¿Una escapada al Perigord? Reguauuuu.
Ya era hora. Desde hace un año, con la excepción de una visita a Madrid, mi familia humana no me había llevado de viaje. Y tratándose de Francia ya tengo claro que la diversión está asegurada. Recorrer pueblitos, caminar junto a un río enoooorme (el Dordoña, o Dordogne como dicen por allí) y comer todos juntos en algún restaurante es un auténtico perriplanazo.
El Departamento del Perigord es parte de la región de Nueva Aquitania y, como seguro que habréis leído en un montón de blogs, se divide en 4: Perigord blanco, Perigord verde, Perigord púrpura y Perigord negro. Este último es el más visitado y es precisamente donde hemos estado nosotros. Así que no voy a contaros mucho más sobre este asunto y si sobre los sitios que hemos podido conocer (y sobre los que no, pero que tenemos anotados para otra ocasión)
Al ser temporada baja algunos lugares de interés están cerrados al público y hay actividades que no se pueden hacer (como los famosos paseos en gabarra por el río) pero la ventaja es que se puede aparcar sin problemas en todos los pueblos y dar grandes paseos sin apenas gente. Aún así, decidimos alojarnos en Sarlat, capital del Perigord negro, y disfrutar del ambiente navideño y su mercadillo que, al contrario de lo que sucede en el norte de Francia, permanece abierto hasta el 31 de diciembre.
De cualquier forma, aunque puedes entrar en un montón de castillos, museos y hasta cuevas con tus humanos, lo que más me ha gustado de este viaje ha sido visitar pueblos y dar grandes paseos. Ayyy ese río… ¡Si me llegan a soltar!
Sarlat: el corazón del Perigord negro
Aquí es donde nos hemos alojado en nuestra escapada de 4 días, en un pequeño apartamento en el que he estado como un rey (por algo soy el rey de la casa). Es uno de los lugares más turísticos de la zona, lleno de restaurantes y tiendas de souvenirs, pero aun así hay que reconocer que es una maravilla. De hecho tiene la mayor densidad de monumentos y edificios protegidos (65 en total) Así que sus calles, restauradas gracias a la llamada ley de Malraux de 1964, son un auténtico museo al aire libre y han sido escenario de rodajes cinematográficos como «Juana de Arco» de Luc Besson. Todo esto me lo han contado mis humanos, que además se han puesto morados a sacar fotos ¡ Yo creo que hasta he salido favorecido en Instagram!
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Esa foto está hecha en el famoso monumento a las ocas. Si no lo sabéis, el foie es uno de los productos más famosos de la zona, donde hay muchísimas granjas de ocas. Que queréis que os diga… me parece un poco cruel matar a los animalitos y luego hacerles un monumento. Mis humanos dicen que tengo razón, pero que es una exquisitez.
Esta ciudad es muy instagrameable, para que os voy a decir otra cosa. Y más en Navidad. Algunas de las «maisons» más bonitas de la ciudad, como La Boétie, que perteneció a una de las familias nobles de Sarlat y donde nació el poeta y escritor humanista Etienne de La Boétie, amigo y discípulo de Mointagne, tienen una decoración impresionante ¡Hasta osos de peluche en su fachada!
Otra Maison, la de Gisson, es posible visitarla ¡también con perro! y en el antiguo obispado (Ancien évêché) o antiguo teatro, pues parece que entre los habitantes de Sarlat hubo cierta división para escoger el nombre del que es actualmente un centro cultural en la rue Tourny, pudimos ver una original exposición de esculturas, fotografías y montajes audiovisuales ¡la verdad que yo no quería entrar, pues me asusté un poco! Hasta había un piano de cola en el escenario, y lo podía tocar cualquiera (que supiera, claro, jeje)
Si os interesa saber mucho más sobre Sarlat, sus monumentos, mercadillos y acontecimientos culturales, lo mejor es que visitéis la web de turismo, seguro que encontráis grandes planes.
El Valle del Dordoña
Bañados por este enorme río, el Dordoña, encontraréis no solo son los pueblos más bonitos del Perigord sino de los más bonitos de Francia, que se incluyen en la famosa denominación «les plus beaux villages de France». Algunos son tan pequeños que no superan los 400 habitantes, pero han sabido conservar su patrimonio y su esencia. En verano, muchos de ellos bullen de actividad, festivales y visitantes pero en invierno es posible que no os cruzéis con absolutamente nadie por sus calles. Por mi no hay problema, ¡eh!, así puedo olisquear a mis anchas.
