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Varenna Lago di Como: cuando quise ser como Rick Steves

«Varenna, Lago di Como, un rincón del paraiso teñido de azul. Una perla entre el lago y las montañas, arrullada por el viento y besada por el sol. Un lugar en los límites del tiempo…»

Palabra de Rick Steves… En realidad,  la descripción es perfecta y el reclamo publicitario para Varenna, inmejorable. Son miles los seguidores de este escritor y periodista norteamericano, convertido en «gurú» de los viajes, que ha descubierto al nuevo continente la belleza, historia, cultura y riqueza gastronómica de la vieja Europa.

Varenna Lago di Como
Panorámica de Varenna Lago di Como

Me preguntaba si cuando una pasión se convierte en trabajo deja de ser precisamente eso, pasión. Pero en este momento, cuando el verano declina y la vuelta a las obligaciones laborales se hace inevitable, me cuesta aceptar que este supuesto sea posible ¡Que maravilloso sacrificio tener que preparar las maletas, siempre de un lado a otro, para llegar a los lugares que cualquier mortal desearía alcanzar al menos una vez en su vida!. Entiendo perfectamente la atracción que el Viejo Continente ejerce sobre el Nuevo, pues la historia de sus gentes, de sus pueblos y ciudades, de los muros que se alzan sobre otros  ya derruidos, del suelo por el que hoy caminamos y que ayer fue tierra teñida de sangre por las batallas de todos los tiempos, también nos apasionan a aquellos que habitamos en él.

Pero, al menos por unos días, me he sentido como Rick Steves. Aunque, sincera y afortunadamente para mí, la belleza del Lago di Como se encuentra a poco más de dos horas en un vuelo low cost. Varenna es probablemente el pueblo más bello en este ramo del lago, el que corresponde a la provincia de Lecco. Contemplarlo desde el agua es un privilegio mayor: inmerso en el verde de la montaña, que parece engullir sus casitas de postal, las fachadas, en ocre y amarillo, rosadas o magenta, se tornan en un rojo granate algunas más… parecen dispuestas como en un cuadro, con una composición propia, igual que en las acuarelas que se venden en las galerías de arte cercanas al muelle. Y más arriba, en lo más alto de la montaña, el Castello di Vezio se erige como fortaleza que vigila el lago y protege a Varenna.

Varenna Lago di Como

Ya en tierra, desde el embarcadero, se puede bordear el lago por el «paseo de los enamorados», donde todas las noches alguna pareja contempla la imagen de la luna sobre el agua, mientras al fondo, como un  telón en tan perfecto decorado, las luces del vecino Mennaggio nos devuelven también su reflejo. Antes de subir por las empinadas escaleras de la Contrada del’arco es posible detenerse en un banco y escuchar el murmullo del agua, apenas interrumpido por las voces de las animadas terrazas vecinas. Es el de Varenna un turismo tranquilo, nada masificado – prueba de ello es que apenas hay alguna tienda de souvenirs – que permite disfrutar de una paz inmensa durante la noche y de las visitas en familia durante el día, de la algarabía de los niños en la «playa», tomar un aperitivo en el bar de la plaza,»Al Barilott», lugar de encuentro habitual de los «varennesi» y para los visitantes por su «internet point». Claudia me aconseja entre un Pinot o un Sauvignon del Véneto, y elijo este último; nos cuenta que su hijo adolescente es un gran admirador de la selección española de fútbol… resulta tan fácil entablar conversación en cualquiera de los pequeños y hermosos pueblos de Italia.

Varenna Lago di Como

En Varenna me sorprenden los horarios comerciales, mucho más europeos, parecidos a los de la vecina Suiza, aunque también es cierto que lo restaurantes frente al lago permanecen abiertos hasta muy tarde y es posible tomar algo casi a cualquier hora. Pero tengo que hacer un esfuerzo y no despistarme para poder comprar pan y alguna otra cosa en «la bottega», la única y pequeñísima tienda de alimentación que hay, donde todas las mañanas coincido casi con las mismas personas.

No se si Rick Steves gozaría de su compañía o si compartiría la barra del bar, quizá tan solo haya sido un visitante ocasional, como tantos que acuden a pasar una jornada en éste u otros pueblos del lago; quizá disfrutase de la gastronomía local, quizá en ese restaurante donde cada noche los camareros con pajarita servían excelentes botellas de vino en la terraza acristalada, o en aquellos junto al puerto cuya especilidad es el pescado del lago. Confieso que no me atrae el lucio o la perca y que me he vuelto adicta a la pizza con bresaola y rúcula, y prefiero un filete a la milanesa, en la terraza agradable y una pizca decadente del Albergo, donde el camarero flirtea descaradamente con una rubísima huésped del hotel

Varenna Lago di Como
Restaurante en Varenna

Descubro el tinglado empresarial del señor Steves:  guías y libros, audioguías para Ipod, viajes organizados y hasta maletas… todo disponible y a la venta on-line. No es esta faceta la que envidio, sólo la de llegar a tantos lugares de este amado Continente. Por el momento, «la perla del lago» ya  está a mi alcance.

PD: este post fue publicado originalmente el 18 de septiembre de 2010 en mi antiguo blog «De viajes y libros». Como recomendación final, añadir que es un destino perfecto si lo combinas con una visita a Milán y Bérgamo.

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