Ruta por la Toscana para no iniciados
¿Quién no ha soñado alguna vez con viajar a la Toscana? Pronunciar su nombre evoca las imágenes idealizadas que aparecen en las guías de viaje, los pueblos de postal, los paisajes de suaves colinas y las carreteras de curvas sinuosas flanqueadas por los cipreses, tantas veces recorridas en películas comerciales como “Bajo el sol de la Toscana” o “Cartas a Julieta”.
Uno imagina los vastos viñedos del Chianti, las casonas imponentes que albergan algunas de las bodegas más famosas y los vinos más caros de Italia, o las ciudades del arte como Florencia o, por qué no, suspira por ver la famosa Torre inclinada de Pisa, e inevitablemente siente el deseo de partir.
En ocasiones más de uno se pregunta si de verdad esos lugares existen y si son tan bellos como en la gran pantalla. Y es que la Toscana posee un encanto natural que la convierte en un inmenso plató. No en vano ha sido escenario de célebres rodajes como “La vida es bella”, “Gladiator” o la oscarizada “El paciente inglés”.
La región toscana: la diversidad de sus 10 provincias
Con una extensión relativamente pequeña, comparable a la de la Comunidad Valenciana, lo primero que sorprende al viajero es la disparidad de paisajes que encuentra recorriendo cada una de las diez provincias que conforman esta región.
Desde las canteras de mármol de Massa Carrara, al norte, junto a las poblaciones costeras de Livorno o las reservas naturales de la Maremma, en la provincia de Grosseto, a los bosques del Casentino, en los límites con la Región de Emilia-Romagna o bien al Norte de Florencia, en las menos visitadas provincias de Pistoia y Prato, vecinas de Lucca y la célebre Pisa.
Pocos lugares sorprenden tanto como los paisajes lunares de “Le Crete Senesi” en la provincia de Siena, que contrastan con las extensiones de viñedos del Chianti, entre esta última y Florencia. Los valles, que en italiano tienen nombre femenino, desde la Val d’Elsa , la di Chiana, a la d’Orcia, compiten en belleza y nos sugieren un itinerario perfecto «de Valle a Valle».
Tan distintas las ciudades construidas con tufo volcánico (o toba), como Pitigliano, Sorano y Sovana, rodeadas de los enterramientos y las termas desde el tiempo de los Etruscos. Las murallas, presentes por doquier, en tantas poblaciones coronadas de torres y restos de fortificaciones, testigos de épocas convulsas y rivalidades históricas.
Y las islas, claro, porque la Toscana posee un archipiélago propio. Algunas célebres como la de Elba, lugar de exilio para Napoleón, o la de Giglio, desgraciadamente conocida por el trágico naufragio del Costa Concordia el 13 de enero de 2012. Sucesos pasados o recientes aparte poseen, como toda la región, vestigios de la influencia y el mecenazgo cultural de los Medici, pero también una diversidad de especies que ha convertido a este archipiélago en el Parque Nacional marino más grande de Europa.
Como curiosidad ¿Sabíais que la famosa isla de Montecristo, que aparece en la novela de Alejandro Dumas, se encuentra aquí? Aunque las visitas a la misma están restringidas. Es necesario un permiso, y tan sólo 1000 personas pueden acceder a ella cada año.
Qué ver y hacer en tu primer viaje a la Toscana
Incluso si ya se ha visitado anteriormente, siempre quedará algo por conocer, descubrir o admirar. Cuando me preguntan, siempre respondo lo mismo: no hay un único viaje a la Toscana pero todos están en ella. Si la pregunta que surge es ¿Cuantos días necesito para conocer la Toscana? mi respuesta es «todos de los que dispongas», aunque en nuestra primera vez fueron dos semanas.
Hay un viaje para los amantes del arte, o para los aficionados a la fotografía, para los apasionados del enoturismo o del slow food – ese movimiento que surgió en Italia y que promueve el placer en la mesa, la sostenibilidad a través de los productos locales, y el conocimiento- y que en Toscana se practica tan bien.
¿Y por qué no un poco de todo?- se preguntará el viajero-. Es una idea perfecta que, además, contentará a todo el mundo si el viaje se hace en compañía.
Los lugares Patrimonio de la UNESCO
Florencia, y su centro histórico, fue el primero de los lugares de la Toscana declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Se dice que la ciudad es un auténtico museo al aire libre y, más allá de lo manido de la frase, es absolutamente cierto.
Si se dispone de tiempo para visitarla durante varios días, los amantes del arte disfrutarán de una de las pinacotecas más importantes del mundo «Le Gallerie degli Uffici». Giotto, Michelangelo, Leonardo, Caravaggio y los grandes maestros de la pintura flamenca- por citar solo algunos- comparten espacio con las esculturas que pertenecieron a los Medici.
Más allá de los imprescindibles en las guías, como la Catedral y su cúpula de Brunelleschi, o la imponente escultura del David de Miguel Angel, es recomendable la visita a alguna de sus iglesias: La Santa Croce o Santa Maria Novella, pero también otras menos conocidas que encierran grandes tesoros , como la del Carmen, en el barrio de Oltrarno (al otro lado del Río Arno) en la que visitar, previa reserva, los imponentes frescos de la Capilla Brancacci.
Para los no iniciados en el mundo del arte, la ciudad ofrece un ambiente bullicioso durante el día- quizá en exceso. Los mercados, el central con sus puestos de frutas y verduras, y el de San Lorenzo para comprar -previo regateo- ropa o bolsos de cuero, siempre son buena opción.
