Ur Mara Museo, en la localidad guipuzcoana de Alkiza, es un espacio único, multidisciplinar, donde el arte se funde con la naturaleza sin invadirla. Llamar museo a Ur Mara es, desde luego, quedarse cortos, así que voy a intentar explicaros de qué va todo esto. Os aseguro que la visita me sorprendió y que no fue, para nada, aquello que esperaba encontrar.
Ur Mara: un proyecto de Koldobika Jauregi
Este artista polifacético, como el mismo se define, cuyas obras se han expuesto en museos como el Guggenheim o el Würth, proyectó Ur Mara a partir de su experiencia en el museo alemán Insel Hombroich donde participó, junto con su mujer Elena Cajaraville, durante varios años, en el proyecto «Arte paralelo a la naturaleza».
En 1990 recibe la beca Zabalaga, instaurada por Eduardo Chillida. Sin embargo, Jauregi no se considera un discípulo del gran escultor vasco, y desarrolla su obra al margen de cualquier corriente, bebiendo de aquí y de allá, desde la imaginería religiosa tradicional y el arte figurativo a los oficios tradicionales del ambiente rural vasco.
Actualmente, el museo lo gestiona la Asociación Cultural Ur Mara, que organiza un sinfín de actividades en este espacio único: conciertos, exposiciones, talleres o encuentros literarios que muchas veces acaban en comidas de hermandad. ¡Estad atentos a su agenda!
El bosque: un espacio privado de uso público
Así lo define el propio Jauregi. Cualquiera puede disfrutar de este enorme bosque, rodeado de hayas, robles, castaños o fresnos, que sirven de sala expositiva a las esculturas de gran formato, talladas sobre bloques de mármol.
La única premisa: el respeto. Esto, que resultaría tan obvio, por desgracia no siempre se cumple y en ocasiones sufren actos de vandalismo o hay quien decide dejar su basura en el bosque de Ur Mara.
No esperéis encontrar jardines ni parterres. Aquí la naturaleza se abre paso y la única cuadrilla de jardinería son unos simpáticos burros que se ocupan de tener los caminos despejados. Esta es una idea y una experiencia importada de Normandía. Pero, además de su «trabajo» como jardineros, estos inteligentes animalitos colaboran en otra de las actividades que se organizan en Ur Mara: la fabricación de papel artesanal.
Os lo explico (a mi también me sorprendió, no vayáis a creer). Los burros no digieren la celulosa de las plantas, así que la expulsan en sus excrementos, y a partir de estos se puede elaborar papel. Además, se cultivan distintas plantas paperíferas, como la del papel arroz.
Este bosque inmenso esconde rincones insospechados y sorprendentes que merece la pena descubrir: auditorios, espacios expositivos, una mina de cal, y algo más, como…
El espacio Thoreau
¿Te imaginas vivir la experiencia de Henry David Thoreau en el bosque de Walden? No hace falta que construyas tu propia cabaña de madera, tal como hizo el autor estadounidense en 1845. En su obra «Walden, la vida en los bosques» relata su experiencia viviendo durante dos años, dos meses y dos días, en la cabaña que él mismo construyó junto al Lago Walden (Concord, Massachusetts)
Inspirados por la obra de Thoreau, Koldobika y su mujer construyeron su propia cabaña, en este «Espacio Thoreau» en la que vivieron durante un tiempo. Ni que decir tiene que no hay agua corriente ni electricidad. Si, aunque no sea durante 2 años, quieres vivir la experiencia de pernoctar aquí no tienes mas que solicitarlo.
El invernadero
Entre las plantas que cuelgan alegres y caprichosas (tal como crecieron, nadie las puso allí) este espacio contiene obras de lo más diversas, que van cambiando de manera temporal: pinturas, esculturas o ilustraciones. Aunque este año, con la pandemia – ¿Sois conscientes de lo que pensaremos dentro de un tiempo cuando leamos este post?- no ha habido demasiados cambios expositivos. Además dispone de un pequeño escenario para conciertos de formato reducido.
El auditorio
Junto a una antigua mina de cal, en un espacio circular y mágico, se celebran la mayoría de los conciertos al aire libre en Ur Mara, en el mejor «patio de butacas» y, si me apuras, hasta palco. ¡No olvides hacer tu reserva!
Ur Mara: un ejemplo de sostenibilidad
Quizá debí escribir Sostenibilidad, en mayúsculas. Nada que ver con propuestas y hastags convertidos en trending topic por arte de birli birloque, o más bien por el patrocinio de grandes corporaciones.
Ya os he hablado de como la naturaleza se abre paso en Ur Mara, y de su particular cuadrilla de jardineros (bueno, en realidad creo que son jardineras), de sus talleres sobre fabricación de papel y otras actividades en las que se procura usar utillaje reutilizable. También os cuento que cuando se necesitan objetos de un solo uso estos siempre son compostables, por ejemplo el menaje y cubiertos en sus eventos y comidas.
Y no puedo olvidarme de que esta visita es totalmente dogfriendly (apuntada queda para regresar con Toby). De hecho, tuvimos un guía de excepción, Elorri.
Visitar Ur Mara: datos prácticos
Si quieres hacer una visita guiada a este particular museo, contacta por teléfono (+34 609 46 59 42) o email (mail@urmara.com)
Hay que decir que el acceso es gratuito y tan solo se paga por la visita guiada.
Para llegar hasta aquí puedes hacerlo en coche. El desvío a Ur Mara está señalizado en la carretera que va de Asteasu a Alkiza, en el corazón de la comarca de Tolosaldea, en Guipuzcoa.
Qué ver en Alkiza
Puedes aprovechar el día de la visita al museo para conocer la pequeña localidad de Alkiza, a los pies del monte Hernio. En su plaza se encuentra la Iglesia de san Martín, la casa Rural y la casa Mendietxea. También puedes visitar el centro de interpretación de la naturaleza Fagus Alkiza (importante llamar previamente) y tomar algo en el bar-restaurante «Ostatu Jatetxea» en los soportales del Ayuntamiento.
Comer cerca de Ur Mara
Una buena opción, en realidad una excelente opción, es disfrutar de la experiencia de comer un menú de sidrería en Aburuza Sagardotegia, en la cercana localidad de Aduna. Nosotros tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano todo el proceso de elaboración de la sidra, visitando sus instalaciones y haciendo una cata.
Conocer Ur Mara museo y la comarca de Tolosaldea ha sido todo un descubrimiento. Este corazón verde, en la Gipuzkoa más desconocida, ofrece naturaleza, arte, planes en familia y una gastronomía que mima el producto local y a sus productores ¡merece la pena conocerlos!
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