciudad relativamente pequeña, agradable para pasear entre sus avenidas y zonas verdes. La capital húngara está dividida en dos partes separadas por el Danubio, Buda (Lo que podríamos definir centro histórico) y Pest. Para una escapada de 3 días, lo mejor es dedicar un día a Buda y el resto a Pest. Mencionamos algunos de los lugares más típicos de cada área:

En Buda encontraremos el imponente castillo de Buda, uno de los símbolos principales de la ciudad y antigua residencia real que en la actualidad alberga 3 museos: La galería nacional Húngara, el museo de historia de Budapest y la biblioteca Széchenyi. El castillo se sitúa en lo alto de una colina que se puede alcanzar mediante el funicular (870 Florines) o a pie (Preparaos para cuestas y escaleras infinitas). Cerca del castillo encontramos otros 2 puntos de interés: El Bastión de los Pescadores, un mirador de estilo neogótico desde donde se puede admirar Pest y sobre todo el Parlamento en su máximo esplendor. La Iglesia de Matías se encuentra el la misma zona y es la iglesia católica más famosa de Budapest. Todo el distrito del castillo está caracterizado por casas y edificios medievales y barrocas.

Y si Buda es una zona tranquila, Pest es todo lo contrario: Zona neurálgica de la ciudad, con cientos de calles y avenidas pobladas de negocios de todo tipo, puestos de street food y enormes parques donde los jóvenes se sientan a tomar una cerveza. Las dos avenidas principales de Pest son Andrássy (Que comunica en perfecta línea recta la plaza de los héroes y el parque de la ciudad con la plaza Erzsébet) y Váci utca.

Andrássy es el boulevard más famoso de Budapest. Una impresionante avenida de 4 carriles con un paseo peatonal entre ambos sentidos llena de edificios altos y tiendas de algunas de las mejores firmas. A lo largo de toda la calle se extiende la linea 1 del metro (La amarilla) y se llega bastante rápido de un extremo a otro. Ojo porque no hay un paso subterráneo para cambiar de sentido, tenéis que cruzar la calle y después bajar al andén. Si vamos caminando nos cruzaremos con el teatro de la Ópera

Váci Utca en cambio es una peatonal paralela al Danubio, llena de tiendas de souvenirs, bares, clubs, restaurantes y terrazas.  Probablemente los camareros y RRPP os asaltarán a la primera de cambio, aunque no suelen ser muy pesados (Al menos no tanto como en otras ciudades más turísticas). A destacar la cantidad de locales de masajes Tailandeses, que junto a la gran cantidad de luces y neones por un momento consiguen trasladarte a Bangkok.

Si eres de los que prefiere comprar unas cervezas en el supermercado y sentarte en algún parque en vez que ir de bares (Aunque los bares-ruina una visita bien la merezcan), entonces Déak Ferenc Tér es tu sitio. Cada noche cientos de jóvenes ocupan este parque para beber en compañía.

Otro lugar a destacar en Pest es el Barrio Judío con la Sinagoga, la segunda más grande del mundo después de la de Jerusalén. En mi opinión es una de las mejores zonas para picar algo, hay muchísimos restaurantes take-away y puestos de street food donde con poco dinero podrás comer hasta hartarte.

Por supuesto, cruzar el Puente de las Cadenas para pasar de Buda a Pest forma parte de la lista de imprescindibles, aunque el actual sea una reconstrucción del original construido en el año 1849.

Si os gustan los mercados, no podéis perderos el Mercado Central, que aunque en los últimos años se ha convertido en una verdadera «atracción turística», merece la pena. En la planta baja hay todo tipo de puestos de comida, carne, embutidos, quesos, especias (Sobre todo, paprika), chocolate… los precios no son los más bajos de la ciudad, pero al menos tendréis la certeza de encontrar de todo. En la planta de arriba hay varios puestos de souvenirs clásicos y puestos de comida donde puedes degustar especialidades húngaras compartiendo mesa con otros clientes.

Los dulces y la pastelería Húngara son de lo mejorcito que haya probado (Lo siento amigos franceses e italianos…) y prueba de ello son los impresionantes cafés como el Centrál Café o la pastelería Gerbaud, la más famosa de Hungría. Otro lugar destacable es el New York Café, que aunque con precios notablemente superiores a la media de Budapest, merece una visita solo por su interior. Pero no hace falta irse hasta estos locales para probar buenos dulces. Incluso en las estaciones de metro podemos encontrar puestos donde venden croissants y otra bollería deliciosa recién horneada a precios realmente bajos, como por ejemplo 2 croissants a 50 céntimos. El chocolate es otra de las pasiones de los húngaros, que se han especializado en la producción de éste. Chococo Csokoládérium, en Buda, es uno de esos sitios donde puedes encontrar cualquier tipo de chocolate que exista en el planeta tierra… blanco, negro, con leche, con frutos secos, con fruta deshidratada, aromatizado con licores… cualquier combinación que se te ocurra, la encontrarás allí.

Para los amantes de la naturaleza y el relax si con el parque de la ciudad no os llega, podéis echar una escapada a Isla Margarita, situada en el Danubio entre Buda y Pest. La isla, que tiene más de 2km de longitud, es el paraíso de los deportistas que practican jogging. Además hay varios jardines, un zoo y otros lugares de interés.

Y por supuesto, si hay algo por lo que sea famosa Budapest, son sus balnearios. Los más importantes: El de Gellert, Széchenyi y Rudas. Yo no tuve tiempo de relajarme durante mi viaje, por lo que ya tengo excusa para volver…

¿Y tú? ¿Todavía tienes excusas para NO ir? 😉

 

¿Tienes tiempo? Descubre las otras perlas del Danubio: Viena y Praga, ¡Combínalas en una visita!