‘Lo sentimos señorita, pero su equipaje de mano no cumple con las medidas establecidas por la compañía’
Pánico. Terror. Empiezas a sudar delante de la puerta de embarque porque sabes que te has pasado metiendo cosas en el equipaje (Evidentemente el gato, las cenizas de tu abuela y el palo selfie sobraban), parece que tu maleta esté a punto de parir gemelos y ahora te toca sacar a pasear la Visa para pagar la penalización.
Esto es, en resumidas cuentas, la pesadilla más temida por todo viajero. Esto del Low-Cost está muy bien, pero cuando sabes que eres incapaz de viajar sin llevarte la casa a cuestas, digamos que la cosa se complica. Para colmo, el año pasado la IATA (International Air Transport Association) propuso reducir aún más las medidas estipuladas para el equipaje de cabina… por suerte es un tema que aún está en stand-by.
Pero no os preocupéis, ¡No hay nada que no se pueda resolver! Eso si, no juguéis a la ruleta rusa: Sabemos que raramente controlan medidas y peso de todas y cada una de las maletas, pero Murphy es caprichoso y si, cuando menos os lo esperéis os tocará justo a vosotros.
Primero, tenemos que asegurarnos de que nuestra maleta cumpla con los estándares establecidos. Cada compañía tiene el suyo y generalmente pueden varias de algunos centímetros o algún Kilo. A continuación os dejamos un gráfico con las medidas de las principales aerolíneas low-cost:
Una vez que tenemos nuestra maleta reglamentaria hay que preguntarse algunas cosas básicas:
¿Cuántos días voy a estar fuera? ¿Voy a hotel o apartamento? ¿Soy capaz de sobrevivir llevándome lo justo?
Por experiencia personal he llegado a viajar durante una semana con una maleta de mano sin problema. El verano pasado estuve 2 semanas en Finlandia, llevé una maleta en cabina y otra facturada y al final la mitad de las cosas ni las usé… Además, facturar equipaje sube el precio del billete, con lo que si queremos centrarnos en el ahorro tendremos que arreglarnos con el equipaje de mano.
Muchos hoteles tienen servicio de lavandería, normalmente de pago, por lo que si nos alojamos en apartamento siempre tendremos más libertad de lavar nuestra ropa, evitando tener que llevar un outfit para cada día de la semana.
Aseguraos de llevar suficientes cambios de ropa interior y productos básicos de higiene: Y aquí ojo, porque la normativa no permite llevar líquidos de más de 100ml en cabina. Y todos sabemos que los geles, champús, desodorantes… tamaño ‘mini’, por alguna extraña razón cuestan el doble por lo que tenemos 2 opciones: Comprar envases vacíos de 100ml y rellenarlos en casa o comprarlos directamente en el lugar de destino (Cuesta 5 minutos andar al supermercado más cercano y comprar los productos que vayamos a usar durante nuestra estancia), ganando así espacio en la maleta. Lo mismo para cremas, maquillaje… son productos algo más costosos como para comprarlos para una semana, por lo que os aconsejo comprobar que respetan las medidas.
Te vas de vacaciones, no a desfilar en la pasarela de Milán: Este punto me divierte muchísimo, puesto que el año pasado me pasó algo muy curioso. Estuve 5 días en Mykonos en Septiembre con mi novio. Como no está demasiado acostumbrado a viajar, le expliqué bien las normas del equipaje, objetos prohibidos etc. y le dejé en santa paz que hiciera su maleta, mientras yo hacía la mía. Cuando nos encontramos en el tren para ir al aeropuerto y vi su equipaje la perplejidad se apoderó de mi: parecía que su maleta se hubiera ido de cena al All-you-can-eat de los chinos y estuviera a punto de explotar. En el aeropuerto nos dejaron pasar porque para hacer más emocionante el viaje llegamos al Gate en Last Call (Todo esto a las 5 de la mañana después de haber dormido… ¿3 horas? Por los suelos del aeropuerto) y por no retrasar más el vuelo ni miraron las maletas (A veces los milagros existen. ¡Gracias, Superman! -Cit ‘Los Simpsons’). Al llegar al apartamento y abrir la maleta empecé a contar: 3 camisas, 4 camisetas, 3 pares de pantalones, 2 pares de zapatos, 2 chaquetas, chanclas, toalla de playa, ordenador… ¿eeeehhhhh? He decidido que este año la maleta se la hago yo, porque si no, estamos apañaos. Terminada la anécdota resumo:
Si vas a la playa, chanclas y toalla pueden ocupar mucho espacio en al maleta. Merece la pena viajar sin ellas y comprarlas en el primer chiringuito que encuentres. Al final de tu estancia regálaselas a algún alma caritativa que acabe de llegar al aeropuerto y esté desprovisto.
Intenta reducir la cantidad de prendas: Mejor llevar pocas prendas en colores neutros, algunas lisas y otras estampadas que combinen entre si. Recuerda que la comodidad y versatilidad prevalecen siempre.
Tema zapatos: Intentar llevar solo un par, y si es mission imposssible al menos que sean ligeros: Unas sandalias, converse de tela que se puedan plegar… Si vamos a una zona de nieve/montaña, viajar en el avión con el calzado que haga más bulto (Botas altas o botas de monte). Aprovechad el hueco dentro de los zapatos para meter los calcetines.
Para las chaquetas: Es mejor vestirse a capas. En el avión la temperatura suele ser bastante fresca. Podéis llevar una chaqueta ligera o una sudadera y una chaqueta o abrigo. Podéis llevarla en la mano y ahorrar espacio en la maleta.
Un truco para ahorrar espacio es hacer ‘rollitos’ con las camisetas y pantalones, ocuparán mucho menos espacio.
Otra cosa que descubrí hace algún tiempo es que venden unas bolsas de plástico para envasar al vacío. ¡Ni os hacéis a la idea de cuanto espacio se puede ahorrar!
Algunas aerolíneas permiten además de la maleta de cabina un pequeño bolso de mano o una bolsa para ordenador o cámara: Podéis aprovechar ese espacio para meter algo más (He hecho muchísimos vuelos en los que metía el neceser dentro del bolso de mano)… ¡Aseguraos solo de que la compañía con la que viajareis lo permite!
Espero que estos consejos os ayuden a eliminar la fobia de la azafata de tierra y que podáis viajar más cómodos la próxima vez. ¡Buen viaje!
Deja un comentario