Cuando el sol se pone, Florencia regala uno de los atardeceres más bellos jamás contemplados, sobre el Ponte Vecchio- símbolo de la ciudad. El Ponte della Trinità y el Piazzale Michelangelo son los mejores puntos desde los que inmortalizar el momento.
Siena, eterna rival de Florencia, con la que combatió durante siglos, posee un inmenso patrimonio artístico medieval y gótico. Si debo ser sincera, es mi ciudad favorita en la Toscana, sobre todo por ser poseedora de un carácter propio, seguramente herencia de los siglos durante los que fue una República.
Su división en 17 barrios gremiales, o Contradas, permanece y con ella una de las fiestas más conocidas internacionalmente: Il Palio, la carrera de caballos más peligrosa y emocionante del mundo que tiene lugar en su famosa Piazza del Campo. Si hay un «imprescindible» es visitar esta ciudad un 2 de junio o un 16 de Agosto.
Pisa. Al igual que las anteriores, su Piazza del Duomo, más conocida como Campo dei Miracoli, forma parte del Patrimonio UNESCO. Si no sois unos forofos del arte, la visita es prescindible, y la foto sosteniendo la Torre inclinada evitable.
Descubrir el resto de la ciudad o visitar la cercana Lucca puede ser una alternativa excelente. A medio camino entre Lucca y Florencia, una parada en la ciudad de Vinci, cuna de Leonardo, es de lo más recomendable.
Pienza. Esta pequeña ciudad en la provincia de Siena, está considerada la ciudad ideal según los cánones renacentistas, por el trazado de sus calles, su Catedral o el Palazzo Piccolimini entre otros.
Imprescindible recorrer el paseo de sus murallas, que se asoman a la belleza indescriptible de la Val d’Orcia. Disfrutar de su excelente gastronomía, o comprar el mejor queso pecorino (de oveja) de la zona, se suman a la lista de imprescindibles.
La Val d’Orcia fue declarada en su conjunto, patrimonio de la UNESCO en el 2004 por la belleza de sus paisajes, que inspiró a tantos artistas desde la Edad media.
Desde Montepulciano a Montalcino, visitando Pienza y San Quirico d’Orcia, las suaves colinas por las que se conoce a la Toscana, se encuentran en realidad aquí. Este valle único merece mucho más que una visita fugaz en un primer viaje a Toscana. Recorrerlo en primavera es una experiencia única y un regalo para la vista. Pero si el tiempo es muy limitado no descartéis regresar. Nosotros lo hicimos, tal como os contamos en nuestro roadtrip.
Menos visitadas quizá son poblaciones como Castiglione d’Orcia o Radicofani, cada una con sus respectiva «Rocca» (Fortaleza defensiva) y que, lejos de quedar relegadas a un segundo plano, deberían formar parte de este viaje.
San Gimignano, conocida como la Manhattan medieval por sus altísimas torres (72, de las que se conservan 13) Es un (im)prescindible por la afluencia de turismo masiva, aunque su Catedral y su pinacoteca contienen obras maestras de Ghirlandaio, Pinturicchio o Filippino Lippi.
Las Villas y jardines mediceos. Las villas que, en el entorno rural de Florencia, fueron propiedad de la familia Medici, entre los siglos XV y XVII, han sido la última incorporación al listado UNESCO. Merece la pena la visita a alguno de los 14 lugares, entre villas y jardines, que la conforman, como la Villa de Fiesole o la Villa Demidoff (o Parque de Pratolino) con sus imponentes fuentes y esculturas.
Viaje a la Toscana: vive experiencias únicas (y de propina, un consejo)
Una cata de vino en el Chianti, recorriendo la carretera regional 222, acompañando una de las mejores «bistecas fiorentinas» en Panzano in Chianti, o descubrir denominaciones como el vino Nobile de Montepulciano, el Brunello de Montalcino y el Vernaccia de San Gimignano.
Un baño en las termas naturales de Bagni San Filippo y su famosa «ballena blanca» o las más espectaculares «Cascate» de Saturnia (Provincia de Grosseto) ambas al aire libre y gratuitas.
Contemplar un cielo estrellado como pocas veces habréis visto, salpicado de luciérnagas, alojados en coquetos agroturismos o casas rurales, para todos los gustos y bolsillos, mejor cuanto más pequeño y menos conocido el pueblo.
Recorrer la Toscana es deslizarse entre las ondulantes colinas, entre viñedos y cipreses. Es perderse entre las curvas imposibles de las carreteras locales y parar en cualquier lugar. Porque cada rincón, cada colina coronada por hermosos casolares , entre el trigo, la vid o los olivos, merecen una parte de nuestro tiempo.
Huid de los imprescindibles y escoged los vuestros propios. Probad a olvidaros del reloj y nunca os aflijáis porque, por muchas veces que regreséis, siempre os quedará esa sensación de que faltó tiempo, que quedó algo pendiente, por ver o hacer.
Sólo un consejo, que no pretende serlo: «Recordad que es en el camino, en el descubrimiento, dónde encontraréis la verdadera esencia de vuestro viaje a la Toscana»
PD: si después de leer este post aún te quedan dudas sobre cómo organizar tu primer viaje a la Toscana, te invito a dejar un comentario e intentaré resolverlas. ¡Buon viaggio!
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