Nos hubiese gustado visitar muchos más, pero al menos todos estos vamos a recomendaros.
La Roque Gageac
Este pueblo encaramado en una acantilado sobre el río es tan bonito como misterioso. Dicen que tan solo lo superan Le Mont saint Michel y Rocamadour ¡Y yo he estado también en esos dos sitios!
Había una niebla tan espesa que no se veía nada de nada. Los restaurantes frente al río cerrados y las calles desiertas, apenas un par de coches que llegaron al mismo tiempo que nosotros ¿Y este es uno de los lugares más visitados de Francia? Aun así dimos un paseo junto al río, el Dordoña como ya os había dicho, subimos por las callejuelas empinadas y seguimos las indicaciones de la ruta panorámica. En días claros las vistas deben ser reguau.
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Por el camino nos encontramos un castillo maravilloso ¡Y se alquila! Ya me gustaría a mi, ya…
Aunque os parezca increíble, en la Edad Media esta localidad tenía muchísimos más habitantes que hoy en día, hasta 1500, que vivían de la actividad portuaria. Impresiona mirar hacia arriba desde la orilla del Dordoña y descubrir las antiguas fortificaciones pero es que, desde tiempos muuy antiguos, las invasiones y guerras (me dicen que una duró más de 100 años) eran un «no parar». Ya imagino las embarcaciones vikingas navegando por el río… y si alguna vez vuelvo en verano (dice mi dueña que si) un paseo en gabarra no me lo quita nadie.
Castelnaud la Chapelle
Como os imaginaréis, otro castillo más. Aparcamos en la parte baja del pueblo (gratis), junto a una «boulangerie» que olía de maravilla. Antes de subir (mira que hemos subido cuestas en este viaje, eh) fuimos a tomar un café a un restaurante vasco, la Tournepique ¡Ay que calentito se estaba! con el frío y la niebla que no nos dejó ni un momento en todo el día. Los dueños eran de Ainhoa, un precioso pueblo del País Vasco francés ¡Que también conozco!
Para variar, casi todo estaba cerrado, excepto la tienda de souvenirs del castillo. Precisamente el Castillo de Castelnaud abre 365 días al año, es dogfriendly y ofrece muchas actividades, especialmente para los niños. Construido en el S.XII, contiene una importante colección de armaduras y armas. Fue escenario de batallas y asedios, primero en la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a ingleses y franceses, y después en las Guerras de Religión. Permaneció abandonado durante mucho tiempo y en 1966 fue declarado Monumento Histórico. Las vistas desde allí deben ser de lo mejorcito pero, con la niebla espesísima que había, mejor lo dejamos para otra ocasión.
Se puede comprar una entrada conjunta para visitar los Jardines de Marqueyssac, que están en Vezac, muy cerquita de allí, pero imposible visitarlos con la niebla ¡Que mala suerte! ya que también somos bien recibidos (con correa, claro está) Dice mi dueña que no me preocupe, que ya volveremos.
Beynac et Cazenac
Este es, al igual que los anteriores, uno de los pueblos más bonitos del Perigord. Bueno, en realidad son 2, Beynac y Cazenac, unidos desde el año 1827. De verdad que este pueblo es precioso.
Nos dimos un buen paseo hasta el castillo y la Iglesia. Tan emocionados estábamos que subimos por la Rue de la Balme, donde por cierto está la oficina de turismo, y al bajar cambiamos el recorrido y nos encontramos en la orilla del río totalmente desubicados ¡Vaya cabeza la nuestra! Lo que íbamos buscando era un restaurante por el que habíamos pasado, y que estaba entre las recomendaciones de nuestros caseros en Sarlat, «La Petit Tonelle».
Tenéis que llevar a vuestros humanos a comer a este restaurante, seguro que también son bien recibidos, porque los peludos somos clientes VIP. En la mesa de al lado había una preciosa dálmata y el dueño del local me hizo mil carantoñas.
Muy cerca de aquí hay infinidad de pueblos preciosos pero el invierno es lo que tiene, pocas horas de luz, aunque lo que más nos fastidió fue la niebla… grrrrrrr. Nos hubiese gustado visitar Saint Cyprien o Domme (con sus famosas grutas, en las que puedes acompañar a tus humanos) que quedaban muy cerca también. Y ¿sabéis lo peor? cuando regresamos a Sarlat a media tarde ¡lucía el sol!
El valle del Vézère
Al norte de Sarlat se encuentra este valle, famoso por sus yacimientos y cuevas, con un buen número de pueblos clasificados como los más bonitos de Francia. Muy diferentes a los del valle del Dordoña (aquí subimos menos cuestas jeje) ¡No os los perdáis!
Saint Amand de Coly
Wow- decían mis humanos- Reguau- pensé yo- nada más aparcar en el espacio habilitado junto a la carretera, ya que el acceso al pueblo está restringido a los coches. Desde allí el pueblo parece una auténtica postal.
La Abadía fortificada- dicen que la más importante del Perigord- es sencillamente impresionante. Pero, si queréis que os diga la verdad, lo que me gustó fueron las casitas preciosas, con enormes patios en los que correr y jugar, no me importaría nada vivir en una de ellas.
La Abadía, por cierto, está en rehabilitación y no pudimos visitarla. Además, como nos ha ocurrido un sinfín de veces en este viaje, la oficina de turismo estaba cerrada y no había un alma en las calles. Aun así mereció la pena recorrer el pueblo, acercarse hasta el antiguo hospital, construido a partir de 1381 para atender a los peregrinos, o ver los palomares ¿Sabíais que los huevos de paloma eran muy apreciados y que la carne de estos animales era una de las pocas fuentes de proteínas para la población durante la Edad Media? Aunque estos edificios, construidos ex profeso, pertenecían a las clases altas. Dice mi dueña que la primera vez que vio estas construcciones fue en la isla griega de Tinos, y que sobre ello ya os hablará en otra ocasión.
Con todo cerrado, vuelta al coche y a seguir ruta.
Montignac
Todo el mundo visita Montignac para conocer las famosas cuevas de Lascaux (aunque en realidad se visita una réplica) En estas yo no puedo entrar, pero si sois peques y os pueden llevar en una mochilita no tendréis problema.
Tuvimos suerte al aparcar cerca de la Plaza de la Iglesia porque era gratis durante unas horas. En verano, con tantos turistas, es mejor dejarlo en alguno de los parkings gratuitos aunque estén un poco más alejados del centro. Desde esa plaza podréis recorrer el casco antiguo, con calles muuuy estrechas dedicadas a los antiguos gremios.
Al otro lado del río está la oficina de turismo y una iglesia que pueden visitar vuestros humanos, la de St George de Prieuré. A mi lo que me gusta es el río, ya lo sabéis.
Saint Léon Sur Vézerè
Este pueblo es pequeñísimo y una iglesia románica que aparece en todas las fotos pero además tiene un enorme parque junto al río, así que me dan mucha envidia los peludos de este pueblo porque ya quisiera yo tener uno así cerca de mi casa.
Por lo demás, en temporada baja, solo había un restaurante abierto ¡con el cartel de completo! Hora de comer y ni un triste bocado… San Google nos daba información cada vez más desalentadora sobre los pueblos de alrededor…300 habitantes, 400 habitantes y cero lugares para comer.
Opción B: dirigirnos a Les Ezyes, que era un lugar muy chulo por el que pasamos en nuestro viaje de casa a Sarlat. Si queréis saber mucho sobre la prehistoria tenéis que venir aquí. Las edificaciones trogloditas son una pasada, medio casas, medio cuevas. Y si de cuevas se trata, en la Grotte du Grand Roc podéis realizar la visita con toda la familia, humana y perruna.
En Saint Léon también se encuentra el pueblo troglodita de Le Conquil y muy cerca, en Peyzac Le Moustier, la fortaleza de La Roque Saint Cristophe donde también somos bien recibidos.
Por el camino descubrimos la Casa Fuerte de Reignac (La Maison Forte de Reignac) pero lo primero era llenar el estómago, y tampoco nos queda claro que la visita sea dogfriendly.
Por cierto, que sepáis que al llegar a Les Ezyes encontramos una cafetería abierta y llena de gente pero no nos quisieron dar de comer (cocina cerrada) ¿Ni un triste bocadillo? Grrrr. Nota de mi humana: acordarse de que en Francia se come pronto y que siempre hay que llevar la mochila de las provisiones en el coche ¡Que parecemos nuevos! Con hambre, ni fotos hicimos.
Iba a contaros lo que hicimos al día siguiente, en nuestro último día en el Perigord. Fue una excursión chulísima desde Sarlat, incluso con sorpresas por el camino, pero eso lo dejo para otro post. Ahora voy a echarme una siestecita ¡Lametones para todos!